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El Pbro. Barón saluda a Juan Pablo II
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Por Ricardo Leguizamón

La Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos hizo lo que, de momento, la Iglesia Católica no: aceptar la convivencia "marital" entre un sacerdote y una mujer.

Se trata Carlos Barón, fallecido en junio de 2014, cuyo último destino pastoral fue la Capilla San Javier, de Colonia Ensayo, adonde además ejercía como capellán del Hospital Fidanza, y por eso mismo, era empleado del Estado, en el área del Ministerio de Salud.

A su muerte, la mujer que convivió con él por varios años en inmediaciones del acceso sur a la ciudad, inició en la Caja el trámite para acceder a la pensión, y tuvo respuesta favorable.

Capellanes


Casi todos los hospitales públicos de Entre Ríos cuentan con la figura de capellán, que forma parte de su plantilla de empleados. En el Hospital San Martín, por ejemplo, está Luis Anaya, quien fuera decano de la Facultad Teresa de Ávila de la Universidad Católica Argentina (UCA). También cuentan con capellanes las cárceles que dependen del Servicio Penitenciario de Entre Ríos; y la Policía. En esta última fuerza, el cargo de jefe de la División Capellanía Policial, lo ejerce, con el rango de comisario mayor, el canciller de la curia, el sacerdote Hernán Quijano.

En diciembre de 2011, el arzobispo Juan Alberto Puiggari encabezó el primer encuentro provincial de capellanes policiales, que reunió a 16 sacerdotes de distintos puntos de la diócesis. Les habló sobre "El perfil pastoral del capellán policial".

En esa reunión, Roberto Massuh, entonces jefe de la Policía, hoy secretario de Seguridad del gabinete del ministro de Gobierno, Mauro Urribarri, dijo: "Considero de forzosa necesidad el acompañamiento y auxilio pastoral de los funcionarios y de su familia porque vivimos tiempos difíciles, de cambios profundos, de urgencias y preocupaciones, de situaciones agresivas y de extremo peligro".

Trámite


En el Hospital Fidanza, el cura Barón asistía espiritualmente a los viejos alojados en ese leprosario, que ahora cumple la función de un centro gerontológico. Lo hacía como capellán.

Y por esa labor, cobraba un sueldo del Estado. Y así lo hizo, hasta su muerte, dos años atrás.

Pero a la muerte de un sacerdote, hasta el momento no había ocurrido que una persona alegara convivencia con el fallecido, y reclamara su pensión como empleado del Estado.

Hubo, sí, un trámite de una mujer, que no prosperó, y que alegaba haber dado a luz a dos hijos producto de la relación con un religioso fallecido. La convivencia no se pudo probar y el trámite no avanzó.

Pero en el caso de Barón, sí.

A través de la resolución N° 4.558, del 27 de noviembre de 2014, la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos reconoció el beneficio de pensión para SSR, la mujer que convivió con el cura Barón hasta la muerte de éste, en junio de 2014.

En vida, y como empleado del Estado, el cura aportó a la Caja, por lo que a su muerte sobrevino el pago de la pensión a quien demostró "convivencia marital", según la reglamentación interna del organismo.

SSR demostró el vínculo de convivencia con Barón mediante diversas pruebas. Entre ellas testimoniales y documentales, como por ejemplo bienes adquiridos en común, por ejemplo vehículos. Según fuentes de la Caja de Jubilaciones, la prueba acumulada demostraba el vínculo de convivencia de modo indubitable.

Condiciones


Desde luego que el organismo previsional aplicó, para otorgar el beneficio el derecho público local que rige en materia de jubilaciones y pensiones, esto es el texto de la Ley 8.732, en particular artículo 52°, inciso b) que otorga derechos al conviviente siempre que se acredite que la convivencia haya sido por un término mínimo de cinco años.

La pensión, dice la ley, le corresponde a la personal "con quien el causante hubiese vivido públicamente en aparente matrimonio".

La ley, además, no hace distinción de sexo, con lo cual la pensión podría ser reclamada en caso de convivientes de distinto sexo o del mismo sexo. De hecho, en la Caja de Jubilaciones y Pensiones ya han otorgado pensiones al sobreviviente de parejas de un mismo sexo, aunque en este caso no se trata de miembros del clero.

