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Al momento de dar complacidos el más sincero y afectuoso saludo a todos los que constituimos la gran familia que ha sido invariablemente El Entre Ríos a lo largo de sus cumplidos 135 años, lo primero que remarcamos es precisamente esa circunstancia, cual es el hecho que quienes lo escribimos, quienes compaginan su contenido y los encargados de distribuirlo, junto con nuestros lectores y avisantes, conformamos concretamente eso, una gran familia, cuyos orígenes se pierden en el tiempo en que su fundador, Apolinario Sanguinetti, lo hiciera nacer.

Está demás caer en lo obvio, que es la referencia de que a lo largo de todos estos años se ha asistido a una lógica renovación en las sucesivas generaciones que constituimos esta familia, que sigue viviendo con la continuidad que le da una línea invariable de mostrarse así ante la comunidad toda.

Vivimos tiempos difíciles, en medio de una sociedad que se encuentra en un punto de inflexión frente a complejas alternativas, una de las cuales es convertirse en una sociedad fallida.

Pero si es cierto eso que vivimos en tiempos difíciles, cabe tener en cuenta que es dable la pregunta acerca de cuándo no lo han sido, y la experiencia de los años indica que la diferencia la da la disposición de espíritu con el se enfrentan las dificultades.

Tiempos difíciles que son aún más para la prensa impresa, que vive la incertidumbre que significa el ser consciente que está en juego nada menos que su supervivencia, frente a los avances de novísimas tecnologías en materia informativa. Una prueba de lo cual es nuestro sitio digital, el que debemos señalar con satisfacción que ha expandido los alcances de nuestra voz y agrandado nuestra familia de una manera sorprendentemente exitosa.

De allí que nuestra consigna, que deseamos con fervor sea asumida por todos los integrantes de nuestra gran familia, es enfrentar los desafíos invariablemente presentes y que son en el fondo similares, aunque los veamos tan distintos, sin bajar la guardia y con la frente alta.

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