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Ariel Romero y Angélica Benítez.
Ariel Romero y Angélica Benítez.
Ariel Romero y Angélica Benítez.
A pocos días del último festival del año en el Club Atlético Sauce, y también de finalizar una auspiciosa temporada, Angélica Benítez y Sergio Ariel Romero visitaron la redacción de El Entre Ríos para hacer un balance del año y contarnos sobre el fantástico trabajo que se viene realizando en la Escuela "Nicolás Camino" del Club Defensores de Colón, la cual tiene como estandarte a Cristian "Indio" Baes.

Angélica, pareja de Cristian, forma parte del staff de entrenadores que lleva adelante un proyecto que comenzó hace 5 años y hoy en día le permite practicar boxeo a decenas de niños y adolescentes de la ciudad. Ariel, por su parte, es uno de los púgiles locales que más ha crecido durante 2016, siendo seleccionado por la Federación Argentina para realizar varios campus por diferentes puntos del país, con el objetivo de representar al Seleccionado Nacional en los Juegos Olímpicos de la Juventud que se desarrollarán en Buenos Aires en 2018.

Una interesante entrevista, cargada de contenido boxístico pero con una mirada social sobre el deporte y el cuidado físico y mental que llevan adelante, apuntalados por sus entrenadores, los púgiles que concurren a la Escuela "Nicolás Camino". Los valores, el compañerismo, el compromiso y el sacrificio para llegar a ser un campeón argentino y, por qué no mundial, de un grupo de jóvenes en un deporte que, al interiorizarse en él y en sus protagonistas, acaba con el simplismo de creer que se trata de "dos tipos que se suben al ring a matarse a palos".

"Creando futuro, formando personas"


Angélica Benítez: Soy la pareja de Cristian (Baes) y estoy en el boxeo desde la época que él empezó a combatir. Lo acompañaba a los entrenamientos y peleas hasta que decidió dejar después de haber estado un tiempo con la Selección Argentina. Cuando hace 5 años decidió arrancar de nuevo, con el proyecto de la Escuelita, me propuso que lo acompañe y enseguida le dije que sí, que me encantaría. Y ahí arrancamos, junto a mis cuñados, los cuatro, con un montón de chicos de 11 años en adelante en el Salón de la "Medalla Milagrosa". Al año siguiente nos abrieron las puertas del Club Defensores, donde permanecemos en la actualidad.

Con el correr del tiempo se fueron sumando muchos chicos, eso hizo que nos dividamos la tarea. Yo me encargo de los que recién arrancan, enseñándoles los movimientos básicos, golpes a la bolsa y demás. Cuando ya están preparados para empezar a combatir pasan a trabajar con Cristian, él los termina de pulir, de corregirles detalles técnicos.

Una mujer en la Federación Argentina


Cristian no pudo ir por temas laborales (a un festival que el gimnasio de la Federación Argentina tiene en la Avenida Castro Barros de Buenos Aires) y lo tuve que suplantar. Yo ya conozco el tema, de tanto trabajar con los chicos, y además tengo la Licencia de Técnica de la Federación Entrerriana por haber completado el curso provincial. Del nacional sólo me faltó rendir, pero también lo cursé acompañando a Cristian.

Al principio todos miraban a ver qué iba a pasar. Era muy raro ver en la Federación a una mujer en un rincón al mando de los chicos. No sé si alguna vez pasó, en algunos casos hay mujeres acompañando a los técnicos, pero no al frente. En la primera pelea tenía mucha ansiedad, nervios, pero después me solté. Confiaba mucho en la preparación que les había dispuesto Cristian, sabía lo que podían dar.

Hace poco también me tocó estar con los chicos en la etapa Nacional de los Juegos Evita en Mar del Plata. Fue una semana, no un día como aquella vez, por lo que el desafío fue mayor. No sólo estaba atenta al tema deportivo, sino también tenía que cuidarlos en la alimentación por el tema del pesaje todos los días antes del combate.

Los chicos me tienen confianza, me conocen y nos llevamos muy bien, jamás tuvimos un inconveniente. Fue todo nuevo, tanto para mí estar al frente del grupo, como para ellos, recibir indicaciones de una mujer. Me felicitaron técnicos, árbitros y dirigentes.

A la altura de los mejores


Este año fue increíble, muy satisfactorio para los chicos que salieron a competir. En este momento podemos decir que están al nivel de los de Buenos Aires, los mejores del país. Si bien surgen peleas constantemente, hoy en día es difícil conseguirles rivales en la zona por el nivel que han conseguido.

Staff de trabajo


Tenemos la colaboración del kinesiólogo Alberto Gómez, que siempre está atento a cualquier molestia o lesión que los chicos tengan. Quien nos ayudó mucho en la parte física y fue una base fundamental este año fue Leonardo Succetti, que ahora por cuestiones laborales ya no nos puede acompañar, pero sigue estando predispuesto para cualquier consulta o plan de trabajo.

También hay gente que nos ayuda mucho, por ejemplo para conseguir vitaminas para los chicos, porque se entrenan de manera exigente y realizan un desgaste tremendo. No nos olvidemos que además tienen sus estudios y trabajos.

