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Durante un minuto los autos se detienen en las carreteras, las personas detienen su caminata. Es el momento de homenaje. Luego la vida sigue su curso, pero sin olvidar el pasado, para mantener la memoria al vivir el presente y construir el futuro.

A continuación, El Entre Ríos comparte una compilación a propósito de la inminente llegada del “Día del Recuerdo del Holocausto y el Heroísmo (Yom ha-Shoá)”. La autora del texto es la profesora Diana Palma, egresada de Yad Vashem, Escuela Internacional para el estudio del Holocausto e Integrante del Equipo de Transmisión de la Shoá en Concordia y la Región:

Querido diario:
Hoy se emitió una orden que solicita de ahora en más los judíos deben usar un parche amarillo con forma de estrella. La orden dice exactamente de qué tamaño. El parche amarillo debe coserse sobre toda vestimenta exterior, chaqueta o abrigo…
Encontré algunas personas con la estrella amarilla.
Estaban tan tristes, caminando con la cabeza gacha…”.

Eva Heyman, 13 años, Hungría.

Como sostuvo Yehuda Bauer, profesor de Yad Vashem, sabemos que en el Holocausto del pueblo judío ocurrió algo sin precedentes, aterrador. Por primera vez en la sangrienta historia de la humanidad, en un estado moderno, en el centro de un continente civilizado, se puso en marcha una decisión cuyo objetivo era localizar, registrar, marcar, aislar de su entorno, desposeer, humillar, concentrar, transportar y asesinar a cada uno de los miembros de un grupo étnico. Esto no sólo se llevó a cabo en el país en el que se originó el impulso genocida, sino que también se produjeron persecuciones y asesinatos en el continente que deseaban controlar. Y la situación se fue agravando: con el transcurso del tiempo se siguieron vulnerando los derechos humanos en cualquier parte del mundo debido a motivos ideológicos.

El Holocausto ocurrió en un mundo semejante al nuestro. Las ideas y los procesos que condujeron a él, evidentemente, atañen a toda la Humanidad. El Holocausto es una advertencia sobre la capacidad del hombre de cometer asesinatos a gran escala en nombre de una ideología. La coacción antisemita se vio reflejada en las intensas actividades sucedidas por medio de períodos prolongados de engañosa estabilidad. Por mencionar algunas de ellas citamos la campaña antisemita -anterior al comienzo de la guerra- que alcanzó su máxima expresión en tres ocasiones: La primera de ellas fue el boicot económico del 1 de abril de 1933 y la posterior oleada de legislación racial contra los empleados judíos de los servicios públicos y de diversas profesiones. La segunda, las Leyes de Núremberg, del 15 de septiembre de 1935, que pusieron fin a la emancipación de los judíos en Alemania y definieron la "naturaleza judía" en términos raciales. Y la tercera, el pogromo organizado por el Estado, la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, denominado Kristallnacht.

Algunos investigadores consideran que lo que los nazis hicieron al pueblo judío llegó más allá del genocidio. El intento de deshumanizar y posteriormente asesinar a cada uno de los judíos, en todas partes, cualesquiera fuesen sus actividades o creencias, no tuvo precedentes en la historia. La creencia nazi de que los judíos debían ser exterminados por el bien de la humanidad constituye una dimensión que no está presente en otros actos de genocidio cometidos antes o después del Holocausto. Por eso cuando hablamos de Shoá, hablamos de el Mega Genocidio.

Los sobrevivientes constituyen la columna vertebral del recuerdo y la conmemoración del Holocausto en Israel y en el mundo. Ellos fueron los primeros en documentar los años de horror y aún hoy continúan relatando y documentando los dolorosos recuerdos y cumpliendo el precepto "rememora". En su actividad diaria, con su voluntarismo social y creatividad, cada uno en su terreno, los supervivientes conmemoran a las víctimas y contribuyen a la preservación del recuerdo y a su transmisión.

La voz de los sobrevivientes es el eslabón que vincula la historia dolorosa y atormentada del pueblo de Israel en la época del Holocausto y el futuro, la esperanza y la renovación. Queremos arrancar del horror grabado en los recuerdos un mensaje positivo para el mundo –un mensaje de compromiso a los valores del hombre y la humanidad-. El Holocausto pertenece a la herencia universal de todas las personas civilizadas, y es lo que determinó la vara de medida del mal absoluto. La lección del Holocausto debe convertirse en un código cultural de educación en valores humanos, democracia, derechos humanos, tolerancia y moderación, y contra el racismo y las ideologías totalitarias. Ese es nuestro mensaje a la humanidad y nuestra herencia a las generaciones venideras.

“En un momento dado, las lluvias torrenciales cesaron. El lodo se endureció y el viento lo acariciaba cálidamente. La gloria de la primavera estaba entre nosotros, pero no tocaba nuestras almas. Miré los campos verdes a ambos lados del camino. Las hojas nuevas que brotaban de los árboles se extendían buscando el sol, la libertad; los pájaros volaban alto en el cielo, gorjeando y trinando. Yo también hubiese interrumpido en un canto si hubiera estado libre como ellos…”. Sara Plager Zyskind, 17 años, Lodz, Polonia.


-Bibliografía consultada:
Tatelbaum, I. (2014) A través de nuestros ojos, Yad Vashem, 2da. ed., Israel.
Yad Vashem. Recuperado de: www.yadvashem.com, consultado en marzo de 2021.
Fuente: El Entre Ríos.

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