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Rubén Comán/EER.
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Con el corazón, pero fundamentalmente por el pie derecho y las manos de Daniel Salguero, Sauce ganó agónicamente el clásico del Barrio Norte de Colón y quedó como único puntero del Torneo Apertura a 4 fechas del final. El arquero se convirtió en héroe marcando el tanto del triunfo (3- 2) a los 42’ del segundo tiempo a la salida de un tiro libre indirecto y atajándole un penal a Martín Erramuspe en la jugada siguiente.

Más allá del resultado, que lógicamente dejó contentos a los “Rojos” y a los “Verdolagas” masticando bronca, el estadio “Francisco Carnemolla” lució como en sus mejores galas siendo poblado por una verdadera multitud, permitiendo rememorar aquellos clásicos decisivos de los años ’70 y ’80.

Desde el pitazo inicial de Mario Aranda (de correcto arbitraje) el trámite fue intenso porque los dos equipos privilegiaron los ataques directos por encima de la tenencia del balón. Más allá de algunos chispazos de Pablo González (generó las dos primeras ocasiones con disparos lejanos que controló Conde) y Amarillo, el mediocampo fue zona de tránsito y los envíos hacia los delanteros moneda corriente.

Tras los primeros pasajes de juego Sauce comenzaba a ejercer superioridad poblando el mediocampo con el adelantamiento de sus carrileros lo que le permitió adueñarse de las segundas jugadas. Por eso no sorprendió que a los 12’ llegara a la apertura cuando “Nino” Giglio, con perfecto cabezazo, capitalizó un tiro libre de Pablo González. Después del gol el “Rojo” siguió buscando y cerca estuvo de ampliar con un disparo cruzado de Brian González que se perdió cerca.

Sin embargo, cuando parecía que la visita tenía controlado el partido y Salguero era un espectador de lujo, Ñapindá aprovechó la salida momentánea de Gino Giglio y adelantó a Iribarren, quien tocó para Amarillo y éste habilitó a Martín Erramuspe que con un certero derechazo anotó el 1-1 a los 23’. Aunque a los 32’ el “Rojo” volvió a sacarle el jugo a una de sus armas letales como lo es la pelota parada cuando Pablo González ejecutó otro tiro libre cerrado que rozaron en el camino, Conde alcanzó a despejar pero Kevin Martínez capturó el rebote para el 2-1.

El cuarto de hora final del primer tiempo no ofreció demasiadas alternativas porque a Ñapindá le costó mucho arrimarse al arco rival con juego asociado y dependió exclusivamente de pelotas paradas. Sauce buscó ampliar con algunas contras de “Nino” Giglio pero no tuvieron buenas resoluciones.

Poco había sucedido en los primeros minutos del complemento cuando Ñapindá consiguió el empate a los 7’ por intermedio del ex Sauce Mario Poggio. El volante ofensivo aprovechó una duda de Martínez y con un toque dejó en el camino al zaguero y a Salguero para definir con el arco vacío.

El 2-2 provocó que el trámite se emparejara totalmente y mantuviera en vilo a los cientos de hinchas que colmaron el estadio. Si bien Sauce parecía ser más punzante a la hora de buscar el arco de enfrente, Ñapindá no se quedaba atrás y tenía lo suyo. Los técnicos probaron con variantes pero éstas no surtieron efectos.

Sauce sintió el efecto del empate y no volvió a ser el mismo del primer tiempo porque Pablo González no tuvo la misma claridad y además fue bien custodiado por sus rivales. Ñapindá lució firme en el fondo a partir de una destacada labor de Héctor Elgart (arrancó en el medio pero se retrasó a la zaga por la temprana lesión de Manuel Erramuspe) y estuvo más ordenado, pero arriba dependió exclusivamente de lo que generara Martín Erramuspe.

Llegando a la media hora, cuando el trámite ya se había calentado por un intercambio de foules, Aranda expulsó correctamente a Mario Poggio y Moix quedando ambos equipos con 10 futbolistas.

Cuando el tiempo expiraba y comenzaba a jugar un papel preponderante lo que sucedía en Las Achiras, el clásico ofreció un desenlace de esos que quedan en la historia. Iban 42’ cuando “Nino” Giglio fue fouleado a unos metros de la medialuna, recto al arco defendido por Conde. Cuando el propio delantero e inclusive Martínez, se aprontaban para rematar, Salguero cruzó toda la cancha y fue a tomar la ejecución indirecta. Con la barrera adelantándose y hasta el reproche de algún compañero por la decisión, tras el toque de Giglio el arquero sacó un fuerte remate que doblegó la resistencia de Conde y se transformó en el 3-2 de Sauce.

Pero al clásico y al momento épico del arquero aún les quedaba otro capítulo, porque Ñapindá movió del medio, la pelota cayó al área y Salguero, aún conmocionado por el gol, le cometió penal a Martín Erramuspe. En apenas 1 minuto (tiempo en el que festejó su histórica conquista) parecía empañarse tremendo hito del arquero. Sin embargo le adivinó la intención al propio Erramuspe y despejó el fuerte remate a media altura.

El partido duró algunos minutos más y Sauce pudo haber ampliado el score pero Conde le tapó un mano a mano a Maxi Rodríguez. El pitazo final de Aranda desató el festejo de la multitud que acompañó al “Rojo” que dio otro paso y se ilusiona cada vez más con la obtención del título en una pelea titánica frente a dos potencias de nuestra Liga.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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