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La Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos hizo saber que la ganadería atraviesa “un mal momento” en cuanto a los precios, lo cual adjudicó a “diversas variables”.

Entre ellas, “se cuentan una exportación estancada en volúmenes y valores, una sequía que ha golpeado mucho forzando a una mayor y anticipada oferta debido a la drástica reducción de pasturas y el bajo poder adquisitivo de los consumidores”, enumeró la entidad.

“Este combo arrastró a los precios de la hacienda a una fuerte baja que ya lleva un par de meses que aleja el ganado en pie de su precio real”. No obstante, desde FARER consideran que el hecho de tener “precios deprimidos” no repercute en los consumidores “ya que el precio de la carne no baja en las carnicerías y góndolas de los supermercados”.

En este contexto, buscan instalar que la ganadería “es ajena a la inflación que se come los salarios” de los trabajadores: “Este hecho debiera quedar bien claro ahora, ya que cuando haya un reacomodamiento de precios y la hacienda pegue un salto lógico y necesario, no debiera haber lugar para los oportunistas ideológicos de siempre culpando al campo de los altos índices resultantes”.

En resumen, desde la federación que agrupa a sociedades rurales remarcaron que “el productor no tiene nada que ver con la inflación, ya que ella se debe a problemas estructurales de la Argentina, a una emisión sin respaldo, a un Estado gigantesco y a la falta de confianza. Intentar culpar al productor y al campo como responsables de la espiral inflacionaria es una cortina de humo repetida y falaz que siempre se saca al ruedo”.

“Hoy, la realidad choca de frente contra ese relato deformante. La inflación es imparable mientras la carne espera en un rincón un reacomodamiento lógico que lo saque de una coyuntura compleja”, remataron.
Fuente: El Entre Ríos / FARER

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