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Más de 350 mil personas se movilizaron hacia el barrio Rucci de Rosario para participar de una nueva edición del Vía Crucis que lleva adelante el padre Ignacio, quien pidió por trabajo, por la seguridad y no se olvidó de los fieles que lo acompañan siempre: "Son el regalo más hermoso de estos 40 años de sacerdocio".

Cada estación se vivió de manera especial. En cualquier punto de la procesión que se observara había fieles que pidieron por distintas causas de diferentes maneras.

Conocidas también como estaciones de la cruz o la Vía Dolorosa, la procesión cuenta con 14 estaciones representadas en igual número de imágenes correspondientes a incidentes particulares que, según la tradición cristiana, Jesús sufrió por la salvación de la humanidad basados en relatos evangélicos y la tradición.

Durante el Vía Crucis se vieron muchos grupos de jóvenes que, celular en mano, inmortalizaron su paso por la cita con varias selfies. Antes de que todo comenzara, registraron los momentos con sus celulares.

Alrededor de las 19:45, arrancó la procesión que se extendió por el barrio Rucci. La primera de las tres cruces que hicieron el recorrido, partió desde la puerta de Natividad del Señor. Las restantes lo hicieron desde el otro lado del puente sobre Circunvalación. Era tanta la multitud, que quienes caminaron detrás de ellas tardaron más de 45 minutos en cruzar.

Si bien la mayoría de las personas transitó las calles del barrio, muchas se unieron desde sus casas, balcones, ventanas y, algunas, con sus reposeras y banquitos, esperaban a los caminantes para plegarse una vez que pasaran por donde estaban.

Durante el trayecto, que duró más de tres horas, se pudieron escuchar rezos de Padre Nuestro y Ave María en varios idiomas, así como canciones religiosas también en una gran diversidad de lenguas de todo el mundo.

El recorrido por las 14 estaciones se desarrolló con normalidad y alrededor de las 23:30, Ignacio subió al escenario emplazado sobre Camino de los Granaderos.

"La fe de ustedes es admirable, mueve montañas. Este año cumplo 40 años de sacerdocio junto a ustedes; es el mejor regalo que puedo recibir. Todo mi amor incondicional está con ustedes", expresó el sacerdote una vez en el escenario.

Ignacio dedicó una parte de su intervención final a los enfermos: "Son mis amores. Muchos me están pidiendo por trabajo y muchos no tienen obras sociales. Hay muy buenos médicos en Rosario, que siguen trabajando. Y aunque no hay obras sociales, la obra social de Dios nunca para".

Por último, pidió "una oración muy especial" por la violencia, las agresiones y la inseguridad que rebrotaron en los últimos días: "Rezamos para que Dios ilumine los corazones duros, sin sangre y sin sentimientos; quizás por ignorancia o por las drogas. Rezamos para que se despierten los corazones que hacen insegura a la sociedad. A veces hasta dormir nos cuesta".
Fuente: La Capital

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