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Una docente de la Escuela N° 60 de la ciudad de Colón fue víctima de un episodio de hurto y vandalismo ocurrido en un aula.

Se trata de Zoe Lucía Acosta, maestra de 6° grado, con quien nos comunicamos para conocer detalles de lo ocurrido. Pero la entrevista tomó otra dimensión ante la presunción de que se trata de un hecho motivado por la intolerancia y la discriminación.

“Mis alumnos estuvieron en Artes Visuales hasta las 8.40, toca el timbre para el recreo y cuando salen me acerco hasta el aula porque tenía en mi maletín las llaves del kiosco. La profesora que había estado dando clases recuerda que el maletín todavía estaba, incluso al lado había dinero de la recaudación del kiosco y cosas de valor”, relata sobre lo sucedido el miércoles 29 de junio.

“Saco las cosas del armario y salgo al patio. A las 8.50 termina el recreo, mis alumnos van a Educación Física y cuando finalizan a las 9.30 aproximadamente, vuelvo al aula a tomar el maletín para comenzar mi clase y me doy cuenta de que no estaba, aunque sí el dinero del kiosco y mi portatermo”.

Luego de la infructuosa búsqueda de sus pertenencias dentro y fuera del establecimiento, acompañada por la directora y representantes del gremio, realizaron la denuncia en dependencia policial.

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Vandalismo
Previo a esto, recibió un llamado: “Una mamá de la escuela me decía que dos menores de unos 15 años estaban intentando romper mis tarjetas de crédito y otros documentos de mi billetera, y que mi carpeta estaba tirada en un charco sobre boulevard Ferrari. Más tarde se acercó a la institución y pude recuperar algunos documentos y mi billetera casi vacía. Mi carpeta didáctica de seis meses de trabajo estaba rayada; con fibrón negro dibujaron y escribieron obscenidades”.

“Hasta el día anterior había estado sacando notas y promedios, así que tuve que volver a hacer todo el trabajo administrativo. Mi agenda personal, mi cuaderno de actas, mi maletín que es muy costoso…”, lamenta sobre las pérdidas.
“El objetivo era dañar y pisotear mi trabajo”
“Hubo incoherencias”, señala Zoe sobre el relato de la presunta testigo. No le cierra la posibilidad de que hayan sido menores los autores de semejante acto.

Argumentando, pregunta: “Entre un maletín con hojas y dinero que está en el mismo lugar, si fuese un chico, ¿qué atinaría a tomar? Acá estuvo la intención de hacer daño. Doblaron mi DNI, el carnet de conducir y mi tarjeta de cobro; quisieron romperlos pero como el plástico es duro no pudieron. Hay documentación que la tengo que volver a hacer”.

“No se llevaron la plata, sino mis herramientas de trabajo. Lo que ya di estaba en la carpeta, pero no estaba lo que me falta dar”, resalta. Y aunque dice que no sospecha de nadie en particular, se inclina a pensar que su condición de mujer transexual influyó en los responsables.

“Lo entiendo como un ataque a mi género. Me hace pensar que el objetivo era dañar y pisotear mi trabajo. Hay un sector de la sociedad que no respeta la diversidad”.

“Hay personas malintencionadas que al ver patrulleros fuera de la escuela llamaban sacando conclusiones de lo que podría haber pasado, que no son ciertas, y arremetieron contra mi género”.
“Mi lucha es en el aula”
La maestra destaca “la afinidad” que la une a sus alumnos. “Chicos que ya están en la secundaria y sus tutores me vienen a saludar”.

“Siempre utilicé mi género a favor, incremento las ESI en mis clases, para hablar de lo que no se habla; siempre con el visto bueno del equipo directivo y los lineamientos curriculares. Nunca le falté el respeto a nadie ni tuve un problema con un papá de algún alumno, sino al contrario”.

“Me dedico a mis alumnos hasta los fines de semana; he salido con ellos a tomar mate o un helado y siempre estoy generando excursiones. En octubre nos vamos a la costa”, comenta.

Agrega que en el momento en que le estaban sacando sus pertenencias, “estaba en biblioteca llevando adelante un taller sobre bullying y ‘no a la discriminación’ con los tutores de ambos sextos”.

“Al otro día de esto que me había pasado me presenté a trabajar, cuando bien podría haber sacado una licencia. Si bien soy afiliada al gremio, por convicción personal no hago paros ni suelo sacar licencias. Mi lucha es en el aula, porque creo en un futuro mejor para los pibes”.

En este contexto, este martes al llegar a la escuela se encontró con una sorpresa: “Los papás se pusieron de acuerdo y me compraron un maletín. También había chocolates y 35 cartas de los chicos”.

“No me asombra, porque siempre para mi cumpleaños me tapan de obsequios y cartas”, concluye.

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“Que no quede en un simple hecho”
Además de su ejercicio profesional, Zoe Acosta menciona: “Soy Promotora Territorial de Derechos y hasta diciembre del año pasado me desempeñé en el Área de Género y Diversidad de San José. Siempre hice trabajo social”.

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“Hago visible esta lucha para que no quede en un simple hecho, no por mí, sino por las que vienen. Hay otras personas tratando de insertarse en la sociedad y tener los mismos derechos que yo tuve por tener un gran sostén familiar y de mis compañeros, pudiendo estudiar y ejercer la docencia. Lamentablemente mi género es el más dañado de la comunidad; siempre se lo asocia a lo lujurioso y la prostitución”, destaca.

“Está bueno contar que algunas somos profesionales y nos seguimos formando”.
Fuente: El Entre Ríos

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