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Aguer estuvo hasta 3 días arriba del avión.
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Aguer estuvo hasta 3 días arriba del avión.
Algunos responden por escrito y otros con llamadas o audios de Whatsapp. Hay un denominador común: se nota en los tonos y en la variación de la voz que están sonriendo a medida que hablan. En la dedicación con la que redactan también está plasmado ese entusiasmo para contar lo que probablemente sea el hito más importante de sus carreras.

Fernanda Coronel, Gabriel Pla, Nicholas Daich, Analía Fronti y el paranaense José Aguer son cinco de los tripulantes que viajaron a Shanghai para traer toneladas de insumos médicos y materiales de uso preventivo desde China para ayudar combatir el coronavirus en nuestro país. La historia empieza con una lista y un llamado telefónico de Aerolíneas Argentinas. Gabriel, primer piloto o comandante, Fernanda, José y Nicholas, primeros oficiales de vuelo o copilotos, están anotados como voluntarios para realizar los vuelos de repatriación de argentinos varados en el exterior. Todos fueron convocados por la compañía también para estos viajes sanitarios. Analía es despachante de aeronaves, recibió un mensaje de un referente avisándole y no dudó en postularse.
Los preparativos
"Me llamaron una semana antes. Leí toda la información que me fueron mandando sobre la operación, como la ruta, los aeropuertos de destino, escala y alternativas, consideraciones sobre la carga a bordo, cuidados y procedimientos que nos mandó la empresa", contó Fernanda, quien comenzó a volar hace 28 años y formó parte del cuarto vuelo sanitario.

"También hicimos una reunión virtual con todos los pilotos que íbamos a ir para compartir detalles y organizarnos antes del vuelo", sumó.

Nicholas y José formaron parte del primer vuelo en busca de insumos sanitarios y se prepararon estudiando mucho, ya que no es una ruta que realicen regularmente. "Hubo que estudiar las particularidades de la operación tanto en espacio aéreo de Nueva Zelanda (donde realizaron una escala para cargar combustible) como de China, ya que si bien la aviación está muy estandarizada a nivel mundial, hay pequeños detalles que pueden cambiar", consideró José, el entrerriano que trabaja para Aerolíneas Argentinas.

A Analía también le tocó formar parte de la primera tripulación que viajó a China. "Me empapé muy bien de lo que es mi tarea como despachante en cuanto a reglamentaciones, manuales, cálculos. Acondicioné mi computadora y mi celular porque allá Whatsapp está bloqueado, con lo cual la gerencia de Sistemas de la empresa me ayudó con la instalación de los programas necesarios para poder trabajar", contó en relación con la preparación que requirió esta operación.

Y hay algunos de esos detalles que son importantes a la hora de comunicarse. José, piloto hace 21 años, aseguró: "Cuando hablamos de altitudes ya sea para ascender o descender, en casi todo el mundo, los controles aéreos y nosotros nos manejamos en pies, mientras que en China lo hacen en metros”.

“Esto hay que saberlo con antelación y tenerlo en cuenta, ya que si bien no es complicado hacer la conversión, hay que estar preparados y atentos para evitar malos entendidos en momentos como el descenso y la aproximación, ya que se van recibiendo varias instrucciones con las distintas altitudes a las que podemos ir descendiendo a medida que nos acercamos a la pista", precisó.

Diferencias que marcaron los vuelos

1. Planificación. "Operativamente requiere muchísimo trabajo de preparación por ser una ruta que no hacemos regularmente. Hubo que conseguir y coordinar permisos de sobrevuelo, coordinar escalas para abastecimiento de combustible, organizar la estiba de la carga en Shanghai", afirmó Fernanda y contó que muchos sectores están involucrados en una operación así, como mecánicos, despachante operativo y personal del sector de cargas.

2. Tiempos máximos de vuelo. "Está amparado bajo un artículo del Código Aeronáutico que contempla que en caso de catástrofes, como guerras o en este caso la pandemia y por razones humanitarias se puede hacer excepción a los tiempos máximos de vuelo y o tiempos de descanso", reveló Gabriel, comandante desde 2007. Formó parte del tercer vuelo a Shanghai en el que se trajeron 14 toneladas de insumos.

"Al llegar a destino luego de entre 10 o 13 horas de vuelo dependiendo el mismo, en un día laboral normal nos correspondería ir a descansar para cumplir los tiempos establecidos por ley y en estos casos al estar exceptuados regresamos en forma inmediata", amplió.

3. No se puede descender del avión. "Debido a las restricciones impuestas en los diferentes países y a las condiciones sanitarias para autorizar los vuelos, los mismos se realizan ida y vuelta sin descender del avión", detalló Pla.

En los momentos que nos les tocaba estar al mando del vuelo, Pla aseguró que en su caso alternó el descanso con el ejercicio físico: "En mi caso fue de gran ayuda ya que al estar tanto tiempo presurizado el cuerpo lo padece (estuvieron casi tres días arriba del avión), lo mismo ocurre con la falta de humedad de la cabina que provoca se sequen las mucosas y se lastimen".

4. Refuerzo de tripulación. Ir a China ida y vuelta es interminable. Gabriel manifestó que se resolvió reforzar las tripulaciones para lograr amortiguar la fatiga provocada por este tipo de operación. Así, viajaron cuatro tripulaciones de tres pilotos cada una, compuesta de un comandante y dos copilotos, en las cuales cada una es titular en un tramo del vuelo.

"Cada tripulación se ocupaba de las operaciones de despegue y aterrizaje y las otras alternaban en los tramos de crucero permitiendo que la titular descansara para estar de la mejor forma en las fases críticas del vuelo", afirmó el comandante Pla. Cada tramo tuvo entre 13 y 16 horas de vuelo, totalizando unas 55 horas netas de vuelo.

"Había tripulantes que estaban al mando de la aeronave, mientras tanto otros descansaban para posteriormente relevarlos y a su vez el resto de los tripulantes se encargaban de controlar periódicamente la carga y de preparar las comidas o café para todos. Fue un trabajo en equipo muy coordinado", manifestó José.

5. Sin pasajeros en la cabina del avión. "Que no haya pasajeros ayudó a que estemos más cómodos ya que pudimos disponer de todas las áreas del avión para nosotros como por ejemplo baños y sección ejecutiva. Las tareas que cambiaron al no llevar tripulación de cabina es que nosotros nos encargamos de algunas tareas que suelen hacer ellos como por ejemplo el armado y desarmado de puertas", dijo Nicholas.

"En los asientos iban cajas, lo que hace que cambie mucho mi trabajo en cuanto al balanceo del avión". Hubo que establecer un sistema de seguridad con redes, lingas y las mantas que se utilizan en los vuelos comerciales que son ignífugas. Esto es porque las cajas eran de cartón y son inflamables así que hubo que establecer muchos parámetros de seguridad para antes, durante y después. "Además había que desinfectarlos también".

Se taparon todos los asientos con las mantas ignífugas. Una vez que se colocaban las cajas en los asientos, se vestían con una red, se ajustaban y arriba de todo eso se colocaba una linga para que estuviesen más ajustadas aun. Por la fuerza de gravedad, en aterrizaje y despegue las cosas se mueven y había que evitar que las cajas se cayeran.

La explicación la da Analía, despachante de aeronaves desde hace 13 años: su rol es muy importante, dado que se encarga de garantizar que los vuelos sean seguros y le proveen información al piloto para que eso efectivamente se cumpla.

En la bodega del avión siempre hay carga así que esa tarea no requirió ninguna operación especial. Es el "lugar habitual" de embarque de carga, por eso mismo cuenta con sistema automático de extinción de fuego, de acuerdo a lo aportado por Gabriel.

