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El viernes recibieron el alerta roja y el sábado por la mañana ya habían emprendido camino. No había tiempo que perder, el fuego avanzaba sin piedad en varios puntos de la provincia de Córdoba y los bomberos voluntarios entrerrianos –junto a sus pares santafesinos– no dudaron en sumarse a la batalla.

Del grupo de brigadistas formaba parte el sanjosesino Damián Pires, quien este martes a primera hora de la noche –apenas pisó el cuartel– contó a El Entre Ríos detalles de su vivencia profesional y personal.
Incendios en Córdoba: el relato de un bombero entrerriano que combatió el fuego
Fuego, viento y sequía
“Fuimos a Villa de Soto, partido de Cruz del Eje. Algunos días estuvimos en La Cañada, uno de los lugares más complicados, donde se han quemado casas, animales y muchísima superficie”, comenzó diciendo.

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“Sobre ese incendio, los bomberos de ahí nos habían contado que desde la cumbre hasta Villa de Soto hay más o menos 15 km, y el fuego llegó en 25 minutos, con un viento de 50 km/h, llevándose todo por delante. Los aviones no podían volar y no se podía atacar con una manguera, porque no dan los metros desde arriba de la montaña; así que se ataca con herramientas manuales, cuerpo a cuerpo”.

“Nuestro trabajo fue contener el fuego para que no siga avanzando y para que no se reinicie, porque hay vientos de 50 km/h, los días anteriores a nuestra llegada sopló el viento Zonda a 80 km/h. La rotación y los cambios de viento, que suelen darse después del mediodía, lo tornan peligroso. Hay un viento que viene de la ladera, otro desde debajo de la montaña y otro desde el medio, cambiando la dirección del fuego permanentemente. Además, el combustible –que serían los árboles– estaba muy seco y generaba fácil inflamación”.

A lo largo del relato, el viento se presentó como el principal obstáculo a vencer: “Los nuevos focos se generaban permanentemente ya que por el viento volaban brasas encendidas y caían lejos, donde no estaba quemado, generando un foco secundario. Cuando empezaban a humear teníamos que ir a combatirlos, pero antes venían los medios aéreos, aviones a los que ellos llaman ‘pájaros’ y tiraban agua para que podamos acercarnos, por la temperatura. En algunos momentos el fuego llegaba a los 5 o 10 metros, dependiendo del combustible que había”.

“El foco en el que estuvimos trabajando nosotros está contenido, pero sigue teniendo temperatura interna debido a que quedan árboles encendidos en el sector quemado. No se apaga uno por uno porque no se terminaría más, sino que se aplica la técnica de guardia de cenizas, que si se descuida, se puede volver a reactivar”.

“El incendio que estaba complicado ahora es el de Alfa Corral, tiene más de 10 días con actividad permanente y estaba llegando a las viviendas del pueblo”, agrega.

En otro tramo de la conversación, Pires se refirió a lo duro que resultó el trabajo en la montaña, especialmente para quienes no tenían experiencia: “Es muy empinada, un suelo muy inestable con piedra y arena, y había que cargar mochilas y herramientas. Además está el riesgo de las piedras que se van soltando y vienen cayendo y los troncos que se van quemando, se quiebran y caen montaña abajo”.

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Con sangre cordobesa
Reflexionando sobre lo vivido, el bombero entrerriano Pires señala: “Fue una linda experiencia, que nunca pensamos que se llegaría a dar, porque Córdoba es una provincia de muchos recursos materiales y humanos, están muy preparados para los incendios que los están azotando”.

En el plano personal, menciona que haber tenido experiencia en la montaña corriendo carreras de aventura en cerros como el Uritorco, le permitió llegar con cierto conocimiento del terreno.

Por otra parte, una historia familiar le sumó un condimento especial a esta cruzada. Su mamá es oriunda de Córdoba y en esa provincia vive toda su familia materna, incluso algunos muy cerca de la zona en la que a Damián le tocó prestar servicio.

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Luego de 20 años de haber perdido todo contacto, “mi mamá los encontró por Facebook y se reencontraron. Yo fui conociendo a la mayoría pero me quedaron unos tíos por conocer; pensé que quizá iba a poder encontrarme con ellos ahora, pero subíamos muy temprano a la sierra y bajábamos muy tarde”.

“Mi mamá dice que tengo sangre cordobesa”, concluye con una sonrisa.
Vuelta a casa
Sobre el recibimiento que los cordobeses dieron a la delegación entrerriana, el bombero comenta: “La gente nos aplaudía, nos agradecían y nos llevaban cosas. La verdad es que los bomberos de allá estaban súper cansados, ya venían hace 20 días trabajando a pleno y esos días que estuvimos nosotros pudieron descansar, hidratarse, recuperarse en sus casas. El humo genera mucho dolor de cabeza, estrés”.
El recibimiento al bombero entrerriano que combatió el fuego en Córdoba
“No nos quedamos más días porque el incendio estaba contenido. En caso de necesitar nos pueden llegar a convocar nuevamente, pero estimo que van a hacer lo posible para que no se reinicie”.

Mientras tanto, disfruta la cálida bienvenida de sus compañeros de cuartel y del pueblo sanjosesino, agradecidos de haber sido tan bien representados.
Fuente: El Entre Ríos

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