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El concejo deliberante de Colón recibió este jueves un pedido para declarar como “Patrimonio Histórico Local” al reloj público que se localiza en una de las torres del templo de la Parroquia Santos Justo y Pastor.

La iniciativa pertenece al docente e historiador Alejandro González Pavón y está motivada en que el próximo 9 de agosto el reloj cumplirá 90 años desde su inauguración.

A la nota que recibirán los concejales fue anexada documentación que acredita la fecha, entre ella artículos periodísticos que anunciaban ese acontecimiento y una serie de notas entre las autoridades municipales y el cura párroco de entonces, Pbro. Narciso Goiburu.

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Junto al sacerdote, los funcionarios habían acordando todo lo referido a su instalación, la constitución de una Comisión Pro- Reloj Público y los materiales para su instalación, como así también –tiempo después– el nombramiento de un personal dedicado a su mantenimiento (Exp. N° 237/2021).

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La elección del lugar
Respecto a la elección del lugar para ubicar el reloj público en la ciudad, el Prof. González Pavón comenta: “Desde la constitución de la Comisión Pro–Reloj Público, liderada entre otras personas por el Sr. López, se tenía la idea de instalarlo en el edificio municipal”.

“Pero considerando que este no cuenta con una torre o espacio elevado para ser apreciado, se decidió colocarlo en la torre sur del templo de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, teniendo en cuenta la altura de la torre, su visibilidad y –sobre todo– su mecanismo relacionado en forma directa con las campanas”, continúa en su explicación.

El dinero para su compra fue aportado por el pueblo de Colón.
Desde Francia y en barco
El cura párroco de entonces, Pbro. Narciso Goiburu, era de origen francés y en cercanías a su pueblo natal había un lugar que se dedicaba a la confección de este tipo de relojes.

Fue realizado por la firma Terraillon&co de Perrigny. Es así que un tiempo antes, en uno de sus tantos viajes a su tierra natal, pudo realizar las acciones pertinentes para su adquisición y los trámites necesarios para que lo envíen desde Francia a la Argentina.

En uno de esos viajes, también había podido concretar la compra de las campanas para completar la torre del campanario, cuyo sistema se adecuó de inmediato a la maquinaria del reloj.

Cuando el mismo fue enviado desde Francia a la Argentina, llegó en barco al puerto de Buenos Aires y allí permaneció largo tiempo en la aduana, hasta que hacen llegar la notificación correspondiente a las autoridades municipales para que lo retiren. Es así que la Comisión Pro–Reloj Público notifica de esto al Presidente Municipal, solicitando los recursos económicos necesarios.

Una vez en Colón –según el testimonio de algunas personas– fue expuesto durante varios días en el atrio de la iglesia en sus cajas originales de madera (una costumbre típica de la época, más considerando que había sido adquirido por suscripción popular). Llegó completamente desarmado y cuando se acondicionaron las instalaciones donde se iba a ensamblar, se procedió a subir las cajas.

El acto de bendición e inauguración –durante la fiesta patronal del 9 de agosto de 1931– se anunció en los medios periodísticos de la época (diario El Entre Ríos y diario Del Pueblo). La comunidad se agrupó frente al atrio no solo para participar de las procesiones patronales que se realizaban año tras año, sino también para ser testigos de ese acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia de la ciudad.

Según los escritos periodísticos, al poco tiempo el reloj dejó de funcionar con exactitud y aparecieron las críticas por la inversión generada. De inmediato, las autoridades municipales solucionaron el tema, nombrando un personal específico para su mantenimiento.
Testigo de acontecimientos importantes
En 1981, el diario El Entre Ríos publica un breve artículo en referencia al reloj y sus 50 años de funcionamiento en la torre de la iglesia. Y así, a través del tiempo, el reloj fue testigo de muchos acontecimientos importantes.

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Entre ellos, uno de los más recordados fue el 15 de abril de 1934, cuando se procedió a trasladar los restos mortales del Dr. Herminio Juan Quirós desde el cementerio de la Recoleta (Buenos Aires) al cementerio de Colón. Cuando llegaron al puerto en el vapor de la carrera “Tritón”, custodiado de un cortejo fúnebre interminable del que participaron personas de todo el país. Antes de ir al cementerio, el Pbro. Narciso Goiburu –previa autorización del Obispo Arquidiocesano, Mons. Zenobio Guilland– celebró misa de cuerpo presente en el templo parroquial.
Parte de nuestro acervo cultural
Sobre las razones para declarar al reloj público “Patrimonio Histórico Local”, el autor de la iniciativa argumenta: “Es necesario reivindicar estos elementos que forman parte de nuestro acervo histórico–cultural y que son resultado del esfuerzo, la acción, decisión y empeño de muchos ciudadanos”.

Para Alejandro González Pavón, “es nuestro deber preservarlos de la mejor manera posible, transmitiendo a las generaciones presentes y futuras su historia y el proceso que llevó a que hoy lo podamos disfrutar”.
Fuente: El Entre Ríos

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