En el horizonte ya aparece el Mundial. El delantero del Barcelona ya puede enfocarse en la selección.
Desorientado, Barcelona se volvió un equipo timorato en el Olímpico de Roma. Tímido, dubitativo, cauteloso. Todos los valores opuestos a la identidad del club catalán aparecieron en este partido. Y esta vez no estuvo Messi para salvarlo. Leo jugó un partido discreto y Roma, con mucho fútbol y más actitud, lo pasó por encima.