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Durante los días 11 a 15 de noviembre, se realizó en Durban (Sudáfrica) la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales de la Organización de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU). Este encuentro marca 106 años de historia en el movimiento municipalista a nivel mundial, con una amplia trayectoria y evolución en las temáticas abordadas. Hagamos un breve repaso.

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Desde 1913 a la actualidad
En el año 13 del siglo pasado, se realizó el primer “Congreso Internacional de Ciudades” en Gante, Bélgica. El mismo tuvo como lema “El arte de construir ciudades y de organizar la vida comunitaria”, y las principales motivaciones para realizarlo derivaron de los cambios en el estilo de vida producto de las innovaciones de fines del siglo XIX. El alumbrado público, la introducción de ascensores, el tren, el metro, el auto, los avances en la medicina, el saneamiento: estos fueron los catalizadores del incipiente movimiento municipal.

Como consecuencia de este Congreso, se fundó la primera organización internacional de este tipo: la Unión Internacional de Ciudades. La misma devino en Unión Internacional de Autoridades Locales (IULA) en 1928. Para 1957, se funda la segunda organización de relevancia, la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMCU). Por último, en 1985 se fundó Metrópolis, o la Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis. Tanto la IULA, como FMCU y Metrópolis, decidieron fundirse en un único ente, llamado desde 2004 Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU).
“Las ciudades están escuchando”
Ese fue el lema de la pasada Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales de CGLU. Este es el mayor encuentro de alcaldes, presidentes de asociaciones, concejales y representantes locales y regionales de todo el mundo, y pretende demostrar cómo la localización (aplicar en las ciudades los ODS) es un instrumento político fundamental para que ningún lugar ni nadie se queden atrás en los beneficios del desarrollo. Como corolario de la propuesta, la Declaración Política de Durban reza: “el cambio que necesitamos para transformar las sociedades será local, o no será.”

En adición a esto, se explicita en el documento post-Congreso que este “será un movimiento impulsado por la igualdad, que adoptará una postura colectiva para poner fin a la pobreza y abordar las desigualdades”, a través del otorgamiento a los gobiernos locales y regionales de la capacidad para cumplir con el papel de impulsores de este cambio. Todo ello para lograr “(…) la prestación de servicios inclusivos, asequibles y justos, fomentando la preservación de los bienes comunes y la promoción de los derechos humanos.”

Es interesante remarcar que también se tiene en cuenta el impacto de la futura 4ta Revolución Industrial para que “(…) vaya más allá de los avances estrictamente tecnológicos, y que trabaje al servicio de las comunidades locales y no sólo de las personas que más tienen. La defensa de los derechos digitales debe ser una prioridad para todos los gobiernos locales y regionales. (…) Debe reconciliar la competitividad con la cohesión territorial y el aspecto local para fomentar un futuro próspero con trabajo decente.”

Asimismo, se postula al movimiento municipalista local-global como el agente clave y con mayor aptitud para efectuar estas transformaciones, a través del empoderamiento“(…) a las organizaciones con raíces en sus comunidades y a la sociedad civil, desarrollando asociaciones con el sector privado y la academia, promoviendo el conocimiento local y construyendo experiencia científica local para aprovechar el poder de la coproducciónde nuestras ciudades y territorios, incluyendo datos e información.”

Por último, se destaca en el documento que la Agenda 2030 de Naciones Unidas “(…) representa una oportunidad para renovar el contrato social, para repensar cómo nos relacionamos. Hacer nuestra esta agenda global es lo que entendemospor localización, lo que permite a la comunidad innovar y nos coloca en el centro de la política de desarrollo internacional, y es la única garantía para su cumplimiento.” Especialmente, las ciudades tienen la mayor oportunidad de hacerse oír en las siguientes temáticas:

Derecho a la vivienda: el cual está en el centro de las prioridades de la ciudadanía y debe continuar en el centro del debate político, en relación a proveer a las poblaciones de condiciones para una vida digna y con oportunidades. Más competencias para regular el mercado de vivienda, o una planificación urbana que combine la vivienda adecuada con barrios de calidad, son hitos fundamentales que habrá que seguir desarrollando y promoviendo en este contexto;

Migración: ratificación del esfuerzo por luchar contra la discriminación y fomentar la solidaridad humana, proteger la dignidad de todos, independientemente de su estatus legal. En este sentido, el movimiento apoya un enfoque de la migración basado en los derechos más allá de la gestión de las fronteras, proporcionando acceso a servicios básicos y oportunidades para la transformación social a través de diálogos entre culturas;

Renovar la democracia y la ciudadanía: para mitigar la falta de confianza de las comunidades en las instituciones que las representan y los sistemas de gobierno. El nivel local y territorial es fundamental para repensar y reformar los mismos para que sean más participativos, responsables y transparentes. Responder a estos llamamientos y restablecer la confianza entre las instituciones, los ciudadanos, y las comunidades, a todos los niveles, son elementos determinantes para lograr los objetivos mundiales;

Transición ecológica: el futuro del movimiento internacional de gobiernos locales y regionales se basará en un enfoque territorial integrado, basado en sistemas de ciudades basadas en la solidaridad y no en la competencia. Promoverá un cambio en los patrones de producción y consumo, trabajando para asegurar una movilidad limpia, con el objetivo de mitigar la expansión urbana y apuntalar el trabajo decente en la era digital. Para ello se postula una transición de una sociedad productiva a una sociedad creativa, repensando la complejidad de la cadena de suministro global, así como los circuitos más cortos y naturales de las ciudades;

Igualdad de género: la condición de las mujeres, las necesidades específicas y la contribución única para configurar el futuro de la humanidad no pueden permanecer invisibles y desatendidas en la formulación y el seguimiento de las políticas públicas, en particular cuando también pertenecen a poblaciones que han sido históricamente discriminadas.

Cultura: es un componente esencial de la identidad localy desempeña un papel clave como elemento de solidaridad mundial. Las políticas y programas culturales locales sobre la memoria, el patrimonio, la creatividad, la diversidad y el conocimiento son vectores clave, en todas partes, del desarrollo sostenible local centrado en las personas.

Hoy en día, entrados en el siglo XXI, el fenómeno de las ciudades se encuentra en auge y rápida evolución. Se calcula que 5 de cada 10 personas viven en una urbe, y que para 2050 esa cifra aumentará a 7 de cada 10. Es más que acertado, entonces, llamar a la ciudad “el hábitat del ser humano del siglo XXI”. Por ende, este es el ámbito de aplicación más cercano y efectivo de las políticas relacionadas a la implementación de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que gira en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS).

Si queremos un futuro con mayores oportunidades y con enfoque en la igualdad de género, orientado hacia una economía ecológica, una sociedad democrática, plural, tolerante y pluralista, pero que a la vez tenga en cuenta las identidades locales, no podemos obviar el rol de los gobiernos locales. El gobierno local conoce, camina, escucha a las personas: de ahí su importancia en el futuro global del siglo XXI. Los municipios argentinos deben subirse a este tren para no perder la oportunidad de crear un mejor futuro para todos.
Fuente: El Entre Ríos.

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