Stola da cuenta en su informe de una “marcada apatía”, con pensamientos “delirantes” y una dificultad para la “comprensión de las preguntas”. Galarza presenta un “juicio desviado”, una percepción alterada de la realidad; acompañado por pesadillas asociadas a representaciones traumáticas: el presunto abuso sexual por parte de un tío y un aborto obligado meses antes del asesinato de Pastorizzo.
Y aunque el informe de Stola destaca que Galarza no presenta signos de cuadros dentro del Espectro Autista, Zonzini, autor del libro “El silencio de Nahir, crónica de un linchamiento mediático”, marca que “su hermano Aaron tenía un marcado retraso madurativo y sus dos medio hermanos, hijos extramatrimoniales de su padre, Román e Ignacio, tenían Asperger”.