Por problemas económicos, la empresa Alpina, establecida en el Parque Industrial Gral. Belgrano de Paraná, decidió prescindir de uno de sus empleados. Sus compañeros decidieron plantear una solución solidaria: propusieron resignar todas las horas extras a cambio de mantenerle el sueldo al hombre despedido.
La respuesta de los empleadores fue comprensiva. Los responsables de la firma crearon un convenio extraordinario para establecer este acuerdo: el trabajador conserva su puesto y el resto cobrará un salario menguado pero todos mantendrán su fuente de ingreso.
Desde entonces, hace unos 15 días, el ingenio ganó la vida de esos empleados solidarios. Algunos de ellos, para compensar la merma en los ingresos se rebuscan con el despunte de viejos oficios como venta de salames, quesos y demás elaboraciones propias para recuperar el dinero que ellos mismos decidieron invertir.