Día del Maestro

“Entrar en el aula es entrar en un mundo mágico”

Cada 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro en Argentina, con el fin de reconocer la labor diaria que desempeñan los docentes dentro de cada aula. Se eligió esta fecha en conmemoración al fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, en 1888.

En este día tan especial, El Entre Ríos se contactó con una maestra de Concordia para conocer más de cerca cómo se vive esta profesión. La “seño” Etel Godoy es docente en la Escuela Primaria N° 5 “San José de Calasanz”, en el Colegio Los Naranjos y en el Instituto de Profesorado Hermano Septimio.

-¿Qué significa para vos ser maestra?, es la primera pregunta que realizó El Entre Ríos

-Ser seño para mí es un camino repleto de amor, de grandes desafíos, de abrazos únicos, y de huellas inolvidables. Es aprender constantemente de cada niño que toca mi corazón. Es poder acompañar y brindar lo mejor de mí, no solamente en su aprendizaje académico sino poder acompañar desde el amor. Poder tocar su mundo, con mucho respeto y mucho cuidado.

-¿Qué es lo que más disfrutas de enseñar?

-Lo que más disfruto de ser seño es estar con los niños. Ellos son sabios, son grandes maestros. Entrar en el aula es entrar en un mundo mágico, es ahí donde comienza la gran conexión entre el maestro y ese alumno. Esa mirada que te transmite todo.

Conectar con las diferentes cosas que se presentan en distintas etapas de ese niño. Cuando estás en primer grado con esa fantasía, con esa ingenuidad que te hace buscar mundos maravillosos para poder presentárselos. Luego, ese niño adolescente que está cambiando y que necesita de tus consejos, que necesita de tu acompañamiento, de tu entendimiento.

La verdad es que soy una bendecida al ser seño porque cada niño que pasa por mí es amor, es un aprendizaje continuo, pero de vida. Realmente queda en el corazón para siempre. El mundo de la educación tiene ese privilegio de que nos conectamos a través del ser, a través del sentir.

-¿Qué aprendés vos de tus alumnos en el día a día?

-De mis alumnos aprendo constantemente. Son ellos los que me enseñan a mirar al mundo desde diferentes lugares. Desde lo cotidiano, desde el presente, desde sus vivencias. Realmente son ellos lo que me enseñan a mí a valorar el instante que uno tiene con ellos.

Uno espera el día siguiente para volver a verlos, para saber cómo están, ver en qué podemos ayudar, y seguir aprendiendo de diferentes maneras. No hay una manera, hay muchas, y eso es lo fabuloso de la educación. Es un aprendizaje constante, una energía en movimiento, entonces no te permite tener ese momento estático. La maravillosa magia que tiene la educación, siempre hay más.

-¿Qué mensaje te gustaría darles hoy a tus colegas docentes?

-Hoy a mis colegas les diría gracias. Gracias, seño.
Gracias por ese abrazo, gracias por esa mirada con amor, gracias por esa presencia, gracias por ese “no” a tiempo, gracias por ese compartir. Y que no olvidemos esa llamita que encendimos aquel día que dijimos, “Sí, por este camino”, uno elige este camino de la educación, entonces lo tiene que hacer con pasión, con vocación.

Recordar siempre que la educación nos da la oportunidad de seguir, de buscar, de encontrarse, de aprender. Que nosotros tocamos el mundo de cada uno de nuestros niños y que la huella queda para toda la vida.

Y que la huella que dejan ellos en nosotros también queda para toda la vida, y que pasan cosas maravillosas cuando encontrás a tus alumnos que ya han crecido y te dicen “seño”, y te transportan a ese momento, y ese instante es invaluable.

Son valores únicos. Lo que uno vive en la educación no es un valor económico, sino que es un valor de amor, que es energía para toda la vida. Así que siempre gratitud infinita a este mundo de la educación que me permite conectarme con esos corazones que son grandes maestros para mí. Así que, a todos los docentes, gracias por ese día a día.

Fuente: El Entre Ríos