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El Entre Ríos, cuestiona la falta de un planteo verdaderamente estratégico del problema." data-share-image="https://media.elentrerios.com/fotos/2017/11/14/o_1510714719.jpg" > Enviar Imprimir
No nos estamos refiriendo a las crecidas, las que por poco se suponen deliberadamente provocadas por los funcionarios a cargo del manejo del agua en la Represa de Salto Grande, a estar a una vieja teoría conspirativa esgrimida por la actual administración municipal. Sino que estamos hablando de lo que sucede cuando abrimos una canilla en cualquier vivienda o comercio de nuestra ciudad.

No es que estemos como en la sudafricana ciudad del Cabo, donde, como consecuencia de su emplazamiento en una zona en la que han pasado casi tres años sin llover, se teme llegar al punto de quedarse totalmente sin agua no solo para beber, sino para satisfacer todos las otras necesidades a la que ella es aplicada.

Es que después de hablar en forma salpicada con infinidad de vecinos, hemos llegado a la conclusión de que el juicio colectivo a ese respecto, sería más o menos el siguiente: "hay agua, pero poca". Es decir no la suficiente, ya sea tanto por la escasa presión con que se produce su suministro, como al hecho que se asiste a la presencia de una virtual situación de "racionamiento", entendida por una restricción en su consumo que va más allá de lo que puede considerarse lógico y normal, ya que el mismo viene a golpear nuestra calidad de vida. Es que mientras no se sabe que es lo que pasa en materia de piletas y Pelopinchos, lo cierto es que ahora solo se puede, para dar un ejemplo, regar las plantas del patio de las casas a fatigosos "baldazos".

No es nuestra intención cargar todas las culpas de la situación en las espaldas de la actual administración e inclusive hasta cabe considerar como meritorios sus imposibles propósitos de encarar el problema en función de sucesivos e incompletos , y por ende fallidos paliativos, pero el hecho real es que nunca se ha asistido a un planteo verdaderamente estratégico del problema.

Sobre todo teniendo en cuanta que en el caso de una localidad como la nuestra, que ha optado en orientarse hacia los servicios vinculados con el turismo como su actividad prioritaria, no se trata de efectuar solo una planificación que tenga en cuenta el crecimiento de la población a lo largo de varias décadas, sino que debe tenerse también en cuenta la circunstancia de que, precisamente como consecuencia de esa opción, en materia económica, nuestra ciudad muestra un movimiento que se asemeja al de una secuencia de "diástole y sístole", y a lo largo de cada año se asiste a un crecimiento exponencial de nuestra población, seguido por una retracción.

Todo ello lleva a la conclusión de que el problema que se enfrenta - parte del cual tiene que ver con la renovación y ampliación de una red obsoleta de cañería de distribución- no puede la comuna local enfrentarlo con sus propios recursos.

Máxime si se repara en la circunstancia que tener que soportar el peso de una planta de personal manifiestamente desproporcionada, a la que se agregan las palpables deficiencias en la gestión de lo cotidiano, hace más difícil las cosas. Todo ello más allá de que haya quienes se pregunten si se puede confiar en que una administración que no ha podido dar solución en décadas al problema de la basura y del tratamiento correcto de los efluentes cloacales por su manifiesta inoperancia, tenga aptitud para lograr una solución a este tópico, aún contando con los recursos financieros necesarios.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)
El Entre Ríos, cuestiona la falta de un planteo verdaderamente estratégico del problema." data-share-image="https://media.elentrerios.com/fotos/2017/11/14/o_1510714719.jpg" > Enviar Imprimir

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