"Aún antes de la Ley de Matrimonio Igualitario, nuestra legislación ya lo permitía, porque no hace de distinción sexo en el caso del conviviente", dicen en el organismo previsional.

¿Pero qué tipo de convivencia marca la ley?

La convivencia debe ser con "espíritu marital", esa es la interpretación que el área legal de la Caja de Jubilaciones hace de ese apartado de la legislación.

¿Por qué esta convivencia marital?

"Sin involucrarnos en la intimidad de las personas, y el Estado no tiene por qué involucrarse en eso, en averiguar la vida sexual de nadie, sí se ha fijado como criterio jurídico que esa convivencia tiene que tener espíritu marital, en el sentido de ser fundadora de un núcleo familiar –dicen desde la Caja, sin distinguir si la pareja es de distinto sexo o de igual sexo---. Esta convivencia debe generar la codependencia de los componentes. Ahí nace el derecho de pensión. La pensión no es para una relación de amistad, por más que hayan convivido, aunque sea por una necesidad terapéutica de alguno de los dos. La ley habla de convivencia de cinco años, y le agregamos, nosotros, al interpretar la ley, que esa convivencia debe tener espíritu marital, fundacional de un núcleo familiar".

Pero antes de otorgar la pensión a un conviviente, la ley exige "pruebas". ¿Qué pruebas debió presentar la mujer que convivió con el cura Barón?

"Las pruebas que se necesitan para probar la convivencia marital no están taxativamente establecidas en la ley. Pero la ley nos deja indicios –explican en la Caja de Jubilaciones y Pensiones-. El primero, pruebas por escrito, esto es documentación que acredite una convivencia y que descarte que no se trate de una sociedad comercial, que no sea sociedad de hecho o que no sean simplemente amigos. Debe ser una convivencia con espíritu marital, sin interesarnos si la relación es sexuada o asexuada, con fines procreativos o no. Y entre esa documentación que se exige, es la compra de bienes en común, también la existencia de deudas en común, de actividades recreativas en común, que uno enfrente gastos de enfermedad del otro, que los domicilios son coincidentes. Eso es prueba de convivencia. Y todas esas pruebas fueron presentadas en este caso y por eso se otorgó el beneficio de la pensión".

Quién es

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El cura Barón falleció en junio de 2014, a los 61 años, producto de una afección cardíaca.

Había nacido el 1º de julio de 1952 en Crespo, y era el cuarto de cuatro hermanos entre los cuales fue el único que abrazó la vocación religiosa.

Antes de recalar como capellán del Hospital Fidanza, párroco de la capilla San Javier, en Colonia Ensayo, doce años atrás, había conocido distintos destinos pastorales: las parroquias Sagrado Corazón, Fátima, Santa Lucía, San Miguel, todas en Paraná.

En 2002, en una entrevista publicada por El Diario, Barón, un sacerdote muy relevante en Paraná, contó de sus primeros años de formación en el Seminario y de las divisiones que entonces empezaron a asomar en la Iglesia Católica.

"Fueron momentos muy bravos. En ese tiempo y frente a esos cambios que se vivían, el Seminario de Paraná se volvió muy cerrado, lindando con el lefevrismo (N de la R: alude a Marcel Lefevre, el arzobispo francés que pretendió establecer un cisma en la Iglesia Católica, disconforme con los cambios que introdujo el Concilio Vaticano II). Y otros conformaron la congregación del Verbo Encarnado, y se trasladaron a Mendoza", recordó.

Y contó de sus diferencias con uno de los formadores del ala derecha del Seminario, el exTacuara Alberto Ezcurra Uriburu. "Teníamos diferencias abismales con él. Pero a nivel intelectual siempre me respetó, y yo siempre le dije lo que pensaba y no por eso me persiguió. En cambio, otros sí me persiguieron, como (el jesuita Alfredo) Saenz, como el mismo rector (del Seminario Silvestre) Paul. Nosotros queríamos hacer un sacerdocio de pueblo, de promoción del hombre, y en eso nos diferenciábamos bastante de ellos", contó.

Pero luego de un largo trabajo pastoral, terminó sus días en el exleprosario de Fidanza, distanciado del cardenal Estanislao Karlic, y sin mucho trato con el arzobispo Juan Alberto Puiggari.

Hay quienes dicen, además, que concluyó sus días sin el acompañamiento de buena parte del clero.
Fuente: El Entre Ríos

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