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La cuenta es sencilla. A los arroceros entrerrianos, la empresa Energía de Entre Ríos Sociedad Anónima les cobra $4,60 cada kilovatio y en Santa Fe la Empresa Provincial de la Energía les factura menos de $2. En Corrientes, el kilovatio vale $2,20, según los números de la Fundación Pro Arroz.

"En Entre Ríos, el costo eléctrico durante todo el ciclo del cultivo es de $6.600 por hectárea. Nosotros mostramos que la tarifa de un productor que regaba unas 70 hectáreas superó los 300.000 pesos en un mes. Es una locura", advirtió Hugo Müller, presidente de la Fundación Pro Arroz.

La asimetría con las otras provincias "saltó" a nivel nacional en la primera reunión de la Mesa Arrocera, que organizó el entrerriano Luis Miguel Etchevehere, ahora ministro de Agroindustria.

En una situación "incómoda", el gobierno de Entre Ríos postergó el cobro de las facturas eléctricas de enero, febrero y marzo a los productores arroceros, pero todavía no hay una solución de fondo. El jueves pasado se reunieron en Paraná para comenzar a buscar una salida a un problema que compromete la producción de arroz en la provincia, que representa más del 25% de la cosecha argentina.

De las 195.000 hectáreas que se plantaron con arroz esta campaña, unas 52.000 se sembraron en Entre Ríos. En Corrientes -que es la provincia con mayor superficie arrocera- se implantaron 95.000 hectáreas y en Santa Fe unas 30.000 hectáreas. El resto (15.000 hectáreas) se divide entre Chaco y Formosa.

En la Mesa Arrocera, una alternativa que plantearon los productores entrerrianos es que los consideren una actividad electrointensiva, para así acceder a un costo diferencial de la energía eléctrica. Para Müller, el alto costo de la electricidad es una de las variables que puede acelerar la desaparición de los pequeños y medianos productores.

La Fundación Pro Arroz y la Facultad de Ciencias Agropecuarias de Entre Ríos (Uner) vienen realizando censos de los arroceros entrerrianos. Müller sabe los números de memoria: "en el 2001 había 740 productores, en el 2010 cayó a 320 y ahora hay 174 arroceros en Entre Ríos".

José María Guidobono, que siembra en varias zonas de Entre Ríos y también en Corrientes, se siente en un dilema. "Yo tendría que estar pensando en lo agronómico: en cómo ser más eficiente con el agua, lograr mayores rendimientos y generar el menor impacto ambiental posible; pero, en cambio, tengo que estar todo el tiempo encima de los problemas económicos", aseguró.

Hace más de 40 años que se dedica al arroz y dice que hoy los costos entrerrianos son inviables y van a fundir a muchos productores. "Lo más paradójico es que durante años peleamos para contar con electricidad y extender el tendido hasta las bombas, para dejar de usar gasoil. Ahora, hay productores que están pagando esos créditos y no quieren conectar las bombas a la red eléctrica porque les sale más barato quemar combustible", insistió.

En este escenario, Entre Ríos pierde una gran ventaja estratégica para producir arroz. En Corrientes es necesario hacer represas para implantar el cultivo, con una significativa inversión en movimiento de suelos. Aquí, en cambio, con la bomba -el agua está a una profundidad de 80 metros cerca de Concordia- y una infraestructura de taipas mucho más acotada es posible desarrollar el ciclo del cultivo, pero el costo de la electricidad jaquea la ecuación.
Fuente: Clarín Rural

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