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"Somos conscientes de las grandezas de nuestra iglesia arquidiocesana, de la generosidad y entrega de muchos sacerdotes, consagrados y laicos, pero también de que dentro de nuestra iglesia sucedieron hechos gravísimos que nos avergüenzan", dijo monseñor Juan Alberto Puiggari en uno de los pasajes más importantes de la homilía de ayer, en la misa que hubo frente a la Catedral de Paraná, luego de la procesión realizada en honor a la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad. Fue una de las procesiones más grandes del último período. Desde temprano, la Plaza 1° de Mayo comenzó a llenarse. Fue lo más parecido a una manifestación política. Cada grupo llegó como si fuera una delegación, aunque le digan comunidad, y se mantuvieron juntos, caminaron en procesión de esa manera.

También llegaron fieles por su cuenta, en familia, eran un montón. De fondo, desde los parlantes salían arengas permanentes, pedidos de aplausos y vivas. Así fue la celebración patronal. Durante la homilía, Puiggari nunca nombró a la palabras "abuso" y "sexual", pero agregó: "Precisamente por eso, por las dramáticas experiencias vividas, es que nos sentimos urgidos en el compromiso que nos pide la Virgen de Fátima: conversión, penitencia, purificación, y ante todo lo que pasa en el mundo y en la iglesia, ¿qué podemos hacer? y ¿qué debemos hacer? Que cada vez más el cristiano tiene que sentirse comprometido según su vocación, según el lugar que ocupa en la construcción de un mundo mejor". Pero una hora y media antes, momentos previos a la procesión, los fieles llevaban banderas de cada comunidad, parroquias y de grupos de oración.

Tenían insignias, porras de colores y distinciones. También había trapos celestes y blancos, además de los blancos y amarillos. Hasta los baños químicos estaban en la Plaza. Fue, en definitiva, una demostración de fe, como si hubiera sido una demostración de fuerza. Había jóvenes, adultos y niños en una Plaza repleta. "¡Vamos a preparar nuestros pañuelos, vamos a preparar nuestras banderas para recibir a María!", gritó el orador al micrófono momentos antes de que inicie la procesión. En otros años tiraban bombas de estruendo, esta vez fueron bombas de papeles plateados que volaron en lo alto y así se mantuvieron por el viento. Segundos antes del inicio de la procesión, asomó el sol y, esta vez, fue una oradora al micrófono la que gritó con certezas: "¡Es la virgen que nos da la bendición!". Ese fue el clima que se vivió ayer.

La peregrinación inició frente a la Catedral, siguió por Urquiza, 9 de julio, Alem, Santa Fe, España y volvió otra vez a loa Plaza 1° de Mayo. Habrá que decir que arrancó con algunos minutos de atraso y recién a las 18.30 la imagen de la Virgen retornó a su lugar de origen para empezar la misa. Al llegar de vuelta a la Catedral cantaron el Himno Nacional y luego la Marcha de Entre Ríos.

Acompañó la Banda de Música de la Policía de la provincia. La homilía duró poco más de 13 minutos. Puiggari saludó al intendente de Paraná, Sergio Varisco; a la viceintendenta Josefina Etienot; a funcionarios presentes, concejales y a los fieles que se encontraban en la Plaza.

"Nos congrega esta venerable imagen de la Virgen del Santo Rosario", dijo para empezar y agregó que la reconoce como madre, fundadora y patrona de Paraná. A pocas cuadras de la Catedral tenía lugar ayer el Contrafestejo, actividad que entre otros aspectos reivindica el origen de los barrios de la ciudad, la ascendencia afro y los pueblos originarios. Puiggari dijo citando al papa Francisco: "Sin las raíces no puede vivir un pueblo. Si se abandonan las raíces se vuelve un pueblo enfermo", y agregó: "Nuestras raíz histórica y espiritual es María del Rosario".

También habló de la virgen de Fátima que le pide a los cristianos no ser indiferentes, pesimistas o derrotistas , y los invitó a entrar en el camino de los humildes. "Los peligros que acechan el mundo de hoy no son muy distintos que hace 100 años. La paz está amenazada", y otra vez, al citar al Papa habló de una tercera guerra mundial. Puiggari también mencionó al Decreto de las Conclusiones del tercer Sínodo. "Son fruto de un largo trabajo realizado por muchos de ustedes con mucho amor y entrega. Hemos caminado juntos tenemos que seguir haciéndolo".

Antes de terminar le pidió a la Virgen que conceda parroquias con salidas, fraternas y misioneras, y que se rece el rosario hasta en los colectivos. Al terminar recibió un aplauso de los fieles

Desde una humilde capilla

En 1586 se le tributa devoción a la Virgen del Rosario en Buenos Aires, siendo de este modo una de las imágenes más antiguas del país. La Virgen del Rosario tiene una historia muy unida a Paraná, de la cual es fundadora y patrona. Según cuenta el Arzobispado local, un grupo de pobladores se nucleó en torno a una humilde capilla dedicada a esta advocación, ubicada en Bajada, a orillas del río. En 1730 se creó allí una parroquia. El padre Francisco Arias Montiel, su primer párroco, propagó la devoción. El amor a la Virgen es el lazo de unidad y factor de progreso.

El sucesor, el padre Francisco Álvarez, deseoso de un patrono o patrona de la ciudad, decidió la realización de un plebiscito popular. La elección fue entre la Virgen del Rosario, San Miguel Arcángel y Santa Rosa de Lima. El plebiscito se realizó el 1° de enero de 1825; resultó electa la Virgen del Rosario. Este hecho permitió tener una idea de la importancia concebida a los patrocinios y la repercusión popular de tales acontecimientos. Luego, monseñor Guilland le consagró toda la diócesis y Monseñor Tortolo coronó solemnemente a la patrona de la ciudad. La Virgen, bajo esta advocación preside la primera bendición de la Bandera Argentina el 25 de mayo 1812.

Patriotas tales como Belgrano, Güemes y Arenales, se cuentan entre sus devotos y también venerada en provincias como Jujuy, San Luis, San Juan y Mendoza. Ayer, en Paraná, Puiggari habló de los que tienen una vida precaria y con necesidades, del miedo y la desesperación, de la alegría de vivir que se apaga, de la falta de respeto y la violencia que crece, y dijo: "Para vencer el mal como hijos de María tenemos que escucharla. Ella nos dice como un eco de lo que dijo en Canaán. Conviértanse, recen el rosario, siéntanse corresponsable de la evangelización y reparen", entre otros aspectos.
Fuente: Uno Entre Ríos

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