Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
El consultorio febril del hospital "Centenario" de Gualeguaychú es el dispositivo especial que se dispuso para identificar los casos sospechosos de Coronavirus.
Batalla cuerpo a cuerpo
Todos los días, Christian Lloveras, Lucrecia Acosta, Soledad Méndez, Daiana Mundel, Emilce Pedroza, Sonia Ríos, Carolina Sánchez, Valeria Garmendia, Jorgelina Baucero, Mónica Lapalma, Lorena Seguí, Rocío Gómez, Hugo De Zan y el coordinador de la Guardia, Iván Gómez, junto a otros médicos, médicas, enfermeros y enfermeras, son quienes afrontan la batalla cuerpo a cuerpo con la enfermedad que azota en cada rincón del planeta.

Cada uno de ellos, desde el rol que les toca ocupar, atiende a cada uno de los pacientes que llegan al Hospital Gualeguaychú con síntomas compatibles con Covid-19. Son los elegidos para estar al frente del consultorio de febriles que el director, el doctor Martín Roberto Piaggio, pensó para cada uno de los dispositivos del Sistema Integrado de Salud de Gualeguaychú, compuesto por la Guardia del Hospital y los 8 dispositivos de las áreas programáticas de los CAPS de Gualeguaychú.

Son estos profesionales quienes realizan la atención inicial de los pacientes con la correspondiente interpretación del cuadro clínico, carga de datos en la historia clínica electrónica, reporte en ficha de epidemiología, toma de muestra para análisis de sangre, electrocardiograma, radiografía de tórax e hisopado nasofaríngeo (cuando corresponde) para determinación de PCR para SarsCOV19 y el posterior criterio médico de internación con aislamiento en el hotel u hospital.
Preparados
Christian Lloveras es Licenciado en Enfermería y desde hace 28 años trabaja en el Hospital. Actualmente está a cargo del Consultorio Febril de Adultos y contó que si bien en un primer momento “fue muy difícil porque era todo nuevo, un mundo desconocido, con pocas herramientas científicas y veía lo que pasaba en el mundo entero”, se logró consolidar un grupo humano y profesional de excelencia para enfrentar la situación.

“Nos preparamos y nos formamos científicamente; y pusimos el pecho para afrontar la situación de la mejor manera. Hicimos capacitaciones continuas y desde infectologianos dieron una gran mano. Luego, a medida que empezamos a trabajar y debido al dinamismo del virus, fuimos haciendo cambios y aprendiendo cosas nuevas”, mencionó Lloveras.

Destacó el acompañamiento de la institución, “que nos respalda muy bien, contamos con todo lo necesario para trabajar bien y eso es muy valedero, poder trabajar con todos los recursos necesarios”.

“Somos un equipo interdisciplinario y todos son importantes, sin la función de uno es imposible hacer el trabajo bien. Si uno falla, el paciente no se puede atender bien. Desde la mucama hasta el médico, cada uno es importante”, resaltó el responsable del consultorio, que a su vez destacó el trabajo del Nodo de Epidemiología.

“Debemos empatizar”

“Cuando nos enfrentamos a un paciente, son todos son sospechosos. Llegan muy ansiosos, con muchos nervios, y debemos empatizar con ellos, brindar tranquilidad y no generar falsas expectativas. Ser cuidados con las palabras, ser medidos en la entrevista para cuidarlos y preservar su privacidad”, explicó.

“Sabemos que no nos podemos relajar en nada, y siempre estar bien protegidos hasta con nuestros compañeros. Particularmente me siento más tranquilo trabajando que en la vía pública”, agregó el experimentado enfermero que manifestó sentirse muy contendido familiarmente “porque no es fácil ser esposo o esposa de alguien que trabaje en un consultorio febril”.
De la incertidumbre al desafío personal
Sonia Ríos es otra de las enfermeras que trabaja en el Consultorio Febril del Hospital y coincidió en mucho de lo expuesto por Lloveras. “Cuando me informaron que nuestro trabajo iba a consistir tener contacto con casos de coronavirus, me generó mucha incertidumbre por ser un virus nuevo, pero nunca tuve miedo, sino que lo tomé como un desafío personal”, contó.

“Se formó un lindo grupo, nos capacitamos todos para trabajar seguros y de la mejor manera posible. Hay un gran trabajo de equipo, empezando por el triage en el ingreso, las enfermeras, los médicos, las mucamas, los camilleros, el personal de ambulancia, el Nodo de Epidemiología. Tenemos nuestros Elementos de Protección Personal (EPP) y eso nos garantiza trabajar tranquilos”, mencionó.

Ella, al igual que otras dos personas que trabajan con ella, fue hisopada y el resultado fue negativo. “Estamos haciendo las cosas bien y eso nos genera mucho orgullo”, agregó. Su compañera de trabajo, Lucrecia Acosta, también sintió dudas cuando le fue notificada de cuál sería su trabajo en el consultorio al inicio de la pandemia, pero con el tiempo esa sensación se modificó y hoy afirmó sentirse “orgullosa de pertenecer a este grupo”.

“Son 8 horas de trabajo a full, donde el lavado de manos y el uso de alcohol es continuo. Ya nos duelen las manos de tanto lavado y uso de alcohol, pero lo hacemos para poder brindarle a los pacientes la mejor calidad de atención y seguridad, además de no contagiarnos y llevar el virus a nuestras casas”, manifestó.

“Cuando termino mi jornada laboral y emprendo el camino a casa me preguntó si el virus me acompaña o no, porque somos seremos humanos y puedo cometer errores, y en casa me espera mi beba Valentina de 8 meses, a la que antes de darle un beso y a abrazarla entro a la ducha. Como digo siempre, no hay que tenerle miedo al virus, pero sí respeto”, completó.
Fuente: Radio Máxima.

Enviá tu comentario