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La muerte de Braian Toledo conmocionó a todos. Su figura ya se había convertido en patrimonio nacional y el joven deportista supo representar a la Argentina de la mejor manera durante sus 10 años de carrera. Varios atletas, y también políticos, le dedicaron mensajes de despedida a través de sus redes sociales durante toda la mañana, y, como era de esperarse, el presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein, también le dedicó una seguidilla de tweets en su cuenta personal.

Pero eso no fue suficiente, por lo que Werthein convocó a una rueda de prensa al mediodía de este jueves para hablar sobre el tema con los medios en la sede del COA. Allí, en el pintoresco edificio de Juncal 1662 los pasillos estaban vacíos; en el fondo, pasando el escritorio de la entrada, se encontraba un grupo reducido de periodistas y camarógrafos que se preparaban para salir al aire, hablando bajito y sin levantar mucho la voz.

"Buenas tardes, si podemos decir eso -irrumpió Werthein apenas se acomodó en el salón de conferencias-. Es un día trágico para el deporte argentino, se nos fue Braian (Toledo), es inexplicable. Nos genera un enorme dolor". El presidente acompañaba sus palabras con una visible tristeza, en su voz y en su rostro: "Tuve un montón de llamadas hoy y pensé que lo mejor sería que estuviera la voz del Comité Olímpico. No quería hablar la verdad porque me acuerdo de él y siento que estuviera acá como siempre, pero ya no está".

El también presidente del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard) recordó a Toledo con una anécdota que vivió en un viaje a Entre Ríos para visitar lo que era el inicio de un centro de alto rendimiento en la provincia, un tiempo después de que el atleta de Marcos Paz obtuviera la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur 2010.

"En Concordia, un domingo a las ocho de la mañana, donde hacía un grado de temperatura, vi a un grupo de 20 chicos que estaban lanzando la jabalina en una especie de pista, que todavía no estaba armada. Me emocioné, entonces me les acerqué para preguntarles qué hacían y me respondieron que querían ser como Braian. Eso transmitía él", contó la autoridad del COA.

Werthein constantemente se refería a Toledo por su nombre de pila y con mucho cariño, lo que refleja la cercanía que tenían ambos. En ese sentido, el dirigente resaltó las cualidades del atleta, deportivas y humanas: " Era un deportista excepcional, con todos los valores que se deben transmitir. Sólo pensaba en ayudar, primero a su familia que tiene un origen muy humilde y, después, a quien lo necesitara. Siempre estaba a disposición para dar una mano, le nacía naturalmente".


Es que Toledo siempre se comprometió socialmente, era embajador del proyecto solidario de la empresa Weber Saint Gobain, con quienes arrancó en su barrio ayudando a la ONG Arriba los Pibes -funciona un merendero que da de comer a 90 chicos, pero también brinda talleres laborales y educativos-, luego siguió con Los Pepitos -un merendero para 120 niños- en Merlo y, sin dejar de ayudar a los otros dos, terminó 2019 en una sociedad de fomento ubicada en la rotonda de La Plata, convocando distintas empresas para mejorar la realidad de un club de barrio al que asisten 400 chicos por mes.

"Braian era una mezcla de pasado y futuro, un icono para todos. Era el bebé para Germán Lauro y Jennifer Dahlgren, pero a la vez era un luchador. Se fue a Finlandia porque quería mejorar, cambió su físico y su forma de tiro, siempre con humildad y sacrificio, nunca se quejó", señaló Werthein. En aquel país se entrenan los mejores lanzadores del mundo y Toledo fue allí a ser entrenado por el finlandés Kari Ihalainen, técnico consagrado, para llegar de la mejor forma a Tokio 2020 y tratar de conseguir una medalla. "Fue el primer hijo del Enard, su medalla en Singapur fue de él solo, porque no había una estructura armada todavia, estaba empezando", completó.

El velorio de Toledo será esta tarde a las 18, en su casa de Marcos Paz, donde colocarán la bandera olímpica sobre el féretro y mañana se la entregarán a su madre, Rosa, y a sus hermanos Débora e Ignacio. "No hay palabras, creo que hay que homenajearlo. Es un pequeñísimo reconocimiento para alguien que nos dio tanto", detalló Werthein.
Fuente: La Nación

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