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Una vez más, la Peregrinación Villa Elisa - Arroyo Barú volvió a convocar a una multitud de feligreses de las comunidades católicas que integran la zona sur de la Diócesis de Concordia, más otros grupos de personas que se sumaron sin inscripción previa a lo largo del recorrido, en su 27º edición.

Cientos y cientos de peregrinos, de diferentes edades, partieron el sábado a la noche desde la Capilla San Francisco de Sales de la ciudad jardín, hasta donde habían llegado de manera peatonal los locales y en transportes costeados colectivamente los de afuera. A las 20 salió lo que se denominó la primera columna (conformada por las parroquias Natividad de Nuestra Señora de Villa Elisa y Nuestra Señora del Carmen de Colón) y, una hora más tarde, hizo lo propio la segunda agrupación (parroquias Santos Justo y Pastor de Colón y San José), uniendo ambas localidades entre los más de 40 kilómetros que las separaban.

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Así, intenciones, promesas y agradecimientos, partían rumbo a Barú, decididas a transitar por calles, caminos vecinales y, finalmente, la ruta provincial 23. A dejar los bulevares de la ciudad para atravesar varias colonias (pueden contarse Vázquez, Hocker y El Carmen), como así también estaciones hoy convertidas en pequeñas localidades, como es el caso de La Clarita. Todo, del asfalto al ripio, del ripio a los caminos de tierra y de ellos al asfalto, aunque ni por el material ni el tiempo que lleva habilitado sea sinónimo de buen estado el de la ruta 23.

“Contemplemos a María santísima viviendo el evangelio”, fue el lema elegido este año para la multitudinaria peregrinación y que se repitió, una y otra vez, a lo largo de toda la noche de caminata, entre rezos, intenciones, cantos y la palabra de Dios que se iba compartiendo desde los respectivos móviles de transmisión. Justamente desde allí era de donde se promovía el ánimo de seguir adelante y no flaquear ante el agotamiento físico que significa caminar toda una noche, pese a las tres paradas que estaban programadas para recuperarse e, inmediatamente, tratar de seguir adelante para cumplir esta proeza.
De lo individual a lo colectivo
En ocasión de cumplirse 25 años de la primera edición, el elisense Raúl “Perfumo” Rougier había revelado ante El Entre Ríos algunos detalles de la hazaña que inició en 1991 y que, con el paso del tiempo, se convirtió en una multitudinaria muestra de fe en toda la región, de la que este año decidió no participar activamente en su organización.

“Un primo mío (Víctor Schroeder), que ya falleció, en una de sus noches con sueños de borrachera, le pide a la virgen dejar de tomar y le promete que si lo logra, iba a ir caminando hasta Barú. En el transcurso de ese año le surge participar de un grupo de Alcohólicos Anónimos en San José, porque en Villa Elisa todavía no había, entonces así se pudo recuperar”, comenzaba diciendo.

La Fiesta del Peregrino “ya se venía haciendo hace años en Barú, por iniciativa del padre Omar Ojeda, y un día escuchando el avance del evento mi primo me comenta lo que él le había prometido a la virgen y que quería ir caminando para agradecerle, entonces de una y sin pensarlo le dije que yo lo acompañaba”. Y así surgió. “El primer año fuimos cuatro personas: mi primo, otro alcohólico recuperado, que se llama Albino, con su hijo Dardo de 12 años, y yo”, agregaba el popular “Perfumo”.

La falta de experiencia y previsión hicieron mella en esos principiantes peregrinos. “Esa primera vez nos tocó una noche pésima, creo que nunca más vamos a tener una noche más horrible que esa”, recordaba entre risas. Y seguía: “Hubo tormenta y lluvia toda la madrugada, desde que salimos a las 10 de la noche de casa con unas bolsas de arpillera en las espaldas. Llegamos al otro día todos mojados y embarrados, que el cura nos preguntaba qué nos había pasado y, cuando se enteró de la historia, destacó nuestra hazaña durante la misa, entonces todo el mundo nos empezó a preguntar por qué no habíamos invitado”.

Con todo lo que surgió tras esa primera aventura, “pensando y meditando un poco después de unos años, creo que la virgen tuvo siempre un mensaje a través de estas cuatro personas: dos alcohólicos recuperados, un joven y un acompañante en mi caso”. Respecto al crecimiento de la movilización, “Perfumo” comentaba que “al siguiente año ya éramos 39 personas, porque habíamos hablado en la parroquia para convocar a una peregrinación y había llevado una notita a Radio Centenario (la única por ese entonces) para invitar a la gente”.

Así fue expandiéndose, “aunque con bastante incertidumbre al principio, porque íbamos sin preparación de logística ni espiritual. Era una locura. Nos costó unos cuantos años organizarnos, hasta que le dije a mi hermano, que es sacerdote en Concordia, el padre Hugo (Rougier), que ya éramos como 200 y no teníamos nada organizado, entonces nos mandó unos peregrinos de allá para prepararnos”. Y acotaba: “A partir de ahí ya fuimos avanzando en la forma de preparar un temario según el año litúrgico, una ambulancia, amplificación de sonido, seguro y un cuerpo de sanitarios móviles”.

Referente a las historias que se trazaron con la peregrinación, mencionaba “muchos testimonios lindos en los peregrinos, incluso algunas personas con pedidos para rezar por alguien por temas de salud, trabajo, la finalización de una carrera o simplemente por acompañar a la virgen”.
Logro y celebración
Arroyo Barú era la meta y hasta allí llegaron, este fin de semana, ambas columnas de peregrinos. A las 7.30 estaba programada una misa para recibir a la primera y a las 8.30 para hacer lo propio con la segunda, previo momento de recuperación física y retrospección espiritual.

Tanto la comunidad como la parroquia local esperaban a los caminantes con sus brazos abiertos y, de esa manera, sabían que podían dar inicio a la 38º Fiesta Anual del Peregrino, organizada en honor a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, patrona de esa localidad del Departamento Colón.

La celebración se extendió hasta horas de la tardecita. Hubo cantina, comidas rápidas, masas dulces y un almuerzo multitudinario al mediodía, mientras que a la tarde se presentaron músicos populares del pueblo.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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