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Su rostro luce iluminado por el característico brillar de las dos pantallas led que se encuentran frente a él. En una hace lo de siempre: jugar videojuegos e intentar ganar y divertirse. A la otra le dedica pantallazos de su atención para ver lo que sus espectadores le preguntan y comentan. Es simplemente otro día más para Tyler Blevins.

El estadounidense lanza algunos comentarios, cuenta de a pares chistes normales, no transforma su transmisión en vivo en la máquina de entretenimiento que logran generar Michael "shroud" Grzesiek (ex jugador profesional de Counter-Strike) o Michael "Imaqtpie" Santana (ex profesional de League of Legends), sin embargo esa transmisión estándar y sin muchos condimentos está en boca de toda la escena.

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Cuando inicia sesión en Twitch, una página dedicada exclusivamente a la transmisión en directo de videojuegos y eventos relacionados y que es sucesora del antiguo "Justin.TV", su nombre deja de ser Tyler para llamarse "Ninja". El joven hace doble click en el cliente de Epic Games, ejecuta el videojuego Fortnite, activa la emisión en directo y, en pocos minutos, conseguirá que al menos 50 mil personas, que varían entre los 15 a los 30 años, se sienten a ver cómo juega. Y sólo es medio centenar de miles, porque recién "prende el stream": el 26 de febrero llegó a tener 125 mil espectadores en simultáneo, mientras que en los últimos siete días realizó 71 horas de streaming promediando 80 mil sesiones activas y llegando al pico de 110 mil. Una verdadera locura para una persona que sólo juega.

Ninja Has Reached Another Massive Peak Viewership Milestone on Twitch

Pero lo más importante no es la cantidad de gente que lo ve sino cuántos se suscriben a su contenido. Cada suscripción a un canal de Twitch cuesta U$S 5, de los cuales alrededor de U$S 3 llegan a los bolsillos del conductor del "programa" tras deducciones de la página e impuestos. Cada vez que un seguidor abona los U$S 5 en la transmisión suena una pequeña campanita, mientras aparece una imagen que celebra el hecho, y en la pantalla de Ninja pasa muy seguido. Demasiado seguido. Cada veinte segundos o menos.

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Pasándolo en números: desde el inicio de febrero hasta estos días Ninja recibió alrededor de 70 mil suscripciones, que se traducirían en, como mínimo, U$S 175.000 dirigiéndose directamente a la cuenta bancaria del ex jugador profesional de Halo. Una verdadera locura que nunca nadie alcanzó, ni siquiera otros históricos del stream que llevan años de experiencia en la materia como Dr. Disrespect o Forsen. Eso sin contar las donaciones (dato imposible de recoger), cuyo importe es seleccionado por el generoso espectador y que su totalidad va directamente al bolsillo del receptor, sin intermediarios ni descuentos impositivos. Eso no pasa tan seguido, pero se puede asegurar que sucede y conforman una jugosa porción de la torta total.

El juego de "Ninja"

En el "Caso Ninja" todo es extraño: no organiza un gran torneo, no está mostrando una misión única, no aparecen famosos que motiven a personas de otros ámbitos a seguirlo. Es sólo el, su compu y Fortnite. Hay muchísimos que hacen eso desde hace bastante y alcanzar números similares a los de Blevins les costaron años de incansable trabajo. Eso es en lo que todos los streamers concuerdan y que tapa todo con un velo de misterio: nadie crece así de rápido.

Si se buscan explicaciones, no hay ninguna obvia que resalte entre las demás. ¿Es bueno en el juego? Sí. Buenísimo. De los mejores. Fortnite se trata de 100 jugadores que en una isla se baten a un duelo mortal (imitando a la película "Los Juegos del Hambre") y aún así es muy raro que no quede entre los últimos 5 supervivientes. Pero shroud es tan bueno como el (o mejor), bastante más carismático y con una marca mucho más fuerte, y aún así no llega a sus números. Ya dijimos que Ninja no es desopilante en cuanto a entretenimiento se refiere, tampoco hace eventos o torneos para invitar a más gente y su aspecto carilindo sería una buena excusa si la inmensa mayoría de los usuarios de Twitch no fuesen hombres. Entonces, si en el contenido no se encuentran explicaciones lógicas, el paso siguiente es buscar por fuera, y allí es donde todo se aclara un poco.
Las tres patas de la mesa

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El último 28 de febrero Epic Games, la empresa desarrolladora de Fortnite, anunció con bombos y platillos una sociedad con Twitch en busca de impulsar su base de jugadores. La promoción era tentadora: cualquier jugador de Fortnite que se suscriba a un streamer que esté transmitiendo el videojuego recibiría de regalo una vestimenta de personaje exclusiva que sólo estaría disponible por tiempo limitado. Aunque sea sólo una prenda puramente estética y no dé ningún beneficio ni superpoder, cuando parte de tu vida se basa en un mundo virtual las personas tienden a gastar dinero para lucir apuestos también allí, tal como lo evidencia la serie Black Mirror en uno de sus primeros episodios. Pero la cantidad de jugadores de Fortnite que pagarían U$S 5 por una simple vestimenta virtual no llega, ni por asomo, a los 70 mil suscriptores que recibió Ninja, (sumados a otros tantos que están desperdigados en la casi infinita cantidad de streamers que retransmiten sus partidas) ya que el juego no es tan popular como League of Legends, Counter Strike o DotA2.

Pero Epic Games sabía lo que tenía que buscar. Es que a fines de septiembre del 2016 Twitch (por entonces recientemente vendida al gigante de las ventas por internet Amazon) lanzó "Twitch Prime", un pack destinado a los usuarios compulsivos de la plataforma. Una de las características más notorias de este pack es que permite suscribirse de forma totalmente gratuita a un canal (sólo uno) para acceder a todos los beneficios de ello: ayudar a una celebridad favorita, que los mensajes en el chat tengan más importancia que los de los que no pagaron y un pack de emoticones exclusivos, diseñados por el propio dueño de la transmisión. Así que si sumarte a Twitch Prime no cuesta un peso, hacerlo te regala una suscripción y suscribirte a un canal que transmita Fortnite te otorga vestimenta, eso significó para los jugadores una cosa sumamente simplificada: ASPECTOS GRATIS.

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Claro está, desde ese 28 de febrero en el que Epic Games y Twitch se asociaron hasta hoy Fortnite se transformó en el videojuego más visto de todo internet, y aunque la mayoría sólo se sumaba a la página para canjear su suscripción gratuita por ropa virtual que vale dinero real, esa exposición otorgó a los streamers un aumento significativo de espectadores que vinieron porque había regalos pero se quedaron porque les gustó, explicando el aumento de donaciones. Aún así, la razón definitiva por la que esta sociedad económica pasó de ser una muy buena jugada a algo histórico, que logró depositar la impactante friolera de más de U$S 150 mil dólares en el bolsillo de Ninja, se encuentra al otro lado del mundo.

Quienes estén un poco imbuidos en los videojuegos online seguramente habrán descubierto que China es una especie de agujero negro legal que motiva a las más diversas formas de trampa, aprovechando esa manera para sacar partido de las promociones occidentales. Por ejemplo, en el juego de rol Black Desert los orientales lograron explotar un error del juego y crear miles de usuarios controlados íntegramente por computadoras (llamados, en el argot, "bots"), los cuales se dedicaban a cosechar una cantidad de objetos imposible de alcanzar para cualquier ser humano. Luego lo recolectado por cien "bots" era negociado con su jefe, un humano de carne y hueso, que sin hacer nada en el mundo virtual obtenía varios objetos valuados en muchísimo dinero real para luego venderlos y ser rico. Los desarrolladores del juego (RedFox Studios) habían especificado en ese contrato que ningún jugador lee que hacer eso es ilegal, pero sabiendo que demandar a un extranjero en su país natal es dificilísimo y se torna imposible si ese país es China decidieron directamente desactivar las negociaciones dentro del videojuego.

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Con el ejemplo anterior en mente, es fácil adivinar entonces por qué Ninja recibe tantos suscriptores, suscriptores que otros streamers con casos similares reconocen que no son reales. Así lo reconoció ShortyyGuy, quien confesó hace unos días y vía Twitter que "hay canales, incluyendo el mío, que han estado recibiendo por medio de Twitch Prime suscripciones spam, las cuales provenían de espectadores que ni siquiera están viendo la transmisión o chateando. En un 100% se trata de cuentas falsas y bots, pero aún así el número de suscripciones sigue subiendo y el streamer sigue recibiendo dinero por ello".

Twitter

La cantidad de cuentas falsas que se suscribieron a Ninja lo convirtieron en el canal principal de Fortnite, lo que consecuentemente lo transformó en el punto de encuentro de quienes sólo querían suscribirse rápido al primer canal que encuentren para canjear su nuevo aspecto de edición limitada. En sí, la principal virtud de Tyler Blevins probablemente no haya sido ser el gran jugador de Fortnite que es, sino estar en el lugar y tiempo indicados, un talento que se suele menospreciar o pasar por alto. Y aunque el aprovechar esa oportunidad le duela a Twitch y no suene a legal o justo para la opinión pública (aunque Ninja en realidad no haya hecho más que ser dueño de una transmisión), nadie podrá quitarle lo bailado. Tampoco lo que guarda su billetera.
Fuente: El Entre Ríos

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