Son perros que, si bien tienen dueño, durante el día o la noche suelen andar por las calles tras acompañar a sus dueños a realizar mandados o a las paradas de colectivos, y en su camino han encontrado esas bolsas con carne envenenada.
Consideran que existe una tendencia por parte del asesino a tirar esas bolsas en la noche del fin de semana para que esa imposible dar con un veterinario que los salve.
Una de las vecinas del lugar detalló que dos de mis perros fueron envenenados, uno de ellos, que tiene 12 años, apareció en casa con signos de envenenamiento y no dude en buscar un veterinario que lo asista. Peregrine desde las 6 de la mañana del día domingo por los teléfonos de todos los veterinarios y ninguno atendió. No sabía que hacer.
Es necesaria una solución, porque todavía no podemos superar la tristeza y la angustia de ver a los animales morir así, concluyó.