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Fueron casi 20 años los que vivió en España, a donde llegó a mediados de los ’90. Tras un primer intento de regreso fallido, este investigador y docente universitario regresó al país y, a pesar de que no se encontró lo que esperaba, no se arrepiente de su decisión.

David Caballero terminó la secundaria en el Colegio Nacional Luis Clavarino. Luego, estudió en la Facultad de Bromatología de la UNER, donde también fue ayudante en Química Inorgánica. Se recibió como licenciado y dio clases durante algunos años en la ciudad.

Todo cambió cuando quiso concursar la materia Química Analítica Instrumental, cargo al que no pudo acceder porque no tenía hecho ningún doctorado. Eso lo estimuló a tomar la decisión que cambiaría su vida.

“Me negaron el cargo y me recomendaron que haga un doctorado. Y me lo tomé muy a pecho, fui premiado por una de las 30 becas que en ese momento dieron para Latinoamérica y me fui a Valencia”, relató.

A los 26 años, llegó a Europa por primera vez en su vida. “Al mes estaba en pareja con la que después iba a ser la madre de mi hijo, David Nahuel, hoy de 17 años”, contó.

En el viejo continente hizo su Doctorado en Ciencias Químicas, se desarrolló como investigador, dio clases y trabajó en el sector privado. Pero, a pesar de sus éxitos laborales y profesionales, la patria tira. Es así que en octubre de 2001, junto a su pareja y su hijo, llegaron a la Argentina, con intenciones de quedarse.

“Pero ya no tenía ni mis cargos ni mis puestos en la universidad y la cosa estaba realmente fea. Por eso, decidimos volvernos a España. Dos meses más tarde explotó el país”, relató el gualeguaychuense.

Los años pasaron y, a través del programa Raíces, de repatriación de científicos, esta vez la operación de regreso resultó exitosa. Hace tres años volvió a Gualeguaychú.

“Toda la vida había querido vivir en Bariloche, al menos un tiempo. Entonces escribí a la Universidad Nacional del Comahue, pero nunca me respondieron. Así fue que me comuniqué con la Facultad de Bromatología, donde sabía que había un puesto vacante y me recibieron con los brazos abiertos. Estoy dando clases en Química Física, materia que concursé; y en Operaciones Unitarias, que cuando se concurse, me presentaré”, relató el investigador especializado en alimentos y parte del Foro Ambiental.

“Me costó el cambio y me sigo adaptando, pero no me arrepiento de haber vuelto. Es muy gratificante poder hacer lo que uno ama y para lo que se preparó. Eso sí, a mis alumnos les digo que viajen, que conozcan y hagan experiencia. Para volver siempre hay tiempo”, cerró.
Fuente: El Día de Gualeguaychú

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