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El 24 de diciembre, Maira y Sara recibieron a la Navidad en Saint-Germain, (Savièse), con Fabianne y toda su familia (18 personas en total).

Para comenzar hubo un “apéro” (aperitivo), con vino blanco y bocaditos, que, sobre el final, tuvo una particular visita: Papá Noel. Sí, señoras y señores, de este lado del mundo, el señor de barba blanca que se viste de rojo y trae los regalos en Navidad, “se deja ver”. Nada de entrar a la casa a escondidas.

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Al son de una campana que anuncia su llegada, se suma a la ronda, brinda con todos los presentes y antes de entregar cada regalo, pide una poesía o una canción navideña. Y por supuesto, todos, como buenos “niños”, nos sentamos a charlar con Papá Noel.

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Esa noche, escuchamos a la familia cantar en francés, en inglés, en ruso ¡y hasta en zulú!

Es, realmente, un momento agradable y muy, pero muy divertido.

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Luego, la (gran) cena: 6 platos. En el medio de las comidas, es decir, el plato número 3 fue un helado de agua de albahaca (como digestivo). Por estos lares, suelen realizar varios platos cuando se trata de ocasiones importantes. En la mesa, ante las caras de sorpresa (y posterior pregunta) de las dos argentinas, acostumbradas solamente a tres platos, alguien les explicó acerca de la tradición y de paso, comentó que estuvo en una comida, realizada en otro cantón, donde sirvieron 11 platos…

Para recibir a la Navidad, tradicionalmente, todos vecinos de la ciudad van a la misa. Unos 10 minutos antes de que el reloj indique la medianoche, caminaron un par de cuadras hasta la Iglesia de Saint-Germain.

En Navidad la gente no se desarma en besos y abrazos, como hacen los argentinos. Esos gestos lo reservan para el año nuevo. Tampoco se saludan con un beso en la misa, aquí sólo se dan la mano…

Por eso, y acaso porque sentían que faltaban esas muestras de cariño, después de misa hubo dos argentinas que se saludaron como corresponde, con abrazo grande y fuerte. Que tanto.

Luego de la misa, que finalizó con la presentación bellísima de un coro, todos se reunieron alrededor de un fuego a charlar y a tomar el tradicional vino caliente. Una muy buena idea para sobrellevar el frío (alrededor de -2° C).

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Algo, también llamativo, es que no hubo pirotecnia.

Este día tan especial para Maira y Sara, terminó después de un café. Se fueron a dormir felices, aunque un poco nostálgicas, cerca de las 3 de la mañana, hora suiza, o a las 23, del horario argentino.

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Esta foto fue tomada en el Museo de los perros de raza "San Bernardo", ubicado en la ciudad de Martigny, unos días antes de Navidad. Aparecen Sara, Maira y Kevin, un estudiante italiano con el que conviven en la casa de Granois.

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