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La tradición está impuesta hace años en Gualeguaychú. Todos los días aparecen, a lo largo de las calles céntricas y zonas aledañas, carteles con el nombre y apellido de una adolescente, varias fotos de ella y una veintena de apodos machistas y sexistas, una lista de hobbies burdos y chabacanos.

El cartel concluye con la lista de “mejores amigas”, la fecha en que la joven cumple 15 años y, finalmente, una invitación para que le deseen feliz cumpleaños y para que se propasen sexualmente con la protagonista del cartel.

La situación preocupa porque, curiosamente, en su mayoría son las adolescentes las que se los hacen a otras. El contenido vulgar y sexista preocupa a las áreas educativas y de género. Pero también molestan a los comerciantes que sufren este vandalismo.
Un ritual cargado de machismo

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Sin eufemismos, sin metáforas, sin medias tintas. En tiempos donde la reivindicación de la lucha por los derechos de la mujer está en su punto más alto y con mayor ebullición, las adolescentes de Gualeguaychú hace años que eligieron ser parte de un ritual cargado de simbología machista y sexista, donde la figura de la mujer es denigrada ante los ojos de toda la comunidad.

Y es precisamente un ritual porque muchas veces la escrachada termina figurando en el apartado “Mejores amigas” de otro cartel que en el pasado o en el futuro escrachó o escrachará a otra quinceañera, marcando que el comportamiento grupal y constante es una condición sine qua non en la mayoría de estas acciones.

“Sin dudas, el contenido de esos carteles ponen en juego algún aspecto de la sexualidad, pero además todos están cargados con discursos violentos y machistas que no necesariamente diría que son responsabilidad de esas jóvenes, de esas adolescentes”, afirmó en una charla la titular del de Género y Diversidad Sexual de la Municipalidad, quien además expresó una tremenda preocupación por este comportamiento tan nocivo hacia el género femenino por parte de la nueva generación de mujeres en la ciudad.

Desde el Consejo General de Educación (CGE) también se hicieron eco de esta deplorable tradición y también manifestaron que el tema debe ser abordado inmediatamente, no sólo para frenar la modalidad sino también para focalizar en los comportamientos que sólo ayudan a resaltar los estereotipos negativos de la mujer.

“Son un espanto, un horror. Ninguno de ellos reivindica nada positivo, ni del género femenino ni de las personas en general”, enfatizó la titular del CGE Marta Landó, quien informó que el tema comenzará a estar en agenda.

“Aunque forme parte de una acción colectiva y todas en un grupo de amiga pasen por lo mismo, no deja de ser una especie de bullying. Entonces me pregunto cómo llegamos como sociedad a desligarnos tanto en el proceso de crecimiento, con todo lo complejo que es la adolescencia, como para que un hecho de esta magnitud, totalmente visible, pase desapercibido ante la mirada de todos”, enfatizó Bugnone, quién también informó que abordará esta problemática en los espacios de encuentro, intercambio y formación que venimos desarrollando con las áreas de Juventud y DDHH.

“Tenemos que generar en las escuelas una concientización para evitar esto siga existiendo y sobre la gravedad de esta falta de respeto hacia las compañeras. Debemos buscar mecanismos para que se reemplacen estos comportamientos con otras ideas que fortalezcan las buenas costumbres”, adelantó por su parte Landó.
Carteles sexistas y vandálicos
Además de la preocupante cuestión que genera el contenido de los carteles de las quinceañeras, hay otra cuestión que tampoco puede pasar desapercibida: casi todos los días aparecen nuevos pegados a lo largo de 25 de Mayo, Urquiza, las calles aledañas y las plazas, arruinando sin remedio la fachada donde son pegados.

“Recibimos quejas sobre este tema desde hace años, y es cada vez peor”, informó el secretario del Centro de Defensa Comercial e Industrial de Gualeguaychú Federico Laderach . “Comercialmente, el tema de los carteles atenta por ejemplo contra el proyecto de Centro Comercial a Cielo Abierto, porque lo que busca es el embellecimiento urbanístico. Y esto no es ni siquiera un graffiti con gusto o artístico, sino que es lisa y llanamente vandalismo”, se quejó.

Con sólo caminar unas cuadras por el centro se pueden ver los carteles más recientes, pero también las huellas de los que estuvieron pegados en el pasado. Marina, empleada de una heladería, contó que “el miércoles a las 21 cuatro chicas pegaban uno en la esquina de Chacabuco y 25 de Mayo, y el policía parado frente al Banco Galicia no hizo nada, sólo se quedó mirando”.

“¿Cómo es que la Policía no toma medida cuando alguien daña patrimonio ajeno? El daño a la propiedad privada es delito”, sostuvo con bronca Laderach, quien afirmó además que la solución debería ser conjunta entre las fuerzas de seguridad y la Municipalidad: unos para que ejerzan el control y los otros para que se concientice en las escuelas, se trabaje con los docentes y se baje una línea para educar a los adolescentes.
Fuente: El Día de Gualeguaychú

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