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Los datos surgen de una encuesta realizada por la licenciada Sandra Miguez para el Círculo de Mujeres Periodistas del Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación (Setpyc), cuyos resultados fueron presentados en el Primer Encuentro de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina, realizado en La Pampa en noviembre de 2018.

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La encuesta reveló que el 76% de las periodistas entrerrianas sufrió agresiones psicológicas; el 72% recibió insinuaciones o coqueteos que experimentó como acoso; en tanto el 68% se sintió descalificada por el hecho de ser mujer frente a compañeros varones.

Por otro lado, el 52% sufrió al menos una situación de acoso en el ámbito laboral, mientras que el 64% presenció o conoció el caso de alguna colega acosada en su trabajo.

Respecto del tipo de acoso, el 52% sufrió insultos verbales y el mismo porcentaje registraron otros dos ítems: abuso de autoridad o poder, e intimidación verbal, escrita o física. En tanto, el 44% padeció situaciones de humillación en público; el 12% fue amenazada con perder su trabajo por embarazo o licencia por cuidado de hijos; el 16% recibió amenazas o insultos por internet y el 4%, amenazas anónimas.

Otro dato que surge del sondeo es que el 92% de las periodistas escuchó comentarios o chistes de connotación sexual sobre mujeres en su ambiente laboral.

En tanto, el 32% fue tocada sin su consentimiento su lugar de trabajo; el 16% sufrió agresión física; y también el 16% recibió propuestas o insinuaciones de favores sexuales en relación a cambio de algún beneficio profesional o material.
Mantener el anonimato
La encuesta fue “una primera aproximación y un primer intento de sistematizar información para analizar las condiciones de nuestra tarea”.

En las conclusiones del trabajo se señaló como un dato fundamental que la mayoría de las encuestadas prefirió mantener el anonimato al brindar las respuestas. “Esto sugiere el grado de presión al que estamos sometidas las mujeres en nuestros propios espacios de trabajo, el temor que encierra la posibilidad de ser despedidas o sancionadas, ya que a quien se denuncia por lo general, es un jefe inmediato o personas que tienen mayor injerencia en el ámbito laboral”, se lee allí.

Otro punto que se destaca es el contexto actual de “restricción y cierre de medios, lo que hace que el mercado laboral de los medios de comunicación esté cada vez más limitado y por ello la posible denuncia es desestimada, como parte de los mecanismos de resguardo frente al riesgo de la pérdida de la fuente de ingreso y como estrategia de autocensura”, se señala. Esto asimismo supone “una doble amenaza para aquellas trabajadoras de los medios que, en caso de hacer efectiva una denuncia, no encontrarían otro espacio de trabajo en otros medios, con lo cual se ven obligadas al silencio y a soportar diferentes formas de abuso y acoso”.
Fuente: APF Digital

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