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La posible llegada del fenómeno El Niño para el último trimestre del año no es para entrar en pánico, pero sí para tomar cartas en el asunto por la posibilidad de lluvias más intensas de lo normal.

¿Quiénes deberían estar más atentos? Los que habitan, especialmente, la región del Litoral y el Centro del país. Y esta predicción anticipada -se habla de un 70% de chances que el fenómeno climático se produzca- podría ser clave para un productor agropecuario que tiene que tomar decisiones sobre cuándo sembrar... hasta quien planea veranear en las playas bonaerenses, aunque la costa argentina no esté en el ojo de la tormenta.

La corriente del Niño es el más importante fenómeno a nivel de variabilidad climática y es uno de los que más alertas produce en el mundo por su impacto a nivel global, por eso se explican las declaraciones del finlandés Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, cuando expresó que no espera que el episodio de El Niño “sea tan intenso como el registrado en 2015-2016, pero aun así sus consecuencias serán notables. La predicción anticipada de este episodio ayudará a salvar muchas vidas y a prevenir cuantiosas pérdidas económicas”.

Vale decir que el Niño es un fenómeno meteorológico que “tiene mucha preponderancia en el clima mundial y provoca sequías e inundaciones en distintas regiones del mundo”, informa la OMM.

Desde el Servicio Meteorológico Nacional, Cindy Fernández es muy cautelosa a la hora de referirse a las incidencias del Niño, pero subraya que “las precipitaciones podrían cobrar mayor intensidad, es decir gran cantidad de agua en pocas horas, lo que generarían complicaciones. La influencia de este fenómeno aumenta las posibilidades de que esto suceda, pero no es una regla de tres simple directa”, grafica.

Fernández dice que el Niño, que tiende a generar temperaturas menores a los parámetros normales, regresa a la región después del verano 2014-15 ya que “venimos de veranos muy calurosos con la influencia del fenómeno de la Niña. El último Niño con temperaturas por debajo de lo normal fue en el verano de 2003, que fue levemente frío a nivel país. Desde entonces, el calentamiento global siempre se impuso en esta lucha de pesos pesados, registrándose niveles elevados en casi todo el país. De todas maneras no podemos hacer futurología de lo ocurrirá en el verano, sólo podemos decir que el Niño, de llegar, incrementaría las chances de que tengamos un enero lluvioso”.

Según habían informado desde el Servicio Meteorológico Nacional, las previsiones locales actualizadas hasta el último viernes –esta semana habrá una reunión de monitoreo climático para tratar este tema- precisan que hay un 62% de probabilidades de que comience un Niño en los próximos meses. Sin embargo, coincidieron en que de ser un Niño, “sería tardío y de débil intensidad”.

Marisol Osman, becaria postdoctoral del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera del Conicet, hace saber que “desde mayo estamos advertidos sobre la posible llegada del fenómeno hacia la primavera-verano, lo que significa, en primera instancia, que el agua del océano Pacífico se calentaría por encima de lo normal”.

Osman habla de “altas posibilidades del Niño, pero tampoco lo manifiesta con certeza absoluta. De concretarse, las lluvias aumentarían especialmente en las provincias del Litoral, por eso el Servicio Meteorológico advierte sobre estar alerta ante más precipitaciones a partir de fines de septiembre”.

Para el verano, “las temperaturas debieran ser apenas más frescas, uno o dos grados por debajo del promedio -cree Osman-, pero venimos desde hace más de una década con una tendencia impulsada por el cambio climático, que suele dominar por encima de otros fenómenos como es el Niño. Hay chances de que la intensidad de la temperatura sea menor a la de 2015-2016, cuando estuvo elevadísima, resultando un verano seco, aspecto llamativo si tomamos en cuenta que la primavera de 2015 fue muy lluviosa”.

En lo que respecta a qué podría suceder en las costas bonaerenses, “por ahora no tenemos un indicio que el Niño pueda motivar más lluvias en las playas argentinas, pero tampoco está descartado, debido a que el cambio climático alteró la naturaleza de las precipitaciones”, afirma Osman.
Fuente: Clarín

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