Alguien de nombre Sebastián reconoció ser dueño del yeguarizo y asumió su imprudencia, siendo debidamente notificado del expediente de multa iniciado en su contra por el cual le podría recaer una severa sanción económica.
Alguien de nombre Sebastián reconoció ser dueño del yeguarizo y asumió su imprudencia, siendo debidamente notificado del expediente de multa iniciado en su contra por el cual le podría recaer una severa sanción económica.