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Ángel Arenas leyendo lo que ama: una poesía.
Ángel Arenas leyendo lo que ama: una poesía.
Ángel Arenas leyendo lo que ama: una poesía.
Ángel Arenas es español y recorre el mundo incentivando a la gente para que escriba poesía. Con diferentes actividades, desde talleres hasta la construcción de poemas colectivos en papeles de 100 metros de largo, promueve la expresión a través de las palabras. Ya ha estado en 43 países de todos los continentes y de todas las lenguas.

Más allá de lo destacable de estas actividades, el dato que sobresale es que Arenas descubrió su verdadera vocación de propalador de la poesía en nuestra ciudad. Más precisamente, el barrio Belgrano de Paraná, en 2002.

"Empezamos con países de habla española, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, pero luego hice cosas muy parecidas en Noruega, Finlandia, Suecia, Estados Unidos, norte de África. Luego, Vietnam, Indonesia, Malasia, y otros países como Colombia, Canadá, son 43 países", aseguró.

Taller de poesía

Llegó a Paraná en el marco de un intercambio universitario. Su compromiso era dictar algunas clases de filosofía en la Facultad de Ciencias de la Educación. Por entonces, un equipo integrado por Patricia Fasano, Mirta Giacaglia, Arturo Firpo e Irene Roquel, entre otros, realizaba tareas de extensión en el Club de Abuelas de Barrio Belgrano.

"Me conmovió tanto esa realidad que quise contribuir con lo poco que tenía en ese momento que era la poesía. Nunca pensé que esto podía trascender tanto. Se ha convertido en mi única profesión en los últimos 15 años", destacó.

Era el 2002, la crisis más importante de los últimos tiempos, en la que sólo circulaba como moneda los Bonos Federales (y algunos Lecop), que por cierto se devaluaban día a día.

"Los talleres eran muy mezclados. Iban las propias abuelas, las madres y los niños. La poesía, más que un ejercicio lingüístico o literario, era una especie de pretexto para abordar temas como la identidad, la autoestima, hacia dónde querían llevar los problemas del barrio y cuáles podían ser las soluciones", recordó.

Destacó que "tenía un componente, un vehículo para generar esa reflexión y aportar cada cuál lo que podía. No era esperar que otro diera la solución sino que ellos tenían su propia voz. De hecho el libro supuso un caballo de Troya, porque ese librito, cuando estaba impreso y había tenido cierto éxito, lo llevábamos a determinados políticos de aquel entonces".

"Lo recibían muy bien porque era un libro de poesía pero cuando lo leían se daban cuenta que contenía la voz, el dolor y también las sugerencias de mejora de su entorno. Eso no se esperaba", destacó.

La producción del taller se plasmó en una publicación que tuvo varias ediciones debido a la gran demanda. Además, los autores leyeron sus obras en una presentación que se hizo en el Teatro Municipal 3 de Febrero.

Un país de los poetas

El proyecto que lleva adelante actualmente Arenas es El país de los poetas. Para él, se trata de una evolución natural de aquel taller que se inició en Barrio Belgrano.

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Un poema de 150 metros de extensión, en los Molinos de Consuegra, España, para celebrar el Día Mundial de la Poesía. Agrandar imagen
Un poema de 150 metros de extensión, en los Molinos de Consuegra, España, para celebrar el Día Mundial de la Poesía.
"Hemos hecho 15 libros hasta ahora en Costa Rica, Italia, España, Argentina, Brasil y Estados Unidos. El antecedente más estrecho es ese libro que publicamos acá en 2002", consideró.

"El país de los poetas es un nombre ambicioso. A este proyecto le puse nombre, lo dejé en el disco duro y cuando ya otros proyectos han tomado forma lo he lanzado. La aspiración de este proyecto es que en todos los países haya un movimiento donde la poesía sea más de calle, más social o que sea verdaderamente fácil de apropiarse, que haya masas y colectivos de gente que se apropie. Que haya una especie de país paralelo", definió.
"Sigo escribiendo poesía, tengo tres libros publicados. Pero lo que me ha marcado no es tanto escribirla yo como darla a escribir a los demás, independientemente de cómo sea el resultado final y la calidad estética", finalizó.

Una ciudad cervantina

Ángel Arenas vino a la Argentina para participar de una actividad en la ciudad bonaerense de Azul. Allí chicos de 25 escuelas trabajaron en producir poesía, en el marco del proyecto El país de los poetas.

Fue invitado por la Asociación Española de esa ciudad, en el marco de los 400 años de la muerte de Cervantes. Es que Azul es la ciudad más cervantina de la Argentina y una de las principales de Latinoamérica ya que alberga una rica colección de libros del principal autor español.

Azul fue nombrada Ciudad Cervantina de la Argentina por el Centro de la UNESCO Castilla-La Mancha, institución que puso de relieve el importantísimo valor cultural que posee la colección de ejemplares del Quijote, donada por el fallecido vecino Bartolomé J. Ronco, y que se encuentra en la Casa que vivió durante parte de su vida.

Los azuleños y los numerosos visitantes de todas partes de la República pueden entonces apreciar valiosas ediciones antiguas como la aparecida en 1675 en Londres en traducción de Thomas Shelton, la publicada en 1697 en Amberes, Bélgica; en Madrid 1723; Barcelona 1755; Madrid 1765; ediciones conmemorativas; de lujo; destinadas a los niños y a la juventud; traducciones a diferentes idiomas; ejemplares representativos de los distintos modelos ilustradores con que los artistas han concebido la inmortal obra; otros que fueran de propietarios distinguidos, como la edición de París de 1812 que perteneciera a la reina María Cristina de Borbón, cuarta esposa del rey Fernando VII; miniaturas y hasta una traslación al verso campero, publicada en Buenos Aires en 1948 por Pedro Eguía y Fernando Vargas Caba.
Fuente: El Diario de Paraná.

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