Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Luego de que se conociera el insólito caso del periodista que trabajó en Casa Rosada mientras tenía un pedido de captura librado hacía más de un año, el Gobierno decidió reforzar el proceso de control de las acreditaciones.

Así lo informaron el jefe de Gabinete Marcos Peña y fuentes de seguridad, en alerta por lo ocurrido con Juan Manuel Illescas, un periodista de 49 años que fue detenido tras ser buscado por la Justicia durante más de un año, tiempo en el que trabajó como acreditado en la Sala de Periodistas de la Casa Rosada.

"Esto refuerza con más razón el trabajo que se viene haciendo para que a partir de agosto se implemente un sistema de acceso que esté conectado con las bases de datos de seguridad del país, para aumentar el nivel de seguridad", anunció Peña al cabo de la reunión de ministros que encabezó el Presidente. Intentó así desdramatizar el clima enrarecido que se vivió desde temprano en Casa Rosada a partir de la noticia. Y, al mismo tiempo, dejó en claro que algo va a cambiar hacia adelante.

Actualmente, cuando un periodista solicita la acreditación para cubrir las actividades del Gobierno, el medio al que representa debe hacer el pedido formal ante la Dirección de Prensa del Gobierno.

En el caso de Illescas, el pedido lo realizó Radio Integral, de Maciá, una pequeña localidad de Entre Ríos, con 6.300 habitantes.

Una vez que el medio realiza el pedido de acreditación, toma intervención la Casa Militar, que se ocupa de la seguridad del Presidente y hace una evaluación interna de cada periodista, en base a sus antecedentes.

En el caso de Illescas, había sido acreditado durante el kirchnerismo. Tras el recambio de autoridades en diciembre de 2015, su credencial había expirado. Pero la volvió a solicitar el año pasado y la actual gestión decidió otorgársela: no surgió en ningún registro el pedido de captura activo que tenía en el marco de una causa por abigeato e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

"Aparentemente no (saltó), pero en todo caso la Secretaría General podrá dar más detalles", esquivó, escueto, Peña, con una frase que no estaba dirigida específicamente al secretario general Fernando de Andreis, sino a la Casa Militar, que se encuentra bajo su órbita.

En Casa Rosada las autoridades de Prensa se mostraron sorprendidas por la novedad y, a partir de esta situación, acordaron con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich trabajar en conjunto en el futuro para evitar este tipo de situaciones. "Es inconcebible que nadie se haya dado cuenta que tenía antecedentes", se quejó un alto funcionario de este Gobierno.

Concretamente, desde el 7 de mayo de 2017, Illescas tenía pedido de captura por abigeato (hurto de ganado), incumplimiento de las normas de comercialización de ganado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y falsedad ideológica de documentos públicos, según el expediente Nº 1312/11 que tramita el juez de Instrucción y Correccional de la Tercera Circunscripción Judicial de la Provincia de Formosa Marcelo López Picabea.

Igual, el caso de Illescas además de dejar al desnudo las fallas de la seguridad presidencial, puede exceder el de un periodista con problemas con la ley: los investigadores sospechan por sus vínculos con empresas privadas de seguridad e inteligencia. En ese sentido, un informe reservado al que tuvo acceso Clarín da cuenta que Illescas "no aparece en relación de dependencia con ningún medio informativo" y, por el contrario, figura como empleado de una empresa de seguridad privada, Segurarg SRL. Para más desconcierto: entre los domicilios a los que aparece relacionado -y que destaca el informe que encargó Patricia Bullrich- figura uno de calle Gelly y Obes al 2200, que aparece vinculado a una empresa dedicada a la seguridad y a tareas de investigación. Sugestivamente, se ubica frente al Ministerio de Seguridad de la Nación.

Más sorpresa aportó el testimonio del director de la radio de Entre Ríos para la que trabajaba Juan Manuel Illescas: confirmó que no cobraba por su trabajo. "Lo hacía sin cobrarnos un solo centavo, ni siquiera nos cobraba las llamadas telefónicas. Solo se encargaba de la información oficial, no tenía ninguna otra relación con nuestra emisora", aseguró a TN Jorge Mendieta. Su explicación va en línea con la realidad actual del sector: no es habitual que un medio tan pequeño, con las dificultades que afrontan los medios para sustentarse, pueda sostener a un acreditado. Al parecer, según Mendieta, Illescas no necesitaba de ese sueldo.

En su actividad profesional como periodista, quienes se cruzaban con Illescas indican que se especializaba, más allá de la cobertura de las actividades del Gobierno, en temas agropecuarios. En efecto, en su currículum, siempre en base al informe al que accedió este diario, figuran varias empresas vinculadas al sector.

"Illescas no pertenece a ningún servicio de Inteligencia nacional, pero si era 'buchón' de alguien va a ser muy difícil saberlo. De todos modos, su caso es oscuro", dijeron fuentes de la investigación.

Con todo, Peña negó que la seguridad de Macri esté en peligro y expuso que "esto surgió justamente por un chequeo del propio Gobierno en función del G-20". En rigor, se constató a partir de que Illescas solicitó la acreditación para cubrir la cumbre de ministros de Finanzas y de Bancos Centrales de ese grupo que se realizó días atrás. De no haberlo hecho, probablemente hoy hubiera cubierto la conferencia de prensa que dio el jefe de Gabinete, como hizo cada quince días durante todo 2018.
Fuente: Clarín

Enviá tu comentario