La primera testigo fue la jefa de Psiquiatría del Hospital Centenario de Gualeguaychú, Yamila Built. La médica recordó a Nahir "bien orientada" durante la entrevista. "Sabía bien su nombre, apellido, DNI y entendió que teníamos que decidir si tenía que quedarse internada o no". La profesional afirmó además que la joven no tenía alucinaciones, delirio ni riesgo suicida en ese momento sino que, por el contrario, se encontraba "tranquila, educada, pertinente y tenía su juicio crítico normal y conservado".
Otro de los testimonios más esperados era el del psiquiatra Simón Gighlione, que elaboró el informe forense sobre la psiquis de la acusada poco antes de la elevación a juicio. En base a las reuniones que tuvo con ella, el médico sostuvo que la joven "distinguía lo lícito de lo ilícito", tenía una "disregulación emocional con tendencia a la irritabilidad, insomnio y baja tolerancia a la frustración".
Además, hizo mención a un tic de la imputada -el de lavarse las manos- , pero aclaró que este "no encuadra en los trastornos obsesivos", y que no presentaba tampoco ningún trastorno por el que pudiera tener dificultades para relacionarse ni alteraciones en los patrones de pensamiento, apariencia y comportamiento.
Nahir tampoco asistió a los tribunales este jueves por recomendación de sus abogados, después de la crisis que tuvo cuando se planteó la posibilidad de exhibir un video íntimo suyo con la víctima.