Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Tres fueron las escuelas de nivel primario del Departamento Colón que retornaron a las aulas la última semana, luego de siete meses de conexión virtual en las comunidades educativas que conforman docentes y directivos junto a los alumnos y sus familias. No se trató de una vuelta más a clases, sino a un sistema bimodal en el cual los tutores decidían entre que los chicos asistieran a los establecimientos o dieran continuidad al vínculo virtual con sus docentes y compañeros, previa reunión informativa y firma de un acta de consentimiento en caso de autorizar la concurrencia.

Todo ello, en el marco de un estricto protocolo sanitario elaborado ante la pandemia de Covid-19, basado en limpieza, desinfección y distanciamiento social -tanto en aulas como en sanitarios y patios-, de acuerdo a lo estipulado en una resolución del Consejo General de Educación de Entre Ríos, capacitaciones y folletería informativa distribuida. Utilizando protectores faciales y/o tapabocas como primera medida, alumnos y docentes no pueden compartir elementos particulares y deben reiterar hábitos de higiene personal, en un contexto de ambientes constantemente ventilados y en el que personas ajenas a las instituciones educativas no pueden ingresar a sus edificios.

En caso de que una persona presente síntomas compatibles con el virus en el transcurso de la jornada, cada escuela debe contar con una sala de aislamiento preventivo en sus instalaciones, hasta tanto se retire del lugar con todos los recaudos necesarios.
Una por una
La Escuela Nº 81 “Fray Mamerto Esquiu” de Colonia San Huberto fue la primera en retornar a la presencialidad, el día lunes. “Tengo seis alumnos, pero asisten solo cuatro porque en esta instancia el nivel inicial no está contemplado para dar comienzo”, dice la docente y directora Miriam Befart, personal único del establecimiento.

“Nos visitaron autoridades de la Dirección Departamental de Escuelas y una licenciada en Enfermería, quien brindó una charla a padres y niños sobre los cuidados y el cumplimiento del protocolo vigente” y distingue que “las niñas cumplen con la distancia y el uso de tapabocas sin inconvenientes, ya que su comportamiento es muy bueno”.

El martes siguiente fue el turno de la Escuela Nº 80 “General Francisco Ramírez” de Colonia La Suiza. “Son ocho alumnos, de los cuales asisten cinco: uno no va por ser del grupo de riesgo y por ende su hermana tampoco, y otro por decisión de sus papás”, detalla Marta Jesús, también personal único.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
“Los chicos están respondiendo bien y se adaptaron a todo el protocolo, pero con el correr de los días noto que empieza a costar un poco más el tema de mantener la distancia entre ellos, entonces es necesario volver a charlarlo una y otra vez”, confía.

Finalmente, el jueves lo hizo la Escuela Nº 64 “Don Héctor de Elía” de Colonia Villa Elisa. “Contamos con 21 alumnos en el nivel primario, de los cuales cuatro no están asistiendo por determinación de la familia y uno porque es de riesgo”, cuenta Evangelina Follonier, docente y directora.

“Si bien llevamos menos tiempo que el resto de las escuelas, porque comenzamos recién el jueves pasado, los chicos se comportaron muy bien y nosotros les recordamos de manera continua el protocolo”.
Conectarse desde el campo
La falta de acceso óptimo a Internet en el ámbito rural se convirtió, simultáneamente, en una dificultad y un desafío para desarrollar las clases virtuales en tiempos de Coronavirus.

“El trabajo a distancia fue difícil, porque de mis alumnos no todos tienen acceso a Internet”. Ante esa dificultad, “como directora y docente les entregaba a las mamis las actividades impresas y las retiraban en días y horarios acordados, siempre cumpliendo con el protocolo sanitario”, responden desde la escuela de San Huberto.

Desde allí, no encuentran aspecto positivo para rescatar de la virtualidad: “En mi caso particular, no rescataría ningún aspecto virtual como herramienta pedagógica. En el ámbito rural, donde desarrollo mis clases, estaría en condiciones de desarrollar solamente clases presenciales”.

¿Qué ocurrió en el caso de La Suiza? “Trabajar a distancia fue bastante complicado, en principio por el tema de la conectividad. Los chicos se manejaban a través de celulares y con los datos (de Internet) que tenían, o sea que muchas veces no recibían el material porque no tenían crédito, al haber un mismo teléfono familiar para más de un chico”.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Con ese panorama, “no sé si rescataría algo del trabajo que hicimos desde la virtualidad porque no fue fácil para los chicos leer en un teléfono y a los papás poder acompañarlos en toda su trayectoria escolar. Video llamadas no se podían hacer, Zoom menos que menos: solamente fotografías y audios a través de WhatsApp”, evalúa su directora.

Y en la escuela de Colonia Villa Elisa “un solo alumno no contaba con ningún tipo de conectividad, entonces le hacía entrega de las actividades a través de fotocopias. Más allá de este caso particular, al ser del ámbito rural no todas las familias tenían conectividad continua, o sea que tampoco podíamos tener encuentros por Zoom”.

Como herramienta pedagógica, “se implementó mucho el uso de material audiovisual y la producción de grabaciones por parte de los chicos, que es una herramienta que dio sus resultados” y, por otra parte, “rescataría la comunicación permanente que teníamos con los papás”, expresa la directora.
Cumplir protocolos, sin maestranza
El cumplimiento de los protocolos de higiene representa una necesidad de recurso humano, tiempo y elementos para llevarlos a cabo, que en muchos casos dejan al descubierto ciertas carencias.

“Recibimos la partida de dinero por parte del Estado provincial para la compra de insumos necesarios para el resguardo del personal y de los alumnos: alcohol en gel, alcohol al 70%, Lavandina, toallas descartables, máscaras, barbijos, entre otros”, enumera la docente Miriam Befart, personal único de la Escuela Nº 81. “En mi caso, fue suficiente”, añade.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Marta Jesús también es personal único en la Escuela Nº 80: “Una mamá se ocupa de la limpieza porque no tenemos personal de maestranza, entonces la Dirección Departamental de Escuelas hizo un acuerdo con la Junta de Gobierno de San Miguel, que es de donde dependemos nosotros, para solventar ese trabajo diario en el edificio”. Anteriormente, “las mamás limpiaban solo los fines de semana”, recuerda.

“Como no tenemos ordenanza en la escuela, despedimos a los chicos media hora antes para hacer el trabajo de desinfección entre los docentes, dejando todo listo para la jornada siguiente”, comenta la directora de la Escuela Nº 64, Evangelina Follonier, acerca de cómo se las arreglan.
Sin comedor escolar
El ámbito de contención social que para muchos chicos representa la escuela, va más allá de la formación académica: también es clave, en ciertos casos, para su alimentación y nutrición.

“Comedor no tenemos, sí refuerzo alimentario”. Ello, en la escuela de Colonia La Suiza donde “se entregan módulos de merienda a los chicos que lo solicitan, mensualmente”. Además, “una vez por semana iba a la escuela y entregaba material impreso, más los cuadernillos de Nación que algunas actividades se pudieron aprovechar”, acota su directora.

“Tenemos comedor, pero está cerrado desde el día que comenzó el aislamiento y a la cocinera la trasladaron a una escuela de la ciudad”, explican desde Colonia Villa Elisa: “Lo que hacemos es repartir bolsones de alimentos secos (no viandas) entre los chicos que lo necesitan”.

En tanto, la escuela de Colonia San Huberto no cuenta con comedor.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario