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El próximo viernes a la hora 21, en el salón de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, se realizará la presentación del libro “El silencio de una historia. Vida y Muerte del Pbro. Lorenzo Cot” –editado por Relieves- en el marco del sesquicentenario del fallecimiento de quien fue el primer capellán de de la Colonia San José y Villa Colón, asesinado en 1868.

Su autor, el Profesor e Historiador Alejandro González Pavón, explicó que la portada “muestra el principio del fin. La mano del asesino, y detrás él, tomándose el pecho”. Luego, habló con El Entre Ríos sobre la investigación que lo llevó a conocer la personalidad de este sacerdote y los motivos que desencadenaron la tragedia.

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-¿Cómo surgió la idea de hacer un libro sobre el Presbítero Cot?

-A raíz de la conmemoración del sesquicentenario de su muerte. Me pareció que el libro podía ser el broche de oro. En él libro se trata de volcar la historia a las nuevas generaciones, en muchos capítulos hay ilustraciones que hacen alusión a lo que van a leer. Lo presenté como un proyecto ambicioso pensando en hacer participar a las escuelas, rompiendo el mito del cura sin cabeza.

-¿Por dónde se comienza a reconstruir la vida de una persona que falleció hace tantos años y en una época donde no había posibilidad de que los sucesos queden registrados?

-La fuente principal fueron los archivos de la Iglesia, ahí comencé. Después consulté los archivos de Concordia y Paraná, donde encontré documentación no registrada, en una especie de sección prohibida. En aquel momento, debido al crimen, hubo una sanción a Colón por la que se le sacó el servicio de atención espiritual durante mucho tiempo. La gente debía ir a San José para comulgar, confesarse y recibir los sacramentos.

-Si tuvieses que elegir una frase o un párrafo del libro para describir la figura del Padre Cot, ¿cuál sería?

-“No tengo nada que temer”. Me parece que es una frase que lo caracteriza. Cuando lo fue a buscar este señor vestido de vasco, dijo esto a los hermanos Converset, en cuya casa se estaba hospedando. Creo que él tenía el presentimiento de que algo le podía pasar; no sé si la muerte.

“No tengo nada que temer” fue dicho por su conciencia limpia, pero también por su espíritu incansable de lucha y valor en un tiempo bastante difícil, donde las decisiones de un sacerdote eran decisiones políticas. En cualquier acto aparecían el alcalde, el intendente, los concejales y el sacerdote. Viene de la cultura europea, donde el sacerdote debía dar el certificado de si eran casados o no para poder emigrar, así que creo que eso le jugó en contra.

-Cuando uno relee lo que escribió, una vez publicado, suele impactarse o descubrir detalles como si fuese otro quien volcó esas palabras ¿Te pasó con algo de este libro?

-Sí. Yo hice una recopilación de documentos, pero lo que más me llama la atención fueron los relatos de las personas que declararon o lo que escribieron los sacerdotes a lo largo de la historia de la parroquia: Goiburu, los Padres Monnard, Camilo Vázquez, que estuvieron en contacto directo con gente que lo conoció. Esos testimonios escritos son fundamentales para la historia de cualquier comunidad. Creo que estaba la visión de que algún día alguien podía interesarse en rememorar este nombre.

- ¿Podrías adelantarnos algo de esas declaraciones?

-Creo que es muy interesante lo de Camilo Vázquez, encargado de hacer la movida con la piedra en el templete, después retomada por el Padre Goiburu con la piedra fundamental en el año ’46 y después con el traslado de los restos de Cot de San José a Colón en el año ’48. Benito Conte Grand, un sacerdote que ejerció su ministerio en la República Oriental del Uruguay, quien vino para la colocación de la piedra fundamental y dio un discurso que está publicado en el libro, cuenta que durante la catequesis, cuando eran chicos, recordaban ver a un hombre con su cara prácticamente cubierta por una enfermedad, el mal de San Vito, y dice que cargaba sobre sí el yugo de haber participado en el asesinato de un servidor de Cristo.

Historias que parecen sueltas, pero que si uno las va ensamblando cierra un ámbito en el cual se generó, luego de su muerte, un clima de tensión, miedo y silencio que incluyó a la propia familia, muchos de los cuales se tuvieron que ir de Colón. No hay un expediente legal, por lo menos no lo hemos encontrado hasta el momento; sí está el expediente eclesiástico. Entrevisté a familiares de más de 90 años en las colonias aledañas y cuando hablaban sobre lo que comentaban su abuelo o su papá, lo hacían en un tono bajo, como si todavía existiese cierto miedo a hablar.

- ¿Pensás que están claras las razones que motivaron el crimen? Se hablaba del malestar porque había viajado con el obispo a Corrientes, ya que presumían que lo había hecho para no contagiarse la peste que afectaba a la comunidad, pero cuesta creer la no existencia de otros motivos. ¿Por qué no lo querían las autoridades de la villa y parte de la sociedad?

-Creo que tiene que ver con su reclamo constante por los derechos del inmigrante. Un contrato con veintidós cláusulas preestablecidas a su llegada y que en algunos casos se cumplieron y en otros no. En las primeras juntas de fomento en las que se reunían las colonias de San José y Colón, Cot no participaba por no estar de acuerdo.

No creo que haya sido solo su viaje a Corrientes. Todo se comenzó a gestar cuando él fue a Europa en busca de inmigrantes. El primer destino que tuvo al llegar a Entre Ríos fue la residencia privada del Gral. Urquiza y eso le permitió conocerlo como nadie. El director del Palacio me decía que el elemento más relevante que quedó de la relación entre ambos es un biombo que funcionaba como confesionario. Me puse a reflexionar sobre esta cuestión y pienso que a través de ese confesionario, Urquiza quedaba por debajo de la figura sacerdotal.

-¿El libro hace mención al autor intelectual del crimen?

-Existen algunas cartas de personalidades de la época donde se plantean hipótesis de quién habría sido el autor ideológico, pero no hubo denuncia ante la justicia.

-Supongo que el libro debe mencionar o dejar traslucir muchas virtudes del Padre Lorenzo Cot ¿Cuáles eran sus defectos?

-En sus cartas, escritas de puño y letra, uno ve su carácter fuerte. Más allá de su origen italiano lo que tiene que ver acá es su investidura y la responsabilidad que le tocó cumplir en el proceso de gestación de dos pueblos que hoy en día son emblemáticos de la inmigración, no solo en la región sino a nivel país.

-En este tipo de investigación, análisis y al transcribir todo lo que fuiste conociendo sobre Lorenzo Cot, habrás conocido bastante sobre su forma de ser y de pensar ¿Cómo sería él hoy y qué pensaría de nuestra sociedad?

-Uno como investigador tiene que ponerse en ese lugar; más cuando se habla de una sola persona y más aún de un asesinato. Creo que no estaría muy conforme, sobre todo por su formación docente muy sólida, había recibido el Doctorado en Letras de la Universidad de Turín. También tenía una visión de futuro muy clara, por ejemplo tenía proyectada la creación de un hogar de niños huérfanos producto de la inmigración y de crear un seminario. Esa visión de futuro hoy sería un gran valor.

Desde que comencé la investigación hasta que finalicé me hice una sola pregunta: ¿Qué hubiese pasado entre Colón y San José con todo el avance si él hubiese seguido viviendo?

-¿Qué respuesta encontraste?

-Es una pregunta muy amplia, pero me parece que la vida eclesiástica y social de la región hubiese sido otra.

Pienso que el objetivo no fue matarlo sino darle una paliza como era la metodología del momento, y al ser entre seis y ocho personas se les fue la mano.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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