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María Erika Martínez, una joven de 30 años oriunda de Santa Elena, tomó la decisión de alejarse de la vida religiosa que hasta entonces llevaba en una Congregación de San Javier, Santa Fe, e hizo públicas las razones de su determinación, publica La Sexta. A raíz de ello, contó que se irá a vivir a la ciudad de Esperanza y que está en busca de trabajo allí.

Desde hace un tiempo, según contó en una carta abierta para los habitantes de San Javier -entre los que Erika es muy conocida y querida- venía reflexionando si este tipo de vida religiosa era realmente para ella, hasta que concluyó que no, y así lo informó a su Congregación, donde solicitó el Indulto de Salida.

"Estoy muy bien, contenta, tranquila y confiada en Dios. Libremente decidí ingresar, libremente pude decidir salir de la vida religiosa", sostuvo la joven en la misiva que publicó la página de Facebook de FM Río de San Javier, y también consideró pertinente aclarar: "No estoy embarazada, no estoy enamorada de ninguna persona, no me peleé con nadie, no ha disminuido mi amor por Jesús ni mi deseo por servirle".
La carta de Erika
Dice la carta a los Tesalonicenses en el capítulo 4, versículo 3. "La voluntad de Dios es que sean santos".

Y hacia esto camino, no para ser venerada en un altar, sino para llegar a ver cara a cara a Dios.

En este caminar cristiano un día decidí seguir a Jesús más de cerca y me lancé al mundo desconocido de la vida religiosa. Este Dios que me consagró por el Bautismo me recibió por su gracia, me hizo recorrer caminos impensados, conocer personas maravillosas, vivir experiencias casi de cielo, y algunas no tanto. En fin, doy gracias a Dios por la inmensidad de su amor, por mostrarme su grandeza y cuánto me ama.

He tenido la gracia de descubrir muchos aspectos de mi vida que no conocía, de descubrirme a mi misma y poder ofrecerme a los demás.
Después de un largo camino de oración y discernimiento he podido ver que no voy a poder vivir esto "para toda la vida", aún no tengo votos perpetuos, que son los que de alguna manera sellan esa promesa de estar para siempre en la vida religiosa. La Iglesia es sabia y nos ofrece un camino de formación en el que "vamos viendo" si es para uno o no. Yo pude ver eso y reconozco que no es para mí, que no lo puedo hacer para siempre. Es por ello que decidí pedir el indulto de salida de la Congregación.

Y aquí aclaro puntos que ya me preguntaron:

* No ha disminuido mi amor por Jesús ni mi deseo de servirle.

* No tuve ninguna pelea con nadie como para hacerme tomar esta decisión.

* No estoy embarazada.

* No estoy enamorada de ninguna persona.

Libremente decidí ingresar, libremente pude decidir salir de la vida religiosa.

En fin, quiero compartir con ustedes esto. Estoy muy bien, contenta, tranquila, confiada en Dios e inmensamente agradecida a Dios en primer lugar, a las hermanas con las que compartí la vida este tiempo y a las personas que Dios puso en mi camino. Y va un gracias a parte y especial para mi FAMILIA, mis hermanos, mamá, tíos, tías y mi viejita más hermosa, amigos, algunos me acompañan aun físicamente y otros me acompañan ya desde el cielo, pero lo importante es que han estado SIEMPRE, incondicionalmente.

Dentro de un tiempo (no se cuando) me voy de San Javier, voy a vivir a Esperanza (Sta Fe). (SI alguien sabe de algún trabajo me avisa).
Nos encontraremos en cada oración y en cada Eucaristía.

Erika.
Fuente: Ahora FM Río

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