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Hablar de cosechas es hablar de campo y granos, y en el caso de quienes vivimos en las localidades ubicadas en nuestra provincia a la vera del río Uruguay, los resultados económicos de la hospitalidad que en tiempos de vacaciones se brinda a quienes nos visitan, son la muestra.

Y en ambos casos todos los ciclos no son iguales. Hay años en que son buenas y otros en que nada es lo que se recoge. Es por eso que tanto, en el campo como entre nosotros, no existe lo que alguna vez se dio en llamar, rentas extraordinarias permanentes. Ni siquiera este año, en que la temporada puede volver a quedar marcada en nuestra historia turística como excepcional.

En gran parte, todo es fruto del azar. De que los planetas se alineen, como se suele decir. Planetas que en nuestro caso son un río a un nivel normal, mucho sol, y grandes dosis de calor.

Pero con la ayuda del azar, o la de Dios, si la primera no es suficiente. Porque no basta ver a los planetas alineados. Se trata de ponerle el hombro a las cosas. De manera de hacerlas bien y prestar el mejor de los servicios, para que los que lleguen se vayan con deseos de volver. Y eso deben pensar quienes trabajan en el turismo, ya que recogerán la cosecha cuyos frutos se desparramarán entre todos. Ya que los que sembraron, también, necesitan de todos.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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