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Belén Higashima es esposa del Sargento Primero Daniel Eduardo Chávez, uno de los policías de Concordia detenidos por los hechos de los días 8, 9 y 10 de diciembre de 2013.

A poco de comenzar a hablar, en una entrevista con Oíd Mortales Radio, queda claro que esta mujer está dispuesta a jugarse por su marido. "Tiene un legajo impecable en 21 años de labor en la policía. Pueden dirigirse a la Jefatura de Policía y desde el Señor Lucio Villalba (el Jefe Departamenta) en más, pueden decir", desafía. Con énfasis, afirma: "Yo, como esposa de Daniel Eduardo Chávez, estoy orgullosa de mi esposo, sé la rectitud de su proceder, sé lo que hizo y lo que no hizo. Es muy fácil decir 'se instigó'".

Hablando en nombre del grupo de familiares, confiesa: "Nosotros consideramos que son presos políticos".

Enseguida deja entrever impotencia, por tantos medios a los que define como "oficialistas" y en los cuales la voz de los familiares no sería escuchada. "No tenemos cabida en muchos medios. Sabemos, como ciudadanos, que la mayoría de los medios orales, escritos, audiovisuales, son oficialistas", explica. Para ella, "el 95% de las campanadas suenan a favor del gobierno y sólo unas pequeñas campanadas suenan desde el lado de los policías. Es una desigualdad inmensa", concluye.

Se muestra preocupada por la independencia con la que debería actuar la justicia. "Yo les puedo decir que estuve ese día en la sala de Fiscalía y muchas de las acusaciones del Fiscal Guerrero, que nombraba en todo momento al Procurador de la provincia, casi le falta decir 'vengo de parte del Señor Gobernador'. Así que va a estar muy en juego aquí la independencia de poderes, según mi entender, y creo que la población lo debe tener en cuenta... no sé si va a existir, Dios quiera que sí".

"Habrá que probar la instigación -insiste-. Yo me solidarizo con todas las familias, pero yo conozco especialmente a mi esposo y la rectitud de su proceder. En ningún momento pudo haber instigado, ni siquiera haber agredido, hay testimonios que van a comenzar a caer si Dios quiere y los abogados pueden probarlo, porque se ha puesto en la misma bolsa a gran cantidad de gente sin analizar cada caso. Yo me he entrevistado con el Señor Lucio Villalba, he hablado con otros de los jefes. Cuando me dicen 'Daniel, no', yo le digo 'eso deberá Usted decirlo así'".

La esposa se esmera en mostrarse comprensiva de las posturas contrarias a la suya. "No vamos a imponer ninguna opinión. Queremos que nos escuchen. En estos próximos días vamos a seguir en la plaza. Para aquellos que piensan que, más allá de los errores que pudieron cometer y que deben ser juzgados, que esto es un juicio político y que nos quieran dar su apoyo, vamos a comenzar a reunir firmas".

Belén cuenta que una noche no se podía dormir, estaba en vilo, y resolvió escribir un poema inspirado en su esposo ausente. "Canalicé toda esta angustia que tengo a través de unas palabras", dice.

Antes de develar los versos que volcó a mano en un papel, se pronuncia en favor de la sindicalización de la policía, como en el Uruguay: "Días atrás hablaba con un señor que es uruguayo. Me decía que en Uruguay la policía está sindicalizada y que cuando toman una medida de fuerza, nadie osa tomar lo que no es suyo. Hacer culpable a la policía de semejante caos social creo que es no tener mucho más de dos dedos de frente". Justamente, esta idea emerge con fuerza de algunas de las estrofas de su poema, de estilo gauchesco:

Aquí me pongo a cantar,
al compás de la vigüela,
que el sueño que me desvela
más allá de mi dolor,
es saber que entre tanto hedor,
aparecerá la verdad verdadera.

Pobrecita mi guitarra,
a veces se niega a cantar,
es que entre tanto versear
de mentiras y falsedades,
se están ocultando verdades,
que el pueblo debe escuchar.

¿Cómo decir la verdad?
¿A través de qué medios?, paisano,
si la mayoría va de la mano
de los que en el poder están,
y como tiernos loritos,
que repiten sin pensar,
mandan al tacho la moral,
la vergüenza, la decencia,
y con saña y poca cencia,
defenestrándonos están.

Usted va a pensar:
no me diga que es tan inocente,
que este grupo de gente,
familiares y personal policial,
fueron los responsables
de semejante caos social.

A ver, piense un poquito paisano,
haga memoria nomás,
si hace más de 20 años atrás
se los viene gestando,
dándoles el pescado en mano
y no enseñándoles a pescar.

Qué vamos a hablar de trabajo,
si más fácil es hacerse cliente
del político más surgente,
y yendo de reunión en reunión
aprovechar la ocasión de manotear
el plan más urgente.

Que los milicos trabajen,
los he escuchado decir.
No saben que en el diario vivir,
los milicos, como los llaman,
trabajan más por semana
que todos ellos en un año,
que no hacen más que ir de la cama al baño,
y panza arriba siempre están.

A ellos, los saqueadores,
que asolaron nuestra ciudad,
no los creó la policía,
como dice tanto la crítica.
Los creó la clase política
y fagocitándonos están.

Pero es más fácil culpar,
claro, tener un chivo expiatorio,
si desde detrás de un escritorio
en la ciudad de Paraná
se creó una causa judicial
que tiene varias aristas.
No son policías, son terroristas,
es lo que les falta afirmar.

Pongamos cada cosa en su lugar,
este es un reclamo justo,
podremos cuestionar
si no es de su gusto,
el proceder, la manera,
pero es una causa verdadera
por la que querían reclamar.

Y por hoy voy terminando,
me tengo que ir a trabajar,
tempranito me he de levantar,
como aprendí de mis padres y abuelos,
que honraron este bendito suelo,
ganándose honestamente el pan,
y después de un largo andar,
cuando vaya anocheciendo,
y a mi hogar esté volviendo,
a reencontrarme en familia,
al mirar la vacía silla,
con mis hijos he de pensar:
Papá está en un penal
por una tremenda injusticia.
Fuente: elentrerios.com y Oíd Mortales Radio

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