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"Manojo" revivió lo que fue una experiencia inolvidable en lo deportivo pero fundamentalmente en lo humano. La visita fue este último sábado, en horas de la tarde, al término de un exigente entrenamiento bajo las órdenes de sus entrenadores Cristian Baes, Angélica Benítez y el preparador físico Leonardo Succetti.

La primera parte de la gira tuvo epicentro en Miami y se basó en un Campus de entrenamiento. "Fueron 9 días tremendos en los que hicimos doble turno, el primero apuntado a lo físico a las 5 de la mañana y el otro a la siesta en un gimnasio donde trabajamos guanteo, bolsa, manoplas y diferentes cuestiones técnicas. Los profesores me corrigeron posturas y me aconsejaron cambiar un poco mi estilo para adaptarme a los rivales con los que iba a competir", describió Romero.

Después llegó la hora del combate y fue en un torneo internacional en Kansas City donde afrontó dos exigentes peleas. La primera ante un canadiense y terminó con triunfo: "Fue muy dura porque la empecé bien pero se me fue complicando. Gané porque tuve más aire que mi rival y más corazón también para definirla en el último round. Ahí me di cuenta del trabajo que había hecho la semana anterior", contó "Manojo". Lamentablemente en 4º de final le tocó enfrentar a un norteamericano que venía de ganar este certamen en dos oportunidades. Así y todo el colonense le hizo frente y hasta mereció ganar, pero los jurados en las tarjetas dijeron lo contrario en un fallo que generó polémica. "Yo no sabía que mi rival venía de ser campeón de este torneo y encima tenía más de 130 peleas. Al principio me vino a buscar hasta que respondí con un cruzado que entró perfecto. A partir de ahí me empezó a respetar y a caminar el ring. Terminé con bronca porque pensaba que era mía la pelea", confesó el joven que nació en Colón pero de chico se fue a vivir a Caleta Olivia.

De regreso a Colón fue recibido por familiares, amigos y compañeros de boxeo el lunes cerca de la medianoche. Después de compartir una comida se fue a dormir y lejos de sentirse satisfecho el martes a la mañana ya estaba entrenando. "Si aflojo un día le estoy regalando margen a mi rival", dice Pablo con admirable firmeza y enseguida agrega: "Ponerme metas me mantiene motivado para trabajar al máximo, así logré ganar los Evita en Córdoba y llegar a la Selección. La próxima es sumar experiencia internacional y para eso me voy a preparar, el objetivo más cercano es el Panamericano de fin de año, clasificatorio a los Juegos Olímpicos".

Con apenas 3 años dentro del boxeo y un futuro tremendo este joven demuestra al hablar que tiene los objetivos muy claros y por eso atraviesa un presente fantástico siendo parte de la Selección Nacional Juvenil y estando en consideración para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.

Para terminar y a la hora de describirse "Manojo" nos dice: "Mi fuerte es la superación. Al principio no me salían las cosas y por la constancia fui aprendiando hasta mejorar". Y en el final ante la consulta sobre su ídolo o referente en el boxeo no escatima elogios hacia su mentor: "Mi espejo es Cristian Baes".
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)
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