Recordatorios, homenajes, discursos, declaraciones a esta monumental obra de la voluntad de un hombre que galvanizó la de miles que lo acompañaron en el sueño liberador de América del Sur. Acompañaron el merecido festejo.
Pero. . . salvo alguna frase suelta, un relleno de oración, en ningún momento se reconoce el trabajo, la colosal actividad que desplegaron y que, haciendo un análisis más o menos racional, todo aquello que logró el padre de la Patria no se hubiese conseguido sin la participación, entrega y saberes de. . . <i>los artesanos cuyanos.</i>
<b>Hiladoras y tejedoras, corambreros, marroquineros y talabarteros, herreros forjadores y batidores, tallistas de la madera, preparadores de la pólvora y las municiones. En un mundo preindustrial, el éxito de la hazaña recayó en las espaldas -mejor dicho en las manos- de los artesanos cuyanos, quienes al frenético ritmo marcado por Fray Luis Beltrán, "setecientos operarios ordenaban, creaban, replicaban en los talleres de remonta las necesidades que el general priorizaba".</b>
Pero aún estaba la contribución voluntaria, patriótica y desinteresada de una cantidad no mensurada de mujeres, ancianos y niños -artesanos no ingresados al Ejército- pero que sin estar "levados" o "enganchados", aportaron desde el todo Cuyo artesanal los elementos necesarios para la gesta.
Estimo que los artesanos hubiesen merecido un reconocimiento mayor a 200 años de cruce de los Andes
<b>(*) Palabras del profesor Eduardo Emanuel García Caffi, presidente de Instituto Nacional Sanmartiniano.</b>
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)