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Los indicios que revelan la presencia jesuítica en diversas ciudades de la costa del Río Uruguay siempre han sido asunto de estudio, en especial para los historiadores. Pero esta vez, también se volverá atractivo para atraer turistas.

A raíz de la investigación realizada sobre el Castillo Morató en Paysandú, la ciudad uruguaya vecina a Colón, la Intendencia sanducera se interesó en la presencia jesuita en el departamento y encomendó a Daniel Cortazzo la realización de un informe.

Cortazzo es un investigador que se ha dedicado a estudiar la herencia de los asentamientos jesuitas y que trabajó junto a la familia Morató en el proceso previo a la apertura al turismo, ya que justamente parte de lo que se investigó sobre ese establecimiento fueron los antecedentes como puesto de la gran estancia jesuítica del Yapeyú.

Después de este trabajo con la familia Morató surgió la posibilidad de seguir investigando, a través de la Intendencia Departamental, sobre otros asentamientos relacionados con la presencia jesuita en el departamento, con la idea de crear un circuito que le permita a Paysandú integrarse en el tramo de la Ruta Jesuítica en nuestro país. “Porque hasta ahora la ruta jesuítica del Uruguay está enfocada a lo que son las estancias jesuíticas, pero de otro orden, es decir, son estancias como la Calera de las Huérfanas, o la Virgen de los Desamparados, que estaban hechas para financiar, en el caso de la Calera de las Huérfanas, el Asilo de Niñas de Buenos Aires, y en el caso de la Virgen de los Desamparados, el Asilo de Niños de Montevideo”, planteó Cortazzo.

Estas estancias “eran trabajadas por esclavos, no intervenían indígenas ahí, y el fin último de estas estancias no era producir alimentos para las reducciones, sino para comerciar. Entonces se me solicitó si yo podía hacer un relevamiento de todos los puestos existentes en la zona del Queguay, Queguay medio y Queguay superior”, dijo. Es así que empezó el relevamiento tomando como marco documental “por un lado el mapa de Marimón (Miguel, cura), que se le atribuye a (Bernardo) Nusdorffer, pero es de Marimón. Después la georreferenciación que hace el arquitecto (Juan) Giuria en 1950, más el relato que hace el superior del río Uruguay previo a la guerra guaranítica, que es el relatorio del padre Nusdorffer, que va de 1740 a 1752”.
Fuente: El Telégrafo

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