6. Vigilar la carga. Fronti fue la encargada de ir chequeando por los pasillos del avión que las cajas se mantuvieran bien. En el momento de la estiba (carga) también fue muy importante su rol: tenía que ir observando cómo estaban colocando las cajas con los insumos el personal de seguridad aeroportuaria de Shanghai.

"Se requirió una autorización especial de la autoridad nacional y se estableció un procedimiento excepcional para poder realizar el vuelo, que consistía en supervisar la carga en la cabina monitoreándola todo el tiempo", agregó Gabriel.

7. Preservar el estado del avión. Al no ser un vuelo tradicional comercial, la cabina fue controlada para resguardar los pasillos, las alfombras. "No era prioritario, pero tampoco era cuestión de desarmar el avión para poner la carga", aclararon los participantes.
Shanghai-Pudong, el aeropuerto
El Aeropuerto Internacional de Shanghai-Pudong es una base de operaciones muy grande, dado que concentra una importante base de tráfico de carga del mundo. Este motivo sumado a que China fue el país donde surgió el coronavirus, hacen que sea un aeropuerto de referencia para todos los países que van a buscar insumos para hacer frente a la pandemia.

Al llegar, lógicamente no pudieron acercarse al edificio para realizar migraciones. Por esto, dos empleados del aeropuerto se acercaron, uno de los tripulantes argentinos juntó los pasaportes de todos y se los entregaron.

El que se encargó de manejar la carga es un "handler", que es el contacto de referencia que la compañía tenía en China. Cuando las líneas aéreas no tienen base en en un determinado país, contratan a alguien externo para que se ocupe de un proceso en particular en los aeropuertos. En este caso, la coordinación de la operación.

Luego, quienes subieron los insumos sanitarios al avión fueron operarios chinos. Trasladaban las cajas hasta el pie y las iban cargando en la cabina de pasajeros mientras Analía supervisaba su labor. Los pilotos y copilotos que no tenían que chequear cómo se iba subiendo la carga, permanecían aislados en la parte del avión exclusiva para ellos.

Una vez que terminaron de subir las cajas a la cabina, siguieron por la bodega. No lo realizaron en simultáneo por prevención.

"Debimos usar trajes especiales de protección que nos pusimos antes de abrir las puertas. Luego, nos lo quitamos y descartamos antes de volver a partir, solo bajamos para chequear el avión y caminar un poco dentro del perímetro", amplió Fernanda.

"El aeropuerto es enorme. Fuimos directamente a la terminal de carga, la única que tenía gran operatoria y estaba completa de aviones de diferentes partes del mundo realizando lo mismo que nosotros: eso fue muy impactante, ver no sólo aviones de carga sino muchos aviones comerciales de pasajeros con la misma misión", aseguró Gabriel y sumó. "El personal chino fue muy amable y la carga se hizo muy rápido. En tres horas y media habían estibado todo".

La experiencia no fue igual en el primer vuelo, en el cual sí hubo que esperar más a la carga porque estaba en la Aduana. "Al ser el único país del mundo que está enviando insumos, la Aduana está sobrepasada de trabajo", reveló Analía. En los vuelos posteriores, ya cuando aterrizó el avión de Aerolíneas, la carga estaba al pie del avión.

Sin embargo, más allá de una espera un poco más corta o más larga, todos destacan que los operarios chinos comenzaron a trabajar rápidamente en la estiba de la carga.

Una vez que la carga se completó y aduana se los permitió, emprendieron el regreso con la gran satisfacción de una misión que estaba casi realizada. La vuelta a casa, aunque larga, ya era una realidad.

En su día a día en cuarentena, todos realizan el aislamiento preventivo total de 14 días sin salir de su casa. Y también remarcan que una vez que se cumpla ese tiempo, esperan que los llamen para sumarse a un nuevo vuelo de repatriación.
Fuente: Diario Clarín.

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