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En el tramo final de su extensa declaración, Nahir Galarza describió cómo fue el día del crimen de Fernando Pastorizzo y afirmó: "Todos los días tengo la culpa de haber agarrado el arma". Durante su extenso testimonio, la joven imputada por el homicidio agravado que conmocionó al país, reivindicó su coartada: dijo que fue él quien tomó el arma de su padre de arriba de la heladera, que los dos disparos fueron accidentales, que no eran novios sino que sólo tenían sexo, que ella era víctima de violencia de género -y él la trataba de "zorra desesperada".
Los detalles
"Cuando terminamos de tener relaciones me empezó a reprochar cosas. Me dio impotencia porque siempre se acordaba de esas cosas después. Le dije que se fuera de mi casa, que no quería hablar más. Me acerqué a la puerta, Fernando me decía que era mi culpa que él se pusiera así. Me decía que no lo iba a hacer más pero siempre lo volvía a hacer. Le conté de Rafael, que hacía tiempo me veía con él. Le eché en cara que ese chico me había tratado mejor, que era mejor que él, que no me pensaba dejar de ver con nadie por él. Me agarró del pelo", dijo Nahir antes de volver a llorar.

Y prosiguió, para luego volver a romper en llanto: "Me insultaba, me decía una palabra que a mí me afectaba un montón: 'Depresiva'. Yo le había contado que a veces llegaba a mi casa y me ponía a llorar". "Le dije que estaba con alguien que me trataba mejor. Se enojó. Me sacó de la habitación. Dijo que no le vuelva a decir eso que me iba a ir con él", sostuvo.

Enseguida sobrevino el momento fundamental, que fue escuchado con gran atención por una sala de audiencias repleta y silenciosa: "Sacó el arma de arriba de la heladera de la cocina. Me apuntó en la cabeza. Dijo que no llorara, que iba a despertar a alguien y era verdad porque quién se iba a despertar mi papá. Dijo que si yo quería que se calme que hiciera lo que él quería. Le dije que dejara el arma, que era de mi papá, que la dejara donde estaba y se calmara. Pero cuando estaba enojado conmigo, él se cegaba y no me escuchaba", señaló la joven.

"Yo estaba nerviosa. Me dijo que no intentara hacer nada, que no saliera corriendo. Me dijo que esperara adentro. Sacó la moto. En la esquina estaba Joaquín Osorio discutiendo con la novia. Fernando me agarró del brazo, dijo que me fuera con él. Me dio el casco gris. Yo no me quería ir con él pero, ¿qué le iba a decir a mi papá? ¿Que había dejado que se llevara su arma?", recordó que se cuestionó entonces, presuntamente.

"Me decía que me callara, arrancó y me preguntó si me seguía viendo con ese chico -en referencia a Osorio, el que estaba en la esquina-. Yo le decía que no. Siempre le negaba todo porque se enojaba, pero ya estaba enojado. Le traté de sacar el arma pero la tenía agarrada con la mano adentro. Yo le decía que se calmara. Decía que me veía con todo el mundo, que era una mentirosa. Yo lo único que le decía era que se calmara", reiteró Nahir.

La imputada dijo, además: "En un momento, estábamos en la Del Valle, y empezó a ir más despacio; le contesté que no entendía por qué le molestaba si él hacía lo mismo que yo, que no éramos nada. Le dije que me llevara a mi casa, que me devuelva el arma. Le pregunté qué pensaba hacer. No contestó nada... Yo vi que estábamos cerca de la casa de mi abuela, entones le dije que me llevara ahí. No contestó nada pero tomó por Avenida Parque. Él sabía dónde quedaba porque había ido con mi primo. Cuando llegamos a esa calle empezó a acelerar fuerte, había que doblar en la esquina porque era una calle cortada y él no bajaba la velocidad".

En este momento, Nahir volvió a detenerse para llorar y bebió agua, ante la mirada y la escucha atenta del Tribunal y todos los presentes.
El defensor quiso posponer, pero Nahir decidió seguir: “Iba rápido, perdió el equilibrio. Yo me agarro de él y la saco el arma. Se la saqué solamente, no tengo idea cómo, la verdad. Fue todo muy rápido, se me puso la mente en blanco”.

José Ostolaza, su abogado defensor, intervino y resolvió suspender el testimonio. Propuso reanudarlo el jueves, pero Nahir lo interrumpió y manifestó que quería "contarlo". "Lo que pasa es que en estos meses me ha costado mucho", introdujo, de cara a lo que sería el cierre de su declaración.

"Cuando llegamos a la calle, que empezó a acelerar, yo le grité que parara porque nos íbamos a chocar contra la pared", continuó. "Se empezó a reír. Le dije que no me causaba gracia lo que estaba haciendo. Llegamos a la calle de mi abuela, una calle de tierra, y bajó la velocidad cuando dobló", dijo.

En ese momento, sostuvo la joven, Fernando Pastorizzo "perdió el equilibrio, venía manejando con una sola mano y se empezó a tambalear la moto". Hasta que "tuvo que agarrar con las dos, yo me agarro de él y la saco el arma. Se la saqué solamente, no tengo idea cómo la verdad", afirmó.
Disparos con “la mente en blanco


"En el momento que él se dio cuenta nos caímos los dos para el costado. Me quedé aturdida, fueron dos segundos, fue todo rápido. No he encontrado cómo describir cómo me sentía, se me puso la mente en blanco", aseguró.

E insistió: "Me quedé aturdida. No sabía qué hacer; nunca me había imaginado pasar una situación así. Estaba él ahí y el arma. No me podía quedar pero tampoco me podía ir. No sabía qué hacer, se me había apagado la mente. No tenía noción de nada. Ojalá pudiera saber cómo explicar cómo me sentía". Me fui a dormir. Sabía que Fernando había recibido un disparo. Cuando llamó la mamá se me paró el corazón.

"Me fui a mi casa y estaban todos durmiendo. Me fui a mi habitación. Sabía que Fernando había recibido un disparo pero del otro no sabía. Fue un momento rápido y que estuviera herido no significaba que iba a morir. Ni siquiera se me cruzó por al cabeza que iba a morir. Me enteré cuando me llamó la mamá. Se me paró el corazón cuando ví que me llamaba ella", afirmó Nahir Galarza.

Y concluyó su testimonio con esta frase: "Todos los días tengo la culpa de haber agarrado el arma en ese momento y no haber dejado que las cosas pasaran de otra forma. Nada más".
Fuente: Ahora

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