Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Reynaldo Bignone, último presidente de la dictadura militar (1982-1983), murió este miércoles, a los 90 años, en el Hospital Militar Central, donde se encontraba internado desde el martes.

Bignone cumplía una condena a prisión perpetua por haber cometido graves delitos contra los derechos humanos. Estaba bajo el sistema de vigilancia electrónica, según indicaron fuentes penitenciarias. Ayer, notificó a la Justicia que debía ser trasladado al Hospital Militar por una emergencia.
El proceso judicial
En marzo del año pasado, Bignone fue condenado por crímenes de lesa humanidad. En la causa se investigaron los delitos cometidos entre 1976 y 1977 en el Colegio Militar de la Nación. El fallo estuvo a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de San Martín, integrado por los jueces Marta Isabel Milloc, Diego Gustavo Barroetaveña y María Lucía Cassaín.

En 2016, la Justicia le había impuesto una condena de 20 años de prisión por el Plan Cóndor. También fueron condenados en ese juicio otros exjefes militares y de inteligencia.

El juicio, que estuvo a cargo los jueces Adrián Grunberg, Oscar Amirante y Pablo Laufer, comprendió los delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del plan coordinado entre dictaduras de la región Ese proceso se inició en 2013, cuando Jorge Rafael Videla estaba vivo.

Bignone presidió el país desde el 1 de julio de 1982 hasta el 10 de diciembre de 1983, cuando le entregó el mando a Raúl Alfonsín.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
El excomandante había logrado evitar ser juzgado en el histórico proceso contra las Juntas Militares en 1985, pero la derogación de leyes de perdón en 2003 habilitó numerosos juicios en su contra.

Antes de llamar a las elecciones generales que abrieron un proceso democrático que inauguró el expresidente Alfonsín en 1983, dictó una autoamnistía por los crímenes de la dictadura que no prosperó.
Fuente: La Nación

Enviá tu comentario