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Carina Azucena Guevara se enteró que su hija había sido reprobada en una asignatura y pidió a las autoridades de la escuela que conformaran una mesa extraordinaria, de modo que pudiera tener la oportunidad de promover la materia.

El planteo no encontró la respuesta que esperaba, y entonces el asunto derivó en un intercambio verbal con la vicerrectora, Laura Benítez, y la discusión luego desembocó en la agresión física.

La mamá debió ser retirada de la escuela por la policía, y el caso desembocó en la Justicia con una denuncia presentada por la vicerrectora, asesorada por su esposo, que es abogado.

El viernes, el juez de Garantías Tomás Rojas resolvió el caso imponiéndole una serie de restricciones a la mamá respecto de su presencia en la escuela. Tiene vedado "causar daños" a la vicerrectora Laura Benítez como así también al rector de la Escuela Normal Mariano Moreno, Lucio Carrancio. Además, la Justicia le impuso "abstenerse" de asistir al establecimiento educativo y ni siquiera puede estar parada en la vereda.

Incluso, si debe concurrir a esperar a su hija a la salida de clases, deberá hacerlo en la vereda opuesta a la de la escuela. La medida se extenderá por un plazo de 90 días.

No es el primer caso de agresión

En Concepción del Uruguay ya registran otros antecedentes: en la Escuela Primaria Nº 38 la directora y la vicedirectora fueron agredidas por la mamá de un alumno; y en la Escuela Primaria Nº 1 la agresora resultó ser una abuela.

Gustavo Blanc, secretario general de la seccional Uruguay de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), dice que los casos crecen y que los docentes, en muchos casos, se sienten en medio de la indefensión.

Ayer, el gremio hizo público un pronunciamiento en el que reclamó "más seguridad en las escuelas". Al respecto, hizo notar de la preocupación que genera la seguidilla de situaciones que ocurren en las instituciones educativas y que "involucran a mayores -ya sea tutores o personas ajenas a las comunidades educativas- y que tienen por perjudicados a docentes y alumnos".

"Nos referimos, por un lado, a situaciones violentas que terminaron en agresiones sufridas por compañeros docentes en los lugares de trabajo y que parten de familiares y/o tutores de alumnos. Advertimos que en los últimos años algunas de estas situaciones han adquirido trascendencia mediáticas y otras no; por lo tanto estamos en condiciones de advertir que el problema es mayor del que puede suponerse por parte de quienes se enteran a través de los medios de difusión masiva", señalaron desde el sindicato.

En ese marco, desde Agmer reclamaron "que el abordaje de la violencia social trasladada a las escuelas merece un análisis más general y la adopción de medidas preventivas por parte de la Dirección Departamental de Escuelas y el Consejo General de Educación".

Pero además preocupa a los docentes la situación que se plantea en algunas instituciones donde el ingreso de terceros es corriente, como por ejemplo en el uso de los baños, que se transforman así en "baños públicos".

"Otra situación que preocupa, y que tiene que ver con la seguridad de los alumnos, es el hecho de que personas ajenas a las instituciones transitan y hacen uso de los baños escolares de los alumnos tal como si fuesen baños públicos. Consideramos este proceder inadecuado, advertimos acerca de la presencia de menores en dichos baños y entendemos que se deben tomar medidas preventivas para que no se reiteren estas situaciones", se advirtió desde Agmer.

"Hay un clima de reclamo"

El director departamental de Educación de Paraná, Roque Caviglia, dijo que hay un clima de mucho reclamo en las escuelas por parte de los padres, fundamentalmente cuando no están conformes con la calificación que reciben sus hijos de parte de los docentes.

Pero negó que eso se traduzca en un clima de violencia física. "La agresión física mucho no la estamos viendo. Me parece que el caso de la Escuela Esparza es el único que se ha dado últimamente. No tengo memoria de un caso similar. Lo que sí hay un clima de mucho reclamo. Eso se suele ver bastante", dijo a El Diario.

"Lo que estamos viendo mucho es el caso del papá o la mamá que va a reclamar por la nota que recibe el alumno. Eso no ocurría antes. Se los calificaba, y no había tanto reclamo por eso. Ahora el reclamo es muy insistente. No sé cómo explicar eso que está pasando", afirmó el funcionario.

Caviglia entiende que hay un clima en la sociedad que fomenta ese tipo de actitudes en las escuelas. Pero cuando esa situación se da, agregó, tanto el docente como el equipo directivo de la escuela tratan de canalizar el reclamo, y se dan respuestas. "Siempre se busca encontrar la salida, y se hace un seguimiento del alumno que ha sacado una baja nota. No se fomenta la violencia", apuntó.
Fuente: elonce.com, El Diario

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