Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
La emigración de familias rurales a pueblos o ciudades deja a los establecimientos educativos de campo con escaso número de alumnos y con negativa proyección de crecimiento vegetativo.
Panorama
Entre Ríos posee actualmente 1.024 escuelas primarias, de las cuales 870 son consideradas rurales. De estas últimas, la mayoría son por aglomerado (ubicadas en poblaciones menores a 2.000 habitantes). Pero hay escuelas denominadas rurales aisladas, alejadas de los centros urbanos, que, en su momento, supieron educar y contener a cientos de niños, niñas y adolescentes de todo el territorio provincial.

Según indicaron desde la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), estas escuelas de zonas aisladas poseen entre 1 y 12 alumnos. Y hay un dato que describe cabalmente la delicada situación: en Entre Ríos ya han cerrado 73 establecimientos educativos rurales.

“Las diferentes políticas agropecuarias, las nuevas maneras de producción y la dificultad de acceso a bienes y servicios, provocó una fuerte emigración del campo a la ciudad”, explicó al respecto la secretaria Gremial de AGMER Paraná, Fabiana Cogno.
De 144 alumnos a 4
Tres generaciones de la familia Pagnone dieron clases en la misma zona rural del Departamento Nogoyá. Lo que ocurrió con esas tres generaciones de docentes es la muestra más clara del éxodo rural que ha sufrido Entre Ríos durante décadas.

“Mi madre dio clases y llegó a tener 144 alumnos en la Escuela rural de este lugar. En cambio, cuando ejercí yo, tuve entre 80 y 90 alumnos. Y ahora, la escuela donde actualmente trabaja mi hijo concurren solamente 4 estudiantes”. Quien lo cuenta es el docente jubilado Edgardo Pagnone. Ayer, 144 alumnos. Hoy, apenas 4.

Su hijo Adolfo así lo confirma. Y agrega: “Entre las causas principales se encuentra la falta de políticas gubernamentales de apoyo a las familias que viven en el campo”.
Los números varían
Martín Müller, titular del Consejo General de Educación. detalló que el número de las 73 escuelas cerradas no es fijo, sino que varía constantemente: “La escuela permanece abierta si hay al menos un solo alumno en la zona. Y si no queda nadie en ese lugar, se hace un trámite administrativo y la escuela se cierra, pero no definitivamente. El edificio queda a cargo del Supervisor”.

El establecimiento vuelve a abrir cuando llega más gente a vivir al lugar. En ese caso, se hace un trabajo desde la Departamental de Escuelas para su reapertura. Este último tiempo se han reabierto establecimientos educativos en la zona de Victoria y Federal. “Pero también se han ido cerrado otras escuelas, ya que es muy dinámico teniendo en cuenta la caída de la población rural”, explicó el funcionario.

La habilitación de plantas “campamentiles” surge como medida para evitar un mayor deterioro de los edificios escolares cerrados. Según reconocen en el área educativa, esta política ha logrado muy buenos resultados ya que se usan habitualmente. Esta iniciativa se encuentra bajo la órbita de la Dirección de educación física para realizar campamentos estudiantiles.
Fuente: Análisis

Enviá tu comentario