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Como sociedad, estamos algo apartados de la realidad. O bien un poco alejados. Y no es simple. Por ejemplo, tenemos un ciudadano alemán que, al sentirse despechado por el abandono de su esposa, decide hacer una división de bienes. Pero una división literal: cortó todo, desde una silla hasta el auto, pasando por un televisor, celular de última generación, un peluche y más. Y no solo eso, sino que además decide vender “su parte” por un sitio de compra venta de Internet.

Esto, a mi entender, es solo un ejemplo extranjero. Pero aquí tenemos nuestra propia división de bienes. Y no son solo bienes muebles, como un auto, sino una separación de índole social.

¿Y por qué? Pues, sigamos con los ejemplos que, en definitiva, es lo que más nos ayuda a entender muchas veces a que nos referimos. Un ejemplo puede ser el trato entre dos hermanos, uno de los cuales decidió seguir el modelo político actual a rajatabla, sin quizás pensar en que a otras personas les puede molestar un poco semejante fanatismo. El otro hermano no piensa igual, dado que a criterio del primero (el oficialista) es un contrera, un opositor, una persona que no está informada como corresponde, que solo escucha a Lanata y demás cuestiones similares lo que los lleva, siempre que se encuentran, a discutir temas que son de público conocimiento y hasta un maltrato psicológico.

Otro ejemplo no menos real, es el de las redes sociales. Una persona publica una foto relacionada con un conjunto de personas jóvenes y un político oficialista y hace una mención de índole “los jóvenes siguiendo el modelo”. Claramente una persona que es seguidora del modelo actual, y un contacto “amigo” de la red social menciona algo como “los jóvenes siguen cualquier modelo”, sin emitir ofensas de ningún tipo. Pues la persona que publica la foto simplemente lo tilda de gorila, menosprecia su actividad y lo bloquea.

Uno más: un ciudadano como vos o yo, decide presenta un proyecto ante las autoridades competentes para intentar, por ejemplo, asfaltar la calle donde vive conjuntamente con otros vecinos. En ese caso, el ciudadano debe tener en cuenta que debe presentarlo a los políticos que son del mismo partido al que corresponde el Ejecutivo y tendrá éxito, dado que si hace lo contrario y lo presenta a los opositores, tiene un alto porcentaje de ser rechazado.

Estos ejemplos son claros para demostrarnos que estamos ante una situación social que nos está marcando y esta marca quedará en nosotros durante mucho tiempo, quizás hasta dos generaciones. Es claro, nos está demostrando este abismo social que o bien estás a favor del proyecto (sea del color que sea) o bien sos un golpista. Pensás igual que yo o estás equivocado. Haces lo que pienso yo o no te hablo más. Respeta lo que digo, pero yo no respeto tus palabras.

Nuestros hijos están absorbiendo esto de manera acelerada y se les nota en su ambiente, sea escolar, deportivo o universitario.

La pregunta es: ¿Cómo se soluciona? O bien podría ser ¿Qué debemos hacer para volver a ser personas que pueden hablar y compartir pensamientos sin llegar a una discusión? O quizás ¿Bastará un cambio de gobierno nacional, provincial o municipal para que esto cambie automáticamente?

Todas estas preguntas, estimado, no tienen hoy una respuesta. O quizás una frase puede ayudarnos a entender el porqué de esto: “Divide y reinarás”.

Lucas Beber
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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