"Sé todo sobre limones. Y créase o no, el negocio del limón es un negocio grande, grande", declaró Trump a la prensa, tras recibir a su par argentino, Mauricio Macri, en el Salón Oval de la Casa Blanca en Washington.
El mandatario aseguró que la administración estadounidense le dará "una muy seria consideración" al tema de los limones, uno de los principales reclamos comerciales de Argentina, junto con el freno a sus exportaciones de biodiésel por una demanda presentada por productores locales. Trump aseguró estar "muy favorablemente dispuesto" a revisar la medida.
Pocos días después de asumir, el Gobierno de Trump anunció el 23 de enero que aplazó la decisión final para admitir el ingreso de limones procedentes de Argentina luego de que un mes antes el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (APHIS) oficializara esa importación.
La norma que permitía la importación de limón del noroeste argentino fue impulsada en gestiones con el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y fue paralizada primero por 60 días y prolongada otros dos meses más posteriormente.
El anuncio de Trump no sólo impacta en los limoneros de Argentina. También hay un efecto dominó sobre el citrus dulce de la región nordeste.
En efecto, también los exportadores de naranjas y mandarinas hace años que tramitan la entrada al mercado norteamericano, pero las gestiones siempre quedaron supeditadas a que primero se destrabase el ingreso de los limones.
"Si entran los limones a Estados Unidos, es muy probable que en poco tiempo se levanten las barreras para naranjas y mandarinas", se ilusionó un exportador consultado por ElEntreRíos.com.
El optimismo se funda también en que el citrus uruguayo, que goza de un status fitosanitario similar al de la citricultura de Entre Ríos, hace ya años que puede venderle al apetecible mercado norteamericano.
