En este marco, dispone que se proveerá ejemplares de especies vegetales autóctonas para la restauración de áreas degradadas, -ya sea por causas naturales o debido a la actividad humana-, cuencas hídricas, banquinas, caminos y parquización de plazas y/o calles, a la vez que se otorgará ejemplares para proyectos forestales públicos o privados.
Según indican en los detalles del escrito, la Secretaría de Ambiente será el órgano de aplicación de la norma y como tal podrá firmar convenios con empresas, universidades y organismos públicos nacionales y provinciales para cumplimentar los objetivos incluidos en la ley.
La puesta en marcha del vivero implica el asesoramiento en el manejo y la producción de las especies nativas apropiadas en una determinada zona o región.
Se define como “especies vegetales autóctonas” a aquellas especies vegetales que habitan y se reproducen naturalmente dentro de un área distribución limitada que abarca total o parcialmente el territorio provincial, y se establece que en la reglamentación se determinarán las especies alcanzadas por la norma.
En los fundamentos del proyecto que ingresó este martes a la Cámara de Diputados, Sergio Kneeteman destaca la significativa importancia de “la conservación de la variedad de la flora nativa entrerriana para lograr el equilibrio en el medio ambiente y la biodiversidad”.
A su vez, hace hincapié en que “es un derecho consagrado en las Constituciones nacional (en el artículo 41º) y en la provincial (artículo 22º) el de gozar de un ambiente sano y equilibrado apto para el desarrollo humano.
En ambos artículos se resalta la importancia de que “las actividades productivas satisfagan las necesidades sin comprometer las de las generaciones futuras” y se establece que tales actividades deben ser “compatibles con el desarrollo sustentable”.