Quema del Muñeco

“Barro, lluvia y la emoción de pibes y padres”: la mirada de un fotógrafo de otra ciudad sobre un fenómeno colonense

Jerónimo Fernández es un fotógrafo de Gualeguaychú. Como reportero gráfico trabajó en Perfil, La Nación y Clarín; y ahora se dedica a eventos sociales y empresariales.

Sin embargo, en la noche del martes 20 de septiembre vivió una experiencia diferente en su carrera, a tal punto de que decidió contarlo por redes sociales.

Esto se llama "quema del muñeco". Lo festejan en Colón el 20 de septiembre desde hace ya varios años. Ayer fue la primera vez que se hizo bajo la lluvia, así que tuvimos que mojar las cámaras.

Comenzó con una bendición, cantos, antorchas encendidas, caminata de unos 2 km (quizá un poco más), corridas, barro y como ven, ¡lluvia!

La experiencia es hermosa, mucha adrenalina, la emoción de los pibes, más aún de los padres. Calle a calle la ciudad se paraba para saludarlos y alentarlos.

¡Escenario, baile, banda!

Si se acuerdan, los invito a ir el año que viene.

Unidos, sin competencia
La visión de un profesional acostumbrado a posar la mirada sobre fenómenos sociales y a través de una imagen convertirlos en inmortales, suele ser particular.

También lo es la de alguien ajeno a la idiosincrasia de un lugar, que quizá verá con sorpresa aquello que para los baqueanos pasará desapercibido.

Jerónimo Fernández vivió por primera vez la Quema del Muñeco en Colón, contratado por la madre de un egresado.

“La emoción que genera en los chicos, muchos llorando y abrazándose”, destacó el fotógrafo en diálogo con El Entre Ríos.

Y si algo faltaba para sumarle mística al momento, la lluvia haría su aporte.

“Me llamó la atención que –pese a la lluvia- la gente se bajaba de los autos para alentar a los gurises. Desde los comercios salían, tanto los clientes como los que atendían, a sacar fotos o filmar”.

Para el Gualeguaychuense, es digno de resaltar el espíritu de grupo y la solidaridad de los jóvenes que integran PECU (Promociones Estudiantiles Colonenses Unidos).

“En este tiempo, con tanta individualidad, se van perdiendo las actividades que ayudan a trabajar en equipo. Acá se veía que estaban todos unidos, incluso pibes de diferentes colegios. Si se les apagaba la antorcha, le pedían fuego a uno de otro curso. No había competencia”, concluye. Y comparte con nosotros algo de lo que su cámara alcanzó a registrar.

Fuente: El Entre Ríos