Es un trabajo arduo, tanto Cristian como yo tenemos nuestros respectivos trabajos, la familia, y otras obligaciones que atender, pero así y todo le dedicamos mucho tiempo al entrenamiento. Por ahí se cree que es ir y dar la práctica, pero detrás de cada día hay una planificación, nunca repetimos los trabajos, los vamos variando de lunes a sábado.

Contención


Nos preocupamos mucho cuando alguno deja de venir. Enseguida nos comunicamos a ver si está enfermo o tiene otro problema, creamos un espacio de contención. Cuando nos propusimos crear la Escuelita dejamos en claro nuestro lema: "Creando futuro, formando personas". Les prohibimos a los chicos pelear afuera del gimnasio, les pedimos que se cuiden en cuanto a su exposición en redes sociales y otras cosas, los advertimos sobre el alcohol, el cigarrillo y otras adicciones.

Más allá del boxeo, queremos formar buenas personas, que el día de mañana formen una familia, tengan un buen trabajo y sean felices. No recibimos nada a cambio, lo hacemos porque nos gusta. Queremos que los chicos tengan un futuro y buena educación.

Con los chicos nos juntamos a comer, a ver peleas, privilegiamos el grupo, hablamos mucho antes y después de las prácticas, compartimos muchas cosas.

Soy Maestra Jardinera, si bien no ejercí, hoy me ayuda mucho para trabajar en lo social. El boxeo ha hecho mucho por lo social. Solo hay que fijarse que la mayoría de los campeones del mundo que dio Argentina tuvieron una infancia y adolescencia complicada.

El arte de boxear


La gente piensa que boxear es agarrarse a trompadas. Pero en realidad es un arte. La persona que se sube a pelear debe tener ciertas condiciones, y hacerlo con un rival que esté igual de preparado que él. No llega cualquiera a boxear, se necesitan muchas condiciones, ser muy correcto.

Hay madres que tienen chicos en la Escuelita que se sorprendieron por el trabajo y el respeto que hay entre ellos, y al principio no se animaban a mandarlo.

El salto al cuadrilátero


Mucha gente me pregunta, hasta las propias nenas de la escuelita, cuando voy a combatir.

Uno siempre tiene que aprender para enseñar, quizás estoy capacitada. Pero, como dije durante la nota, hay que dedicarle muchísimo tiempo a la preparación.

Hoy en día no lo tengo, o sea, tendría que resignar la parte de técnica. Tampoco lo tuve antes, el estudio y la familia fueron las prioridades.

Siempre me pregunto ¿qué se sentirá subirse ahí? Hasta ahora nunca se me dio por intentarlo.

"Mi sueño es llegar a ser campeón del mundo"


Los comienzos, el magnífico presente y un deseo por el que está dispuesto a pelear. Conocé a Sergio Ariel Romero.

- Nací en Colón, pero de chico me fui a vivir a Caleta Olivia, hasta que volví hace un par de años. Jugué al fútbol y también hice taekwondo, hasta que un amigo, en Caleta, me invitó a practicar boxeo. Me gustó e inclusive debuté haciendo dos peleas a los 13 años.

Cuando volví a Colón retomé los entrenamientos en Santa Rosa, hasta que me vine a trabajar con Cristian. Al principio me costó, porque es un tipo que si no ve que no ponés esfuerzo, te lo hace saber. Me corrigió un montón de cosas, yo tenía otra forma de pelear, ahora soy más técnico. Puedo decir que Cristian me formó como boxeador y como persona, enseñándome respeto.

- Este año tuve muchos combates y la posibilidad de hacerlo en Córdoba, La Pampa y La Rioja. Trabajamos muchísimo, la verdad que Cristian nos prepara de la mejor manera. Siempre digo que las peleas se ganan en los entrenamientos.

- Con el tiempo fuimos subiendo de nivel y hoy podemos decir que estamos a la altura de los boxeadores de Buenos Aires. Tanto esfuerzo entrenando y lo logramos, por eso me siento orgulloso por mis compañeros.

- La preparación es sacrificada. Atrás de una pelea hay mucho que no se ve, trabajamos mucho, nos cuidamos con el peso, nos privamos de muchas cosas para estar al máximo.

- Cristian me enseñó las dos formas de pelear, la de ir a buscar al rival, y la de contragolpear. Me gustan las peleas duras, las de tirar manos, con rivales fuertes.

Es muy exigente, no nos permite relajarnos. Cuando volvimos de los Juegos Evita, y así después de todas las peleas, viene con un cuadernito y tiene todo anotado. Nos dice: "a vos te faltó esto, lo otro". No es de hablar mucho, pero siempre está. Nos enfermamos, a los dos minutos está afuera de casa, con remedios. Siempre está un paso adelante en el entrenamiento. Nunca nos estancamos. Para mí es como un segundo papá. El boxeo es mi segunda casa, hay un compañerismo tremendo. Me abrió las puertas.

- Mi sueño es llegar a ser campeón del mundo. Me gusta el estilo del "Chino" Maidana, siempre me refleje en él.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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