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Bloqueo a la información pública en Diputados
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En nuestra provincia nunca dejamos de dar la nota. Lo cual no significa que siempre sea mala, dado que también las hay buenas. Así, entre estas últimas, se encuentran las buenas cosechas de maíz y arroz; especialmente las primeras, en las que por una vez, siquiera cambio climático mediante, se han obtenido rendimientos similares a los que se dan en las zonas de la geografía nacional donde estos rendimientos son mejores. De cualquier manera, y como es de presumir, las malas parecieran ser mayores que las buenas, al menos por el mismo hecho que no existe un medio de prensa dedicado a hacer conocer solo las buenas noticias, ya que cierto es –y al mismo tiempo es una desgracia- que ellas no parecen nunca serlo.

Aunque entre las buenas y las malas existe algo que cabría ser el nicho de las noticias ambiguas, categoría en la que irían incluidas no solo las que no son ni lo uno, ni lo otro, comprendiendo también versiones sobre las que se tejen hipótesis, que no siempre quedan a la postre confirmadas y con ellos convertidas en verdaderas noticias.

Este último es el caso, para dar un primer ejemplo, de la postura digna de Hamlet –el del ser o no ser, esa es la cuestión- que se atribuye al gobernador Bordet, al que se lo sindica como "deshojando margaritas", en lo que hace a las relaciones que lo vinculan con el gobierno nacional y las posibilidades de que, en lo que respecta a su alineación política, pegue "un salto".

Es que existen quienes -tanto entre macristas nacionales como en justicialistas locales- efectúan una evaluación cargada de sospechas y suspicacias respecto a los vínculos que deberían ser considerados normales entre el gobierno federal y las provincias, viendo detrás de ellos los pasos de un galanteo que en esos ámbitos suponen que van a arribar a buen puerto. Un dilema que seguirá teniendo ese carácter especulativo, mientras sigamos viendo a Mauro Urribarri apoltronado en uno de los más conspicuos sillones del gobierno provincial, aunque no está demás advertir que su eventual desplazamiento del mismo se ha de convertir, casi con seguridad, en una prueba fehaciente de que habrá cambios de fondo en ese ámbito.

Y el aparente parecido de Bordet con ese personaje shakesperiano –aunque por nuestra parte estimamos que puede no ser tal, sino que aquel está tratando de hacer equilibrios, sometido como está a tironeos contrapuestos- se daría también en un caso que ha servido para remover en nuestro Colón el avispero.

Se trata, como es sabido, de la firma de un contrato de comodato por el que el gobierno provincial cedió por un término cinco veces quinquenal, poco menos que la mitad de un terreno que ocupa actualmente la Escuela Agrotécnica - todavía conocida por los más viejos por su primitivo nombre de "Escuela de Avicultura"- con destino a la instalación de un conjunto de lagunas de tratamiento de efluentes cloacales en nuestra localidad.

En este caso – dejando de lado el simbolismo de carácter negativo que tiene la intención de convertir una parte del terreno de una escuela en una planta de tratamiento de aguas servidas- la pregunta que está suspendida en el aire es si, al firmar ese contrato inicuo, el gobernador Bordet lo hizo o no como consecuencia de un engaño. Ya que con evidente malevolencia se afirma que parte de ese engaño fuera consecuencia de la sustracción de piezas del expediente formado como consecuencia del pedido de la Municipalidad local, de esa cesión en comodato.

Por nuestra parte no compartimos la opinión de que el gobernador Bordet resultara en la ocasión engañado, ya que sería terriblemente espantoso que tuviéramos un funcionario de esa jerarquía susceptible de ser engañado, y en mayor medida también terrible y espantosa la osadía de quienes se atrevieran a consumar en su contra una maniobra de este tipo. Todo ello sin dejar de reconocer la aparente verosimilitud que en los mentideros paranaenses se le asigna, juicio que lo formulamos basándonos en el hecho que el mandatario iba a hacer pública una declaración sobre este confuso suceso, algo que no sucedió.

En cambio lo que sí constituye una mala nota es la posibilidad de que adquiera vigencia un intento de reforma a la ley provincial de acceso a la información pública por tener una amplitud que algunos consideran insuficiente, pero que de cualquier manera significa una mejora plausible respecto al estado de cosas anterior, signada por la opacidad de los negocios públicos y otros de índole privada que se habrían hecho en torno al gobierno provincial. Es que las reformas a que se alude, dan pie para que en la práctica el acceso a la información pública por parte de los entrerrianos se convierta en poco menos que una ilusión.

Y a ese respecto no puede dejarse de señalar que resulta sospechoso que el ex gobernador Sergio Urribarri no hubiera presidido la sesión de la Cámara de Diputados provincial en ocasión del tratamiento de ese proyecto, siendo como se sabe presidente del cuerpo y que la misma se vinculaba con una regresión en el derecho de acceso a la información, que existe quienes, con mayores o menores fundamentos, consideran que lo favorecería.

Son las mismas fuentes que, demostrando la ojeriza que les provoca ese funcionario, afirman que de esa manera queda totalmente "blindada" su figura respecto a cualquier investigación vinculada con su larga gestión de ocho años. Ya que contaría con una mayoría de leales en la Cámara de Diputados y con una justicia "amiga" al menos en su cúspide. A lo que debe agregarse otra circunstancia a la que esas mismas fuentes asignan una importancia fundamental, si se atiende el silencio hermético en que se lo ve encerrado al exgobernador, quien voluntariamente ha achicado la altura de su perfil político hasta prácticamente hacerlo desaparecer.

Algo que si se lo llega a ver como una retirada, no tiene en nuestro concepto que considerarse como un retiro definitivo de la política, sino como una "retirada a los cuarteles de invierno", una estación que puede ser, en los tiempos que corren y al compás de los cambios climáticos, más larga o más corta. Pero que ni siquiera significa aquello de "desensillar hasta que aclare" por cuanto atento a lo que se ha relatado, cabe inferir que sigue teniendo en sus manos al menos el manejo de algunos de los resortes del poder